martes, 25 de enero de 2011

Atentado terrorista en Rusia y los sospechosos de siempre

El ataque contra el principal aeropuerto ruso Domodédovo situado a unos cuarenta kilómetros de la ciudad de Moscú, el día 24 de enero de 2011 a las 16.40 hora local, presuntamente cometido por un suicida caucásico que portaba una bomba equivalente a 5 kilos de TNT, cuya detonación causó, en principio, 35 muertos y más de 130 heridos, -35 de ellos en grave estado- induce naturalmente a sospechar de los jihadistas islámicos, en este caso chechenios, perpetradores de la mayoría de los ataques terroristas que se producen en el mundo. La letal carga explosiva contenía además piezas de metales y tornillos para producir más víctimas y daños entre los centenares de pasajeros que estaban aglutinados en las cercanías de las puertas donde arribaban los vuelos internacionales. Aviones procedentes de Londres, Bruselas, Grecia, Ucrania y Egipto, habían aterrizado en los 30 minutos previos al atentado, hecho que favoreció la gran concentración de gente.

En total, ochenta equipos de emergencia se han desplazado a la zona y han trasladado a los heridos a los hospitales. El tráfico aéreo sigue abierto en el aeropuerto aunque los vuelos salen muy espaciadamente.

El portavoz oficial del Comité de Instrucción de Rusia (CI), Vladímir Markin, ha confirmado que se trata de un atentado suicida. "Todo parece indicar que la explosión fue obra de un terrorista suicida. Ahora se está tratando de establecer su identidad y de qué manera llegó al aeropuerto". Según trascendió de fuentes de seguridad rusas, la cabeza del supuesto terrorista suicida ha sido hallada en el aeropuerto, se trataría de un hombre de apariencia árabe, de entre 30 y 35 años, que posiblemente fue quien activó el artefacto explosivo.

Poniendo al descubierto una manifiesta incapacidad y gruesas fallas en la coordinación de seguridad, una fuente policial declaró a la agencia de noticias RIA Novosti que los servicios secretos rusos fueron advertidos con antelación de un posible atentado en un aeropuerto moscovita. "Los servicios secretos fueron advertidos de un posible atentado en uno de los aeropuertos capitalinos y buscaban a tres sospechosos. Pero éstos consiguieron penetrar en el territorio del aeropuerto, constataron que su cómplice ejecutó la explosión y abandonaron la terminal". El terrorista suicida, por lo visto, fue traído en un coche y entró sin dificultades en el edificio del aeropuerto. Luego subió al segundo piso donde no hay guardias de seguridad ni detectores de metal y activó la bomba que llevaba consigo.

Tardíamente, la Policía de Moscú se ha puesto inmediatamente en máxima alerta con un dispositivo de vigilancia en toda la capital, el metro y los otros dos grandes aeropuertos rusos, Cheremetievo y Vnúkovo.

En una declaración formulada por televisión, estando en compañía de funcionarios de su gobierno, el presidente de Rusia, Dmitry Medvedev, quien lucía visiblemente abatido, dijo que "Después de los eventos similares anteriores, hemos aprobado una legislación apropiada, y tenemos que comprobar cómo se ha aplicado." En su alocución, Medvedev, que suspendió su visita al Foro económico de Davos en Suiza, y prometió ayuda a los familiares de las víctimas, se refería elípticamente entre otros atentados terroristas anteriores, a dos aviones que despegaron desde el aeropuerto de Domodédovo de Moscú que fueron volados por mujeres suicidas de Chechenia en agosto de 2004 matando a un total de 90 personas, a un ataque contra un tren de alta velocidad de lujo entre Moscú y San Petersburgo que mató a 27 personas en noviembre de 2009 y a los dos atentados suicidas con bombas sufrido por su país el 29 de marzo de 2010 en el metro de Moscú , que mató a 40 personas y fueron ejecutados por dos mujeres conocidas como "viudas negras del Cáucaso y reivindicados por el líder terrorista chechenio, Doku Umarov, quien había advertido que la guerra estaba llegando a las calles de Rusia.

Ora por pragmatismo, ora por inescrupulosidad, no obstante haber sufrido desde hace más de una década una gran cantidad de cruentos atentados por parte de fundamentalistas islámicos, el Kremlin construyó a la República Islámica de Irán- uno de los países que más financia y arma a grupos terroristas como Hezbollah y Hamas- en agosto de 2010 la primera central nuclear en la ciudad portuaria de Bushehr, en el sur del país persa. Asimismo provee a Siria, otro patrocinador del terrorismo, de misiles y sistemas balísticos. Es por ello que la repetida cantilena del presidente ruso Dmitry Medvedev, quien anunció que los organizadores del ataque serán "localizados y castigados, no tiene credibilidad, ni merece respeto.”


Rubén Kaplan

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