Los aparentes aliados de Estados Unidos están impulsando la propagación del islamismo radical y planteando un peligro directo para la seguridad nacional de EEUU.
A PESAR DEL FRUNCIMIENTO DE CEJAS entre varias docenas de legisladores de EEUU, la administración Obama finalizó recientemente un acuerdo de u$s60 millones en armas con Arabia Saudita, la mayor venta de armas en la historia de América. El paquete, aparentemente destinado a reforzar las fuerzas de defensa sauditas como contrarrestación contra el creciente poder de Irán en la región del Golfo Pérsico, incluye 84 aviones de combate F-15, 178 helicópteros de combate y más de 10000 misiles y municiones de precisión, las últimas comprenden algo del armamento más avanzado en el arsenal de EEUU.
Aparte de las consecuencias potencialmente preocupantes a largo plazo para la seguridad de Israel - y el hecho que es poco probable disuadir a Irán - la venta miope representa una traición a los valores estadounidenses y, de hecho socava, en vez de aumentar, la seguridad nacional de EEUU.
Es cierto que EEUU ha estado vendiendo armas a los sauditas por décadas. No es este tipo de armas avanzadas, sin embargo, lo que garantiza la supervivencia del reino - es el paraguas de defensa estadounidense, que, claramente, es el medio más eficaz de disuadir a Irán de no amenazar a sus vecinos.
Además, una parte importante de este paquete de armas puede muy bien ser utilizada para reforzar a la familia real contra los enemigos internos, lo que plantea una pregunta importante: Debe EEUU estar fortaleciendo a uno de los regímenes más represivos del mundo?
Sólo el pasado mes de septiembre, el presidente de EEUU Barack Obama declaró ante la Asamblea General de la ONU: "La libertad, la justicia y la paz para el mundo deben comenzar con la libertad, la justicia y la paz en las vidas de los seres humanos. Para los Estados Unidos, esta es una cuestión de necesidad moral y pragmática ... Parte del precio de nuestra propia libertad es defender la libertad de los demás."
Pero si estos son valores básicos de Estados Unidos, cómo puede justificar la venta de armamento de última generación a un régimen corrupto y tiránico? Puede EEUU en serio pretender ser un faro de los derechos humanos mientras apuntala a gobernantes autocráticos de un país donde los disidentes son encarcelados sin juicio, las mujeres tienen prohibido viajar fuera de sus casas sin un pariente masculino, las víctimas de violación son azotadas por el delito de "fornicación", y la práctica pública de todas las religiones no musulmanas está proscripta?
Los partidarios de la venta de armas - entre ellos los contratistas de defensa de EEUU quienes cosecharán los beneficios - apuntan a la influencia inherente que llega al ser un importante proveedor de armas. Es sólo debido a esta influencia, dicen, que EEUU puede mantener a los sauditas en el bando pro-occidental, un objetivo estratégico que, por ahora, tiene prioridad por sobre el terrible historial de derechos humanos de los sauditas.
Sin embargo, en ciertas áreas críticas, la llamada influencia de Washington sobre el reino del desierto es más un espejismo que una realidad. Por ejemplo, a pesar de los esfuerzos de la administración para empujar a Arabia Saudita a avanzar hacia la normalización de las relaciones con Israel, está haciendo todo lo contrario, intensificando la aplicación del boicot de la Liga Arabe a Israel. Aunque los sauditas estaban obligados a cesar su boicot como condición para unirse a la Organización Mundial del Comercio en 2005, las autoridades sauditas continuan pidiendo a los proveedores extranjeros, incluidas las empresas de América, confirmar! que los productos exportados al reino no son fabricados en Israel, ni contienen ningún componente de fabricación israelí. Con respecto a cuestiones vitales de seguridad, la aparente incapacidad de los Estados Unidos para ejercer influencia sobre Arabia Saudita es aún más problemática. Casi una década después del 11/S, cuando 15 de los 19 secuestradores que atacaron a los EEUU eran ciudadanos sauditas, los donantes sauditas siguen siendo los principales financistas de Al Qaeda y los talibanes, de acuerdo a los cables secretos hechos públicos por WikiLeaks en noviembre. En uno de tales memorandos, la Secretaria de Estado americana, Hillary Clinton, señaló que estos grupos terroristas "probablemente recaudan millones de dólares anuales a partir de fuentes de Arabia."
Y no sólo Arabia Saudita está haciendo la vista gorda a la financiación del terrorismo - continúa adoctrinando a niños con ideología radical llena de odio. Desde el 11/S, Riad ha prometido en repetidas ocasiones purgar su plan de estudios religioso de las enseñanzas antioccidentales y antisemitas. Esta promesa, sin embargo, sigue sin cumplirse. En el Informe de Libertad Religiosa Internacional de 2010, el Departamento de Estado americano señaló que los libros de Arabia, "continuan conteniendo declaraciones abiertamente intolerantes contra judios y cristianos" y "continuaba declarando que los apóstatas del Islam deben ser asesinados." Bravo por la influencia americana.
Sería suficientemente preocupante si estos libros de texto fueran utilizados sólo en Arabia Saudita. De hecho, son utilizados en miles de escuelas financiadas por los sauditas en todo el mundo, incluyendo, como se revela en un reciente documental de la BBC, el Reino Unido.
Escribiendo sobre la necesidad de la reforma educativa de Arabia Saudita en un artículo de opinión el año pasado en el Washington Post, el subsecretario del Tesoro, Stuart Levey, alto funcionario de contraterrorismo financiero de Estados Unidos, advirtió que "a menos que a la próxima generación de niños se les enseñe a rechazar la violencia extremista, nosotros nos enfrentaremos por siempre con el desafío de interrumpir al siguiente grupo de facilitadores y partidarios de los terroristas."
En otras palabras, los aparentes aliados de los Estados Unidos están impulsando la propagación del islamismo radical y planteando un peligro directo para la seguridad nacional de EEUU. Y a quién estamos engañando? Aún si los sauditas revisan sus libros de texto, sin reformas adicionales no hay garantías que vayan a permanecer en el bando pro-occidental en el largo plazo (alguien se acuerda del Sha de Irán?). Contra quién se volverán entonces las armas sauditas?
Es hora que EEUU haga los futuros acuerdos de armas con los sauditas dependientes de los progresos por derrotar el financiamiento del terrorismo. Además, la administración debería insistir en la reforma genuina política y educativa saudita, la cual, en no poca medida, podría ayudar a contrarrestar al extremismo que alimenta a los mismos terroristas contra los que EEUU está luchando.
Robert Horenstein es director de Relaciones con la Comunidad de la Federación Judía de Greater Portland.
Fuente: The Jerusalem Report- Este artículo fue traducido especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba.
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