martes, 18 de enero de 2011

Qué es el islam?

Una de las religiones monoteístas más importantes del mundo, el islam cuenta con fieles en todo el globo y es la fe que más rápido se extiende.

CIFRAS. Entre 1.200 y 1.300 millones de personas de todo el mundo profesan el islam, lo que convierte esta religión monoteísta en la segunda con más fieles tras el cristianismo. En España se calcula que hay más de 500.000 musulmanes.

ÁRABE o MUSULMÁN. No todos los musulmanes son árabes ni todos los árabes son musulmanes. Se denomina musulmán a la persona cuya religión es el Islam. Se estima que sólo un 15% de los musulmanes del mundo son árabes. La etnia árabe se extiende por la península Arábiga, el próximo Oriente, Egipto, el Magreb y parte de Sudán, donde también hay minorías judías o cristianas. Los musulmanes son, sin embargo, el grueso de la población de estas áreas. Buena parte de la población musulmana del mundo se encuentra en Asia, aunque su presencia se extiende desde la costa oriental de África hasta Indonesia, e incluye países europeos como Bosnia-Hecergovina o Albania. El país con mayor número de musulmanes es un estado no árabe, Indonesia, donde casi 200 millones de personas profesan la fe islámica.

EL SIGNIFICADO. El islam es una religión monoteísta. La palabra islam significa "sumisión a Dios" en árabe, aunque otra definición derivada etimológicamente sería "aplicación de la paz de Dios". Para ser musulmán basta con reconocerse como tal, es decir, pronunciar la shahada ("No hay más dios que dios (Alá), y Mahoma es uno de sus profetas") y practicar a partir de entonces la fe, la sumisión a Dios en los diversos aspectos de la vida (familia, trabajo, etc). A la shahada le siguen otras obligaciones o pilares del islam que todo musulmán debe cumplir: las oraciones diarias (salah), el impuesto o las donaciones a los pobres (zakah), la peregrinación a la Meca al menos una vez en la vida (hayy) y el ayuno durante el Ramadán (sawm).

LOS ORÍGENES. El islam como religión es joven, nace en el s.VII d.C. a partir de las revelaciones de Alá (Dios en árabe) a Mahoma (el elegido de Dios), quien se considera el último profeta entre otros enviados (Noé, Abraham, Moisés o Jesús). El islam sería –bajo esta concepción- la continuación y el perfeccionamiento de la tradición espiritual revelada a la humanidad, común a otras dos de las grandes religiones monoteístas, el cristianismo y el judaísmo. Las revelaciones de Dios a Mahoma se recogerían en un texto sagrado, el Corán.

MAHOMA. Mahoma o Muhammad nace en La Meca (570 d.C.) y muere en Medina (632 d.c), en la península arábiga. Para los musulmanes Muhammad es el profeta de Dios, tiene que ser reverenciado pero no adorado en tanto que la única divinidad es Alá o Dios. Muhammad, huérfano de una familia importante de La Meca, se casó con la viuda de un rico comerciante. Reflexivo y espiritual, empezó a tener revelaciones de la palabra de Dios hacia el 610 d.c. a través del arcángel San Gabriel, palabras que memorizó y predicó en la Meca no sin problemas. De hecho, tendrá que huir (Hégira) de la politeísta Meca a Medina en el año 622 d.c, lugar donde el islam era aceptado. Y sería desde este punto desde donde extendería el islam por toda la península arábiga utilizando la conversión y la conquista.

CORÁN. Es fruto de las revelaciones memorizadas por Mahoma y sus seguidores, que después se compilaron. Consta de 114 capítulos (suras) divididos en multitud de versículos (aleyas). Los musulmanes consideran el Corán como invariable ya que es la palabra directa de Dios, razón por la cual se prefiere su recitación en árabe clásico. El Corán junto con la sunna conforma la sharia o la legislación islámica.

SUNNA. La sunna es la "tradición" o "hábito", una serie de escritos donde se retrata la forma de hacer de Mahoma en vida, sus decisiones y comportamientos, considerados ejemplo a seguir por los musulmanes. Los hadiz ("relatos") serían los dichos y hechos del profeta, recogidos a lo largo de siglos, en los que se fundamentaría la legislación musulmana y el modo de vida de los creyentes.

SHARIA. Es el "camino a seguir" que emana del Corán y la sunna, las fuentes sagradas del islam, que rigen el código a seguir por los musulmanes en muchos aspectos de la vida (social, económico, penal...) y que estos adaptan en mayor o menor medida. Algunos estados como Arabia Saudí o Irán han llegado a integrarla como ley.

