Por MARC CHAMPION en Estambul y FARNAZ FASSIHI en Beirut
La participación de Turquía en un intento por resolver dos de los más duros conflictos diplomáticos de Medio Oriente esta semana ha puesto de relieve su surgimiento como un actor clave en la región, después de décadas en las líneas laterales.
El viernes, diplomáticos de las potencias más importantes del mundo iniciaron conversaciones en Estambul sobre el programa nuclear de Irán destinadas a desbloquear una situación de estancamiento de años de duración sobre si Teherán debe suspender la producción de combustible nuclear, un proceso que puede ser utilizado para fabricar armas nucleares así como combustible de grado civil.
Su anfitrión, el Ministro del Exterior de Turquia, Ahmet Davutoglu, habia llegado para conversaciones bilaterales con algunos de los actores el jueves en un vuelo a las 4 am, despues de pasar 48 horas en negociaciones de 24 horas para evitar un potencial conflicto en Libano.
El profundo compromiso del Sr. Davutoglu en ayudar a mediar en la crisis de Líbano, y la elección de Estambul para acoger las conversaciones de Irán, muestran cómo Turquía se ha convertido en un actor importante en Medio Oriente, tal vez el único país de la región capaz de hablar con facilidad a sunitas y chiítas, Hezbolá y Washington por igual, dicen los diplomáticos y analistas.
Ese es un cambio dramático para Turquía, que hacía mucho tiempo se había aislado del mundo árabe, fruto de una economía en auge en busca de un vecindario estable.
Sin embargo, los acontecimientos de esta semana también pusieron de relieve los límites de la influencia turca. El Sr. Davutoglu no consiguió un asiento en la mesa cuando los EEUU, Reino Unido, Rusia, China, Francia, Alemania e Irán pusieron en marcha las conversaciones del viernes. Su papel como anfitrión y no participante, así como las perspectivas inciertas para el éxito en Líbano, muestran los límites de la influencia turca en una región llena de los escombros de fallidas campañas de mediación, dicen los analistas.
Irán se negó el viernes a discutir la suspensión de su programa de combustible nuclear y estableció condiciones difíciles para cualquier nueva conversación, dando pocas señales de progreso. Las negociaciones se deben reanudar el sábado.
Cuando se le preguntó si ser anfitrión de las negociaciones con Irán no era un cáliz envenenado- con pocas esperanzas de éxito sino un riesgo que podría profundizar las sospechas en el Congreso de EEUU acerca del compromiso de Turquía con Teherán- el Sr. Davutoglu dijo que la participación de Turquía no era una cuestión de elección.
"Nuestro interés en esta cuestión no es un lujo", dijo Davutoglu, hablando en su suite del hotel fuera de las conversaciones. Como vecino de Irán, Turquía sería el primer país afectado por "la escalada nuclear en la región, o la tensión entre Occidente e Irán, o las sanciones contra Irán."
El Sr. Davutoglu se ha convertido en un fijo en las crisis en todo el Medio Oriente en los últimos años. Mientras estaba en Líbano esta semana, recibió un respaldo nuevo que, en los términos de la región, significó el ascenso de Turquía como un actor potencia: una invitación para reunirse con el líder aislado de Hezbolá, Seyed Hassan Nasrallah.
Las reuniones con el Sr. Nasrallah, un acérrimo enemigo de Israel y EEUU, están generalmente reservadas para los aliados más fieles de Hezbolá y los líderes influyentes de la región.
"Vamos a hablar con cualquiera. No es un juego de suma cero", dijo Davutoglu. "No puede haber un Irak o un Líbano, donde los sunitas o chiítas, o cristianos en algunos casos, vayab a ganar y los otros a perder."
El gobierno de Líbano se derrumbó la semana pasada después que ministros de la oposición liderada por Hezbolá renunciaron ante la negativa del primer ministro, Saad Hariri, de denunciar la investigación de un tribunal internacional tribunal respaldado por la ONU sobre el asesinato en 2005 de su padre, el ex primer ministro Rafik Hariri. Con los Estados Unidos tomando un asiento trasero y Arabia Saudita retirandose después de un fallido intento por mediar, Turquía se sumó a Qatar para llenar el vacío.
El Sr. Davutoglu dijo que antes de su vuelo por la mañana temprano a Estambul él y su contraparte de Qatar, dejaron un proyecto de propuesta para poner fin a la crisis, y ahora dependía de los libaneses decidir qué hacer a continuación. Él negó informaciones que se retiraba de la tentativa de mediación. También se negó a discutir el contenido del proyecto.
el éxito de Turquía manteniendo una democracia laica en un país de mayoría musulmana, así como su rápido crecimiento económico, son fuentes de envidia entre los árabes educados de clase media, según los analistas. Mientras tanto, el Primer Ministro de Turquía Recep Tayyip Erdogan, se ha convertido en una especie de estrella de rock política en la región después de la adopción de una postura firme contra el antiguo aliado Israel.
"Es un rol muy sofisticado y único el que Turquía está jugando, porque habla con todo el mundo", dijo Rami Khouri, analista político y director del Instituto Issam Fares de Políticas Públicas y Asuntos Internacionales en Beirut. "Creo que la mayoría de los países árabes están comenzando a mirar hacia arriba a Turquía."
Sin embargo, algunos analistas se muestran escépticos de que Turquía se haya elevado al nivel de los resultados que influyen en el Medio Oriente, en lugar de trabajar como mediador. "Esta es una tierra árabe. Los países claves en el Medio Oriente no permitirán que Turquía se robe el centro de atención y se convierta en el hacedor de reyes de Medio Oriente", dijo Timor Goksel, un analista político turco que vive en Beirut.
Los mismos funcionarios turcos explican que las políticas del país tienen costos así como beneficios. Comprometerse con Irán creó tensiones con algunos gobiernos árabes, dijo un diplomático turco de alto nivel. Mientras tanto, Ankara se ha descalificado efectivamente de mediar en cualquier nueva conversacion con Israel.
"No estoy seguro que los iraníes estén haciendo ningún favor a los turcos", dijo Henri Barkey, experto en Turquía en la Fundación Carnegie para la Paz Internacional, con sede en Washington. Él dijo que los beneficios para Ankara en ser anfitrión de las conversaciones con Irán podrían palidecer al lado de los riesgos de provocar una ruptura permanente con Washington, una alianza que dice sigue siendo el fundamento de la credibilidad turca en la diplomacia de Medio Oriente.
El Sr. Davutoglu, sin embargo, dijo que no estaba preocupado. "Nadie debe pensar que la forma propia de Turquía es una alternativa a la forma americana", dijo. "El nuestro es el mismo camino," sólo con tácticas diferentes.
Henri Barkey es experto en Turquia en la Fundación Carnegie para la Paz Internacional con sede en Washington.
Fuente: The Wall Street Journal- Este artículo fue traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba
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