La palabra hebrea tzedaká es frecuentemente traducida como “caridad”, pero la traducción más correcta sería “justicia o rectitud”. Ello difiere de caridad porque ésta es definida como “un acto de generosidad o de auxilio al pobre. La tzedaká no es meramente un acto de caridad: toda vez que alguien proporciona satisfacción a otros – aún a los ricos- con dinero, comida, o palabras reconfortantes, está cumpliendo esa mitzvá.
Existen muchas mitzvot englobadas dentro de la mitzvá de tzedaká, que a su vez está dentro de un mandamiento más amplio de imitar las virtudes del Todopoderoso. De la misma manera en que D” cuida de nosotros, debemos esforzarnos para ayudar al resto de la humanidad.
Rambam, (Maimónides 1135 – 1204), uno de los grandes codificadores de la Ley Judía, estableció basado en el Talmud, una jerarquía de 8 puntos para esta mitzvá
Dar un presente, prestar dinero, aceptar como socio o arregla un trabajo para alguien, antes de que él necesite pedir caridad.
Hacer caridad con un pobre, donde tanto el donante como el destinatario, no saben la identidad uno del otro.
El donante sabe quien es el destinatario, pero éste no sabe quien es el donante.
El destinatario sabe quien es el donante, pero éste no sabe para quien está donando.
El donante hace caridad aun antes de serle pedida.
El donante da algo a un pobre después de serle pedido.
El donante da menos de lo que debería, pero con semblante agradable.
El donante da con resentimiento pero no expresa esto al receptor.
El Código Judío de Leyes (Ioré Deá 249:3) expresa que si la persona abiertamente demuestra su disgusto, pierde el mérito de haber dado.
¿Cuál es el origen de la mitzvá de tzedaká? La Torá declara: “Si hubiese en ti un menesteroso de uno de tus hermanos, en una de tus ciudades, en tu tierra, la que el Señor, tu D” te concede a ti, no endurecerás tu corazón ni habrás de cerrar tu mano, a tu hermano pobre. Abrir abrirás tu mano a él, y le prestarás lo suficiente para su carencia, lo que le faltara a él (Debarim 15:7-8)”.
¿Cuánto de nuestro ingreso debemos dar de tzedaká? La Torá nos ordena dar un décimo de nuestro ingreso neto a caridad. Es meritorio dar un 20% (Shuljan Aruj – Ioré Deá 249:1). Existen muchos ejemplos de dar maaser en la Torá. Abraham dio a Malkitzedek un 10% de todas sus posesiones (Bereshit 14:20); también con Iaacob (Bereshit 29:22). Existen también diezmos ordenados para sostener a los Leviim (miembros de la tribu de Levi) (Bamidbar 18:21-24) y otro para los pobres del lugar (Debarim 26:12).
¿Cuánto debemos dar a un individuo careciente? El Gaón de Vilna (Lituania, 1720-1797), explicó que el criterio para dar tzedaká está indicado en el versículo descripto en el segundo párrafo citado arriba. Cuando una persona cierra su mano, sus dedos parecen quedar todos a la misma altura. Sin embargo cundo los abre, percibe que cada dedo tiene una altura diferente. Lo mismo se da con la tzedaká: cada pobre tiene necesidades diferentes y nuestra obligación con cada uno varía conforme a su necesidad. El versículo 7 dice: “No abras de cerrar tu mano”, o sea, no des la misma cantidad a todos los que te piden. El versículo 8 continua: “habrás de abrir tu mano a él”, significando: `Percibe que cada persona es diferente de la otra y contribuye de acuerdo al caso´.
¿Cómo separamos el maaser? Muchas veces es difícil para las personas separarse de su dinero. En el primer párrafo de la oración “Shemá Israel…” dice: “Debes amar a tu D” con todo tu corazón, con toda tu alma y con todos tus bienes”. Los sabios del Talmud preguntan: “¿Por qué está escrito “con todos tus bienes”? Respuesta: para algunas personas es más difícil separarse de su dinero que de su propia vida”.
Un método fácil para aquellos que reciben su salario ya deducido de impuestos, es retirar el 10% del valor y depositarlo para alguna institución que realmente lo merezca (aconséjate bien antes de entregar tu dinero. Acuérdate: tzedaká es un “negocio” espiritual. De la misma manera que no invertirías tu dinero en una empresa “tramposa”, no aportes tzedaká antes de asegurarte adonde irán a aplicar tu dinero). Esto hará que tu contabilidad sea honesta y transparente, haciendo más fácil el cumplimiento de esta mitzvá. Aquellos que tienen empresas (donde su cuenta corriente y la de la empresa se confunden) o viven de otras inversiones, deben hacer un balance semestral y separar el diezmo de cuanto ganaron.
La tzedaká debe ser dada con placer y con un semblante agradable. Si un pobre te pide dinero y tu no estas apto para ayudarlo en ese momento, no levantes la vos ni actúes de modo grosero. Solidarízate con él y calmadamente, expresa que te gustaría ayudarlo pero que en ese instante no estas en condiciones de hacerlo. Es loable dar algo a una persona pobre que pide un donativo, aunque sea una pequeña cantidad.
¡La recompensa por practicar la tzedaká es enorme! Durante las oraciones de Iom Kipur recitamos que “Tres cosas anulan un Mal Decreto de los Cielos: Teshuvá (retornar a los caminos de la Torá), Tefilá (oraciones) y Tzedaká (actos de justicia, de rectitud)”.
Por sobre todas las cosas, no dones con cara amargada ni te arrepientas de tus actos de tzedaká (o de cualquier otra mitzvá) que hayas hecho, ¡perderás el mérito de la acción! (para mayores detalles recomiendo enfáticamente el libro “love your Neighbor”, del rabino Zelig Plinskin, páginas 389 a 405.
DVAR TORÁ
Basado en el Talmud Babilónico, Tratado Babá Batrá 10ª
Tornus Rufus, el perverso, gobernados de Palestina en la época de la ocupación romana, preguntó a Rabí Akiva: Si nuestro D” ama a los pobres, por qué no los sustenta?”.
“Para que seamos salvados del Gehinom (infierno) al darles tzedaká”.
“Por el contrario”, dijo Tornus Rufus. “Esto hará que merezcan ir al Gehinom. Voy a contarle una parábola: “Un rey se había puesto furioso con su siervo. Lo mandó a prisión y ordenó que no le diesen comida ni bebida. Un sujeto fue allá y le dio comida al prisionero”. Y continuó: Cuando el rey supiese esto ¿cómo reaccionaría? ¿no estaría furioso? De la misma manera quedara con vosotros, que son llamados en la Torá “Siervos de D” (Los hijos de Israel son Mis siervos, Vaikrá 22:55)”.
Rabí Akiva respondió: “Le voy a contar otra parábola: “Un rey se había enojado mucho con su hijo, lo mandó a prisión y ordenó que no le diesen comida ni bebida. Cierto hombre fue allí y le dio comida al príncipe. Cuando supiese esto ¿cómo reaccionaría? ¿No enviaría presentes y una buena recompensa a ese hombre? Así será con nosotros: en la Torá nosotros también somos llamados “hijos”, tal como está escrito: “Hijos sois vosotros para el Todopoderoso, vuestro D”. (Debarim 14:1)
Pensamiento de la Semana
El dinero, no puedes llevarlo contigo…
¡pero puedes cosechar sus frutos más adelante!
Extraído de: “Meor HaShabat” del Rabino Kalman Packouz
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