Carta enviada por el Rebbe de Zans al entonces Presidente de la Nación Argentina (Arturo Frondizi) en con motivo de la queja argentina contra Israel y el pedido de devolución de Adolf Eichman a la Argentina
En carácter de ciudadano americano residente en el Estado de Israel y en carácter de Presidente de la Organización de Sobrevivientes del Holocausto Europeo ruego a Su Excelencia atender a mi pedido:
Yo era Rabino en la ciudad de Klausenburg, Hungría. De allí, los nazis me transportaron al campamento de exterminio de Auschwitz, donde fue asesinada toda mi familia: mi esposa, mis 11 hijos y toda la familia de mi padre y de mi madre; más de 1000 personas. Sólo yo sobreviví. Padecí tormentos inhumanos en Auschwitz, en Varsovia y en Dachau. Fui herido de bala en 2 oportunidades, y todo esto ocurrió de las manos del Encargado del exterminio de los judíos húngaros: Adolf Eichmann.
En la Biblia, aquella que nos fue entregada por Dios y en la que todos creemos en su santidad, está escrito: “Si un hombre pecara sobre su compañero para matarlo con astucia, de mi santuario lo tomarás para ajusticiarlo” Números 21-14. No existe un lugar más sagrado que el Santuario del Señor, y si incluso el Gran Sacerdote que oficiaba allí hubiese cometido el delito de asesinato, había que sacarlo del Santuario y juzgarlo. Aclaremos que en la Biblia se hablaba del asesino de una sola persona. ¡Ni hablar de un asesino de multitudes! De un individuo que asesinó y masacró a nuestras familias, a nuestros padres, a nuestros hijos, a nuestros jóvenes y a nuestros ancianos.
En carácter de Presidente del Consejo Mundial de Sobrevivientes de la Shoa – Holocausto Europeo -, todavía permanece frente a mis ojos la terrible imagen de las mujeres y los niños, de los padres y las familias que fueron exterminadas con crueldad por este asesino: Adolf Eichmann.
Si la voluntad de Dios quiso que este criminal permanezca en Israel, por el recuerdo santo de las victimas, no despertemos la vergüenza y el desprecio, repatriando a un asesino.
Estoy seguro, Señor Presidente, que las palabras que salen de este corazón profundamente apesadumbrado por el dolor, entrarán en su corazón y escucharan el clamor de 6.000.000 de almas que piden y exigen justicia. Reciba con todo respeto mi fiel bendición y que Dios lo guíe y acompañe en la senda de la Verdad, la Rectitud, y la Justicia.
Ikutiell Iehuda Halbershtam
Ex Rabino de Klausenburg, Hungría
Presidente Mundial de los Sobrevivientes Europeos de la Shoa