YIHAD. El sentido literal de la palabra es "esfuerzo". La yihad vendría ser la lucha o aplicación del musulmán por defender el islam (la sumisión a Dios), un concepto cuyo sentido es muy amplio y que puede oscilar entre lo espiritual y la predicación hasta la deriva militar (guerra santa), concepción que en muchas ocasiones se utiliza de forma reduccionista como única definición de yihad.

SUNÍES/CHIÍES. Si bien la umma es la comunidad de creyentes del islam, estos están subdivididos en múltiples ramas y escuelas de interpretación. Las más importantes son la suní y la chií, que surgieron a raíz las disputas sucesorias tras la muerte de Mahoma. La rama suní se convirtió en la más extendida y aglutina al 90% de los musulmanes, mientras que la chií se concentra actualmente en países como Irán, donde es mayoritaria; Iraq o Bahrein, donde congrega a dos tercios de la población, o el Líbano, donde supera a la suní, además de contar con algunos grupos repartidos por el resto de países musulmanes. La diferencia esencial entre una rama y otra es el proceso de interpretación de las fuentes sagradas. Mientras que los sunnís son más ortodoxos y se rigen por una interpretación rigurosa de las fuentes sagradas, los chíies reconocen igualmente el Corán o la sunna pero confían más en la interpretación de autoridades religiosas como los imanes o los mulás. Estos grupos se diversifican a su vez en otras escuelas, como el wahhabismo, grupo de la corriente suní que persigue una aplicación estricta de la sharia y que controla, por ejemplo, Arabia Saudí.

Islamismo, de la religión a la política

¿QUÉ ES? El islamismo pretende buscar en la religión, el islam, una respuesta política a los problemas de la sociedad. Y lo hace en distintos grados, desde el islamismo moderado, como podría ser el caso del Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Recep Tayyip Erdogan en Turquía, al islamismo radical de los talibanes en Afganistán, que postulan un Estado donde religión y poder se funden hasta el punto de utilizar la ley islámica como marco regulador de la política, la economía, la cultura y la sociedad. Algunas de las posiciones más extremas se han teñido de fanatismo y encaminado por el sendero de la violencia. El ejemplo quizá más llamativo sea el terrorismo internacional de carácter islamista.

EVOLUCIÓN Y ORÍGENES. El islamismo surge a principios del s.XX como vía para hacer frente al colonialismo occidental y su influencia, así como al laicismo y la occidentalización propugnada por Mustafá Kemal "Ataturk", padre de la Turquía, quien suprimió el califato tras la caída del imperio otomano. El islam, elemento común de unión, se ve amenazado a ojos de algunos musulmanes. En este contexto aparecerá en Egipto el considerado primer movimiento islamista: los Hermanos Musulmanes (1928), que de la mano de su líder, Hassan Al Banna, asesinado en 1949, reclamará para Egipto un marco legal basado en el Corán.

Con el fin de la colonización a mediados del s.XX se iniciará una etapa en la que el nacionalismo laicista y panarabista toma el poder de muchos de los nuevos estados independientes. Tales son los casos de Nasser en Egipto en los 50 o del izquierdista partido Baaz en Siria e Iraq en los años 60. Durante este período, el movimiento islamista sufre la represión en algunos de ellos. En Egipto, tras el intento de asesinato de Nasser, el ideólogo islamista de los Hermanos Musulmanes, Sayed Qotb, y otros muchos correligionarios serán encarcelados. Las posturas de Qotb evolucionarán hacia el extremismo, concibiendo las sociedades musulmanas como sumidas en la ignorancia pre-islámica, considerando como legítimos sólo los estados teocráticos y defendiendo la yihad para lograrlo. Será ahorcado en 1966.

Una corriente islamista que sí que había accedido al poder era el wahabismo suní. Como el pensamiento de Qotb, se fundamenta en ideas afines al salaf o "ancestros", en referencia a los primeros seguidores de Mahoma, cuya forma de practicar la fe y vivir sería la verdadera, en un seguimiento estricto de las fuentes sagradas. Fundado en el s.XVIII por Muhammad ibn Abd al Wahhab, se convertirá en la creencia oficial de Arabia Saudí desde el s.XIX de la mano de la dinastía Saud y su ideario regirá las vidas de los saudíes e intentará extenderse por el mundo musulmán gracias a los beneficios económicos de la explotación del petróleo. El régimen, sin embargo, empezará a cuestionarse desde dentro y desde el propio mundo islamista, entre otras cuestiones, por la laxa actitud de sus dirigentes a la hora de seguir con rigor el islam y por su visible connivencia con lo occidental.

