domingo, 30 de enero de 2011

ES POSIBLE LA CREENCIA EN LA REVELACION EN LA ERA POSMODERNA?

La era posmoderna en que vivimos plantea retos sin precedentes para los cimientos sobre los que se basa la fe tradicional. Aquellos de nosotros que hemos recibido una educación religiosa conservadora ("c" minúscula) fuimos nutridos con las certezas de la tradición judía: El Todopoderoso creó el mundo en seis días, reveló la Torá a Israel en el Sinaí y redimirá a su pueblo, y con ellos a todo el cosmos, en el final de los días. Hasta el final de los días, estamos obligados a seguir la voluntad de Dios expresada a través de los mandamientos de la Torá.
A grandes rasgos, eso lo resume todo - la creación, la revelación y la redención con la Torá y las mitzvot en el ínterin. Hemos absorbido en forma y contenido las palabras iniciales de Maimónides en su Mishne Torá: "Es la base de las bases y el pilar de toda sabiduría saber que hay algo [es decir, Dios] que existía antes que cualquier otra cosa."
El contorno del discurso posmoderno es muy diferente.
Vivimos en un mundo de verdad relativa, realidad subjetiva y "narrativas" personales. Las afirmaciones de alguna verdad metafísica son recibidas con escepticismo en el mejor de los casos y más a menudo con desprecio.
La postmodernidad está basada en la distinción platónica entre formas ideales y casos particulares. Platón hizo uso de la famosa parábola de la cueva. Los desafortunados que moran en la sombra de la cueva equivocan sus percepciones (casos particulares) de la verdadera realidad (las formas ideales).
Veintidós siglos más tarde, Immanuel Kant trazó una distinción similar entre la realidad en sí misma (das Ding an sich), el noúmenon, y las meras percepciones de la realidad, el fenómeno. Nosotros no percibimos el mundo tal como es. Sólo una imagen de la realidad se vuelve conocida para nosotros a través de nuestras percepciones sensoriales subjetivas.
Hoy en día vivimos en un mundo en el que somos atacados por los medios de comunicación y estamos conectados a través de Internet. En efecto, la realidad virtual imita la realidad e incluso la suplanta a veces. Mientras que en el pasado las investigaciones filosóficas se enfocaban en la correspondencia entre el mundo de nuestros sentidos y el mundo tal como es, hoy nos preguntamos si hay realmente algo más allá de nuestras percepciones sensoriales subjetivas. Hay alguna sustancia detrás de la gran cantidad de imágenes que invaden nuestra conciencia y se imprimen en nuestras mentes? El desafío único que la posmodernidad plantea a la fe tradicional no se refiere a determinados artículos de la fe como tal - la existencia de Dios o el origen divino de la Torá, por ejemplo. El posmodernismo no socava tanto lo que nosotros creemos como la forma en que creemos.
Estamos acostumbrados a pensar que nuestras creencias básicas como derivadas del cuerpo de la tradición señalan de una manera clara verdades metafísicas objetivas. Esto es lo que quiero decir con "la forma en que creemos."
La posmodernidad está en desacuerdo con esta forma de creer.
Los sistemas de creencias son vistos como productos de la civilización en particular que los generó. Sería el pecado capital de la posmodernidad insistir en la superioridad absoluta del sistema de creencias de una civilización por sobre el de otra. Como cuestión de hecho, la posmodernidad es hostil a cualquier sistema de totalización de la creencia o método interpretativo. El filósofo posmoderno francés Jean Francois Lyotard lo expresó así: "Simplificando al extremo, yo defino lo posmoderno como la incredulidad hacia las meta-narrativas." (Por meta-narrativas Lyotard quería significar narrativas integrales como la redención de la humanidad en el Cristianismo, el utopismo de Marx o el triunfo de la ciencia.) Las ramificaciones de las opiniones en conflicto son muy importantes para los miembros de la comunidad ortodoxa moderna. Por un lado, respetamos el derecho del otro a sus creencias, aún cuando ellas pueden diferir sustancialmente de los nuestras. Nosotros adoptamos los valores democráticos occidentales básicos, tales como la igualdad de todas las razas y entre los sexos. Por otra parte, en nuestras vidas religiosas sostenemos tenazmente la verdad absoluta de nuestra propia meta-narrativa. Vivimos la existencia bifurcada defendida por el maskil ruso de mitad del siglo XIX Judah Leib Gordon como la Haskalá ideal: "Se un judío en tu casa y un hombre fuera de ella."
El llamado de Gordon a divorciar nuestro Judaismo de nuestra humanidad tiene consecuencias serias, si no trágicas para ambos. Yo creo que si adoptamos lo que yo llamo el Principio de Incertidumbre Teológica, podemos comprometernos con un mundo que cuestiona la existencia de verdades objetivas, es sospechoso de la autoridad y se muestra escéptico de todos los sistemas de creencias. Además, nos enriqueceremos a través del proceso.
El Principio de Incertidumbre Teológica surge de las enseñanzas del Rabino Mordejai Yosef Leiner (1800-1854) - a partir de ahora RMY - y su hijo el Rabino Yaacov Leiner, ambos de Ishbica.
