La decisión de Barak de dividir fue mala para el Partido Avodá, mala para la imagen de los políticos y la ética de los partidos políticos, pero en última instancia, buena para Israel.
Hace mucho tiempo, cuando un acontecimiento político sucedería en cualquier parte del mundo, los judios preguntaban: "es bueno para nosotros?" o en los tiempos modernos "es bueno para Israel?" Aparentemente estoy fuera de sincronización, debido a que fue la única pregunta no planteada por los cientos de periodistas, analistas, entrevistadores, líderes del partido o simplemente nudniks* a raíz del Barak-gate.
Sí, yo sé que el ministro de Defensa, Ehud Barak, tiene un carácter imposible, que es una catástrofe como líder del partido y, en general, un hombre que a la gente le encanta odiar; yo sé que él ha cometido y probablemente siga cometiendo enormes errores políticos; yo también sé que vivir en las torres Akirov en Tel-Aviv, merece la pena capital, al igual que estar en connivencia con un conocido delincuente llamado Netanyahu, yo sé que la división de un partido es abominable, (a menos que sea realizada por otros, como los diputados de Kadima, Tzipi Livni, Dalia Itzik, el ex parlamentario Jaim Ramón, el presidente Shimon Peres, y el ex primer ministro Ariel Sharon - por nombrar unos pocos). Yo sé que el diputado Eitan Cabel se alegra que Barak esté afuera y que Amram Mitzna y Moshé "Bogie" Ya'alon y Avishai Braverman y Shelly Yachimovich y Amir Peretz y Ben- Simon e tutti gli quanti saltarán sobre la oportunidad de salvar el día y al Partido Avodá.
Sé todas estas cosas, y aún así les pregunto lo obvio: La decisión de Barak de abandonar el Partido Avodá es buena o mala para Israel?
La historia política de Israel ha tenido más que su parte justa de dramática divisiones de partidos - aunque en su mayoría del Partido Avodá. La más famosa fue la decisión del ex primer ministro Ben-Gurion en 1965 de abandonar el Partido Mapai (predecesor de Avodá) y crear Rafi, un nuevo partido político que fracasó en las urnas. Esta división fue mala para Israel, porque retrasó el cambio de guardia en el liderazgo de la nación. Los líderes nuevos y jóvenes, a quienes Ben-Gurion había apadrinado para tomar las riendas en el asiento caliente político, se unieron a el equivocadamente. Así que mientras Moshe Dayan, Shimon Peres, Yitzhak Navon y otros estuvieron esencialmente en exilio político, la vieja guardia se quedó en el poder durante casi diez años más.
Por otro lado, cuando Moshe Dayan dejó el Partido Avodá en 1977 y se unió al gabinete del ex primer ministro Menajem Begin como Ministro de Asuntos Exteriores, fue bueno para Israel. La condición de Dayan para unirse a un gobierno del Likud fue el lanzamiento de una iniciativa de paz con Egipto, y de hecho, fue Dayan quien orquestó la visita del anterior presidente de Egipto Anwar Sadat a Israel - una decisión que desencadenó los acuerdos de paz entre los dos países.
Con el fin de medir el impacto de la decisión de Barak, las alternativas deben ser sopesadas. Políticamente, Barak era un condenado a muerte. En un par de meses habría sido guillotinado por el Partido Avodá. Serían decididas las elecciones primarias del partido, Barak sería invariablemente golpeado y el nuevo presidente del partido, con toda probabilidad optaría por abandonar la coalición. Un nuevo y sin dudas más extremo ministro de Defensa, sería nombrado, es decir más malas noticias para Israel.
Pero las verdaderas dificultades residen en las alternativas que enfrenta el primer ministro Netanyahu. El podría haber añadido más extremistas de derecha en su gabinete y perder la influencia moderada aunque limitada de Avodá. Nuevamente, malo para Israel. O podría haber sido obligado a convocar a nuevas elecciones, en las que el vencedor sería casi seguro Avigdor Lieberman de Israel Beiteinu. También es malo para Israel.
Así que la opción más lógica fue la elegida por Barak y Netanyahu: Barak permanece en la coalición, el gobierno de Unidad sobrevive, la simbiosis excelente entre estos dos políticos continúa, Israel tiene un buen ministro de Defensa, y todavía queda una oportunidad de revivir el proceso de paz. La conclusión es clara: la decisión de Barak fue mala para el partido Avodá, mala para la imagen de los políticos y la ética de los partidos políticos- pero finalmente buena para Israel.
Los que se quedan en el partido Avodá tendrán que consolarse con las garantías de "libertad", "independencia" y "un nuevo comienzo" conque sus líderes condimentan generosamente sus discursos. Escuchando las declaraciones de los diputados Eitan Cabel, Jaim Herzog, Shelly Yajimovich, Yael Dayan y otros, uno puede ser perdonado por confundir a Israel con la Túnez de los tiempos modernos celebrando la caída de su dictador, Ben Ali. Sus feroces y apasionadas consignas pintan un cuadro del dictador Barak siendo finalmente derrocado junt con sus secuaces la formidable Orit Noked o la tiránica Einat Wilf. Gracias al Cielo que ahora Herzog y Cabel son libres para hacer lo que quisieron todos aquellos años, pero no pudieron a causa del feroz Vilna'i Matan y el despiadado Shalom Simhon.
Esto podría haber sido tan cómico si no fuera tan triste.
El escritor es un ex diputado del Partido Avodá y biógrafo oficial de David Ben-Gurion y Shimon Peres.
Fuente: The Jerusalem Post- Este artículo fue traducido especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba.
* Nudnik: pesado.
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