Al rechazo original al colonialismo occidental hay que añadir el fracaso de muchos de los gobiernos post-coloniales como factores del rebrote islamista. Las soluciones liberales o socialistas no logran sacar a amplias capas de la población de la pobreza o el desencanto y son vistas, por otro lado, como influencias occidentales ajenas al mundo islámico. El panarabismo y la nacionalismo laico tampoco había dado sus frutos y en ciertos sectores se empieza a percibir que sólo una reafirmación del islam, una vía propia, es el único camino. El islamismo calaba entre la población que encontraba en estos grupos el apoyo social que en muchos casos los estados no habían querido o podido desarrollar, así como un contrapoder a gobiernos de corte dictatorial que eran apoyados por Occidente. Este sentimiento se acentúa con el caso palestino. La creación de un Estado de Israel en 1947 con el beneplácito occidental y contra cuya constitución se desencadenaron diversos conflictos en la zona supone un duro mazazo para el mundo musulmán.

Y ese propio camino se andaría en Irán en plena dinámica de bloques de la Guerra Fría. En 1979 Jomeiny llevaría a cabo una revolución que derrocaría el régimen occidentalizado del sha Reza Pahlevi y convertiría Irán en una república islamista, un estado teocrático y conservador distante, sin embargo, respecto del saudí. El proyecto islamista iraní y chií contaba con una base popular, mostraba abiertamente su antipatía a Occidente y proyectaba exportar la fórmula a otros países musulmanes. Ni Estados Unidos ni la Unión Soviética dieron la bienvenida a esta nueva revolución. Tampoco lo hizo el vecino Iraq laico y baasista de Saddam Hussein, quien veía amenazada sus ansias de influir en la región y de controlar el negocio del petróleo en la zona. Iraq atacó Irán –con el apoyo militar estadounidense y el respaldo de Arabia Saudí- en 1980, una guerra que duraría ocho años y que contendría el impulso islamista iraní.

Un poco antes del inicio de la confrontación entre Irán e Iraq, otro conflicto propio de la guerra fría trasbalsaría la silueta del movimiento islamista: Afganistán. En este terreno, de nuevo Estados Unidos y la Unión Soviética medían su fuerza en una zona vital para el aprovechamiento de recursos como el gas o el petróleo. En 1979, la Unión Soviética invade Afganistán –ligado por sucesivos gobierno a la órbita comunista- con el objetivo de sostener el avance islamista contrario a la influencia atea soviética. Entrenados y ayudados por Estados Unidos y los servicios secretos pakistaníes los muyaidín –entre los que se encontraba Ossama Bin Laden- entraban en escena. Derrotados los soviéticos, Afganistán entraba en una fase de pugnas y conflictos internos de los que destacarían con fuerza los talibán como solución ante el caos. Los talibán eran estudiantes islamistas radicales sunís y antichiitas producto de las escuelas coránicas (madrasas) pakistaníes, apoyados por Arabia Saudí, que remendaba así su mala imagen entre los islamistas, y Estados Unidos en su lucha por contener el chiísmo iraní. Estos estudiantes –como los wahabistas- hacían una lectura rigurosa del islam y perseguían la constitución de un estado fundamentado en la sharia. Un fin que lograrían.

La invasión de Kuwait por parte de Iraq en 1990 representaría el desencadenante de la radicalización y posterior toma de protagonismo del minoritario islamismo más extremista y violento. Ante la amenaza iraquí, Arabia Saudí decidiría optar por la ayuda estadounidense y permitir la entrada en sus fronteras de tropas de este país. La presencia occidental en el país de los lugares sagrados (Meca y Medina) enervarían a los islamistas mujaidín, entre ellos, Ossama Bin Laden, a la postre integrante multimillonario de la familia saudí que veía con displicencia tanto la corrupción moral en la dinastía como su cercanía a Estados Unidos, y que era partidario de la yihad en su sentido militar para expandir el islamismo contra los gobiernos que consideraba infieles, objetivo del que nacería Al-Qaeda, autor de los antentados que han globalizado la violencia de carácter islamista. En ese mismo período, Argelia vivía también otro episodio en la radicalización de grupos islamistas. Tras su legalización, el Frente Islámico de Salvación (FIS) se haría con la victoria en las elecciones municipales y legislativas de 1991, lo que obtendría como respuesta un alzamiento militar para evitar la toma islamista del poder. El GIA (Grupo Islámico Armado) –separado del FIS- iniciaría una campaña terrorista que se cobraría la vida de miles de argelinos.

La invasión de Iraq para derrotar a Saddam Hussein y los talibanes en Afganistán tras los atentados del 11-S así como el recrudecimiento del conflicto palestino-israelí han reactivado el sentimiento antioccidental y han reafirmado la posición del islamismo extremista o violento, al tiempo que se producía el progresivo avance de los partidos islamistas en la arena política como posible contrapoder a los gobiernos establecidos, como ha sucedido en Palestina con Hamás o en Egipto con la ahora tolerada Hermandad Musulmana.
Fuente: La Vanguardia- España

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.