Consideremos el siguiente comentario que ofrece RMY en su obra Mei Hashiloaj (en adelante MH) en Parashat Itró: "Yo [Anoji] soy el Señor tu Dios." El versículo no dice Ani, porque si dijera Ani eso implicaría que Ha Kadosh Baruj Hu reveló entonces la totalidad de Su luz a Israel, excluyendo la posibilidad de profundizar más en sus palabras, porque todo está ya revelado. La letra kaf [de Anoji], sin embargo, indica que la revelación no es completa, sino más bien una estimación y comparación para la luz que Dios revelará en el futuro."
La kaf de Anoji es la kaf hadimaion, la kaf de comparación.
La traducción correcta del versículo sería "Yo soy como el Señor ...!" Incluso la revelación en el Sinaí, el paradigma de todas las revelaciones posteriores, debe ser comprendida como una visión parcial e incompleta de lo divino en tanto "como si".
Esto me llegó como un verdadero shock, teniendo en cuenta mi anterior creencia que la revelación en Sinaí era perfecta y que la historia judía posterior es un esfuerzo por recapturar la claridad de ese momento prístino e íntimo con Dios. El MH no sólo afirma que la revelación de Dios es imperfecta, sino que debe ser así.
"La razón del mandamiento de" no te harás un ídolo "[sigue al mandamiento de Anoji] ... se debe a que un ídolo es cortado según dimensiones específicas, perfectas, sin nada ...esto es para enseñarnos que nada es revelado al hombre por completo. "
Si uno fuera a afirmar perfecta claridad y comprensión, estaría transgrediendo el segundo mandamiento de construir un ídolo. La certeza y la comprensión perfecta sólo existen en la visión del mundo idólatra, donde los dioses son de dimensiones distintas y finitas. RMY iguala certeza con idolatría.
La comprensión total de lo divino no deja lugar para el desarrollo humano y es una distorsión de la revelación.
Esto se debe a que Dios y su voluntad son infinitos, y nosotros los mortales somos finitos con capacidad limitada para entender.
Insistir en el conocimiento perfecto de Dios y su voluntad es necesariamente idolatría en que la "percepción perfecta", al final del día, resulta ser solo una proyección de nosotros mismos.
Las palabras del Tania aquí son muy pertinentes: "... para que el hombre visualice en su mente todos los conceptos que desea concebir y entender - todos como si estuvieran dentro de sí mismo. Por ejemplo, si quiere contemplar la esencia de la voluntad o la esencia de la sabiduría o de la comprensión ... y similares, el las visualiza como si ellas estuvieran dentro de sí mismo. Pero en verdad, Hakadosh Baruh Hu "alto y sublime" y "Santo es Su nombre." Es decir, Él es santo y separado muchas miríadas y grados de separaciones hasta el infinito por encima de la calidad, el tipo o clase de alabanzas que las criaturas podían entender y concebir en su intelecto "(Shaar Haijud Veha'emuna, capítulo 8). Nosotros seremos culpables de crear a Dios a nuestra propia imagen.
En su comentario anterior sobre Parashat Itró, RMY establece una distinción clara entre "Dios tal como es" y "Dios tal como es percibido." El espacio entre los dos es ocupado por la incertidumbre. Me refiero a esto como el Principio de Incertidumbre Teológica.
El Rabino Yaacov Leiner declara esto muy claramente. "La creación no es más que un velo generando una apariencia de un mundo distinto de Dios. El Bendito estableció un escudo y una barrera ocultando su luz en este mundo ... a fin que las personas deban experimentar por sí mismas como creaciones independientes y autónomas. Con este fin, Dios creó el árbol del conocimiento del bien y del mal - es decir, el árbol de la incertidumbre que envuelve al mundo entero en el que se oculta la luz divina en la medida en que es posible poner en duda la existencia misma del creador " (Beit Yaacov, Parashat Bereshit 6). Las consecuencias del enfoque de Ishbica son monumentales tanto en el plano individual-religioso como en el meta-narrativo. En el plano individual-religioso, previo a este enfoque nosotros generalmente igualabamos certeza y la fe firme como siendo más "religioso". De hecho, de acuerdo con el Principio de Incertidumbre Teologica del MH y Yaacov Leiner, es todo lo contrario. La incertidumbre es una parte esencial de la topografía espiritual en que habitamos creada por Dios. Es precisamente en el paisaje de la incertidumbre donde nos desarrollamos como seres religiosos.
En el nivel meta-narrativo, Ishbica nos enseña que un sistema con pretensiones de explicarlo todo en los términos más seguros debe ser ingenuo e ignorante del mundo complejo y cambiante en que vivimos. Nuestra meta-narrativa debe contener un principio que sea diametralmente opuesto a la naturaleza misma de las meta-narrativas: la incertidumbre. El Principio de Incertidumbre Teológica hace una tradición judía no obsesionada con reconstruir las épocas de percibida perfección, en vez de participar en el presente constantemente cambiante con sus infinitas posibilidades y sorpresas.
Nuestra tradición posee la fuerza y resistencia para enfrentar los desafíos de la posmodernidad. Nuestra exposición a la posmodernidad en realidad puede dar frutos importantes. Debemos, sin embargo, evitar el cinismo y la sospecha que son las consecuencias nocivas de la posmodernidad. Para nosotros el Principio de Incertidumbre debe proporcionar una apertura para la humildad auténtica y una fe más profunda en Dios.Por Herzl Hefter

El autor es rabino en Yeshivá Torat Yosef - Hamivtar.
Fuente: The Jerusalem Post Magazine

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