lunes, 13 de abril de 2009

Un huevo para Pesaj‏

By ZIPPORAH PORATH

Los suministros de comida y agua eran criticamente escasos en Jerusalem en Abril de 1948, con la vida dependiendo del arribo y partida de cada shayara (convoy). Ninguno habia llegado por mas de una semana. Entonces, milagrosamente, justo antes de Pesaj, un enorme convoy se las arreglo para pasar a traves del bloqueo arabe intacto con mas de 200 caminoes de comida y suministros esenciales para la fiesta.
Un programa de racionamiento ya habia sido instituido para asegurar la escrupulosamente justa distribucion del casi inexistente suministro de comida de Jerusalem (y luego agua). Se me habia dado una tarjeta de racion de estudiante valida para un almacen especifico en el centro de la ciudad.
Afortunadamente, otros estudiantes y yo habiamos estado recibiendo paquetes de casa de tiempo en tiempo (antes que las dificultades comenzaran). Sabiendo que lo peor estaba aun por venir, nosotros manteniamos reservas. Casi no podia ser encontrada comida en los negocios. Una comida en un restaurant consistia de una asi llamada sopa de papas aguada y un simulacro de salchicha, sin forma de saber de que estaban hechos.
Luego de muchos malestares estomacales, me rendi en comer afuera, junto con unos pocos amigos, decidimos juntar nuestras reservas y preparar comidas en nuestros alojamientos de estudiantes. Es fascinante lo que la leche en polvo y huevos en polvo pueden hacer para revivirse uno al otro cuando tu los espolvoreas con amor y esperanza y los mezclas bien. Nuestra primera comida fue tallarines en sopa de leche en polvo y ensalada de sardina de lata, con agua caliente y una pizca de cafe instantaneo. Al dia siguiente alguien aparecio con una lata de piña en rodajas para el postre.
Con el arribo seguro de esta gran convoy de comidas de Pesaj, se anuncio una racion especial. A los estudiantes (sin dependencias con la comida) se les asigno un huevo a cada uno. Sin embargo, llegar a la ciudad para el almacen no fue asunto facil. El viaje a traves de la ciudad era peligroso. Explosiones y tiroteos eran rutina.

Los amigos de la cooperativa de alimentos acordamos que no tenia sentido para todos nosotros arriesgar nuestras vidas, encima por un huevo, entonces lo echamos a la suerte. El ganador recogeria las raciones para todos nosotros. Aunque yo nunca habia ganado una loteria, esta la gane.
Con nuestras tarjetas de racion seguras en mi bolso, yo respire profundamente y aborde el autobus, el cual pasaria a traves de Romema y otros distritos arabes. Las protecciones de hierro sobre las ventanas nos protegian de las granadas de mano, pero yo tuve que mantener mi cabeza baja casi todo el camino para evitar a los francotiradores.
El almacenero acepto las tarjetas de racionamiento y puso nuestras porciones de margarina, queso y otras cosas en un paquete. El gentilmente envolvio los huevos en papel de diarios y tiernamente los coloco por encima.
Yo los protegi vigilantemente durante todo el arduo camino en autobus. Entonces, Bingo, justo frente a la entrada de nuestro edificio, no vi un escalon. Mis tesoros salieron volando. Mis compañeros de cuarto esperando mi llegada estaban consternados pero inmediatamente se apuraron a juntar los restos pegajosos de los huevos. Nosotros agregamos matza en trozos, leche en polvo y huevos en polvo e hicimos un omelette, una delicadeza inimaginable.
Esa preparacion de rechupete continuara por siempre en mi memoria de lo que fue celebrar Pesaj en la Israel pre-estatal durante el peligroso sitio a Jerusalem.



La autora es una olah veterana, escritora freelance y autora de Cartas desde Jerusalem 1947-1948.
Fuente: Jerusalem Post

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