viernes, 2 de enero de 2015

  Halaja of the Day
11 de Tebet de 5775
Este Shabbat terminaremos el libro de Bereshit.  El primero de los cinco libros de la Torá incluye una fascinante historia, entre las lineas de la narrativa principal, que vale la pena analizar, quizás hoy mas que nunca.  Se trata de la historia de la fraternidad, la relación entre hermanos.  A lo largo de Bereshit esta relación se va desarrollando, va evolucionando, desde el asesinato hasta la convivencia.  
La historia de los primeros hermanos de la Torá, como ya sabemos, terminó muy mal. Abel ofreció un sacrificio a HaShem, en agradecimiento a todo lo que recibió del Creador. Dio de lo mejor que tenía. Y su sacrifico fue aceptado.  Cain, por el otro lado, se comportó con más avaricia y fue menos apreciativo. Su ofrenda a HaShem consistió en sus sobras. Le ofreció a HaShem lo que él, de cualquier manera, ya no necesitaba. Su sacrificio fue rechazado. Pero Cain en lugar de reflexionar en lo que él hizo mal, se volivó contra Abel, como si su hermano tuviera la culpa de su propio fracaso. HaShem trató de hacerle entender a Cain su error, la transferencia de culpa, y también le explicó la solución, "halo im tetib, se'et", "Si te esfuerzas más, tu sacrifico será aceptado". Pero Cain no quizo escuchar. O quizás escuchó pero eligió ignorar el consejo de HaShem, porque siempre es más fácil destruir a la competencia, que mejorar el propio accionar.  Y su frustración personal la trasformó en celos y envidia por el éxito de su hermano Abel.   Y así es como Cain terminó asesinando a su hermano Abel. 
La relación entre hermanos no mejoró mucho. En realidad, en el libro de Bereshit la fraternidad parece la relación mas dificil de sostener.  Ishmael envidia y, de acuerdo a los Jajamim, intenta matar a su hermano Itsjac.  Las situación no mejora entre Yaaqob y Esav, quienes se enfrentan desde el vientre materno. Yaaqob y Esav no son sólo dos hermanos muy diferentes, son dos concepciones opuestas de la vida. "Lo que Esav desprecia con su talón, (la primogenitura,  la continuidad del legado de Abraham e Isaac, la dimensión espiritual de nuestra existencia, etc.) Yaaqob lo tiene en el alta estima".  De Esav sabemos explícitamente que quería vengarse y matar a su hermano Yaaqob.   
Luego llegan los hijos de Ya'aqob, donde nuevamente encontramos conflictos parecidos. Celos, envidias y una nueva lamentable dimensión: "vaisneu oto", "y los hermanos odiaban a Yosef". Aquí la amenaza del fratricidio (=el asesinato entre hermanos) fue parte de un plan real, que HaShem providencialmente evitó. 
La semana pasada leíamos como Yosef, luego de recrear un escenario en el cual sus hermanos tuvieron que optar una vez más por abandonar o proteger a uno de sus hermanos (Biniamin) está vez se rectificaron y actuaron diferente. Hicieron Teshubá, o Tiqún (reparación), como lo explica Ramban.  Yosef, por su lado, demostró el altruismo a su máximo nivel, donde no sólo no existieron reproches, sino el perdón total, al decirle a sus hermanos: "No se sientan mal (culpables). No fueron Ustedes quienes me enviaron aquí. Fue HaShem. Ustedes fueron parte de un plan Divino para evitar que mucha gente muriera de hambre.".    
Son estas palabras de Yosef las que cambian el destino de la fraternidad. Las que llevan al cierre (closure) del ciclo de celos, odio y competencia entre hermanos que desencadenó Cain. Las palabras de Yosef cicatrizaron las viejas heridas y abrieron la posibilidad para una nueva sana relación entre hermanos. 
El enorme altruismo de Yosef tuvo su recompensa inmediata.  Cuando Yaaqob llama a los hijos de Yosef, bendice al menor antes que al mayor. Aparentemente, este acto puede volver a activar el ciclo de celos y envidias, en este caso, aparentemente  justificado, entre Efraim y Menashé. Sin embargo, no escuchamos celos, reproches ni tensiones entre Efraim y Menashé.    Los dos hermanos viven en paz, armoniosamente. 
Cuando bendecimos a nuestros hijos, la costumbre es desearles que HaShem los bendiga como a Efraim y Menashe. ¿Por qué? ¿Por qué no bendecirlos como Abraham, Itsjac, Yaaqob, Yosef, o Yehuda? Una vez escuche que la razón es justamente porque queremos que nuestros hijos sean Tsadiqiim, rectos e íntegros hacia HaShem, y también queremos que sea buenos hermanos, como Efraim y Menashé. Que se quieran y que puedan estar felices, uno por  el éxito del otro.  
Bereshit comienza con un acto de fratricidio y termina con hermanos que viven en paz. En estos días de tanta tensión entre hermanos, especialmente en Erets Israel, debemos hacer Tefilá para que HaShem nos  bendiga e inspire a nuestros líderes a evitar las tensiones entre hermanos Yehudim, particularmente el fratricidio mediático, y vivir en paz como Efraim y Menashé.


SHABBAT SHALOM

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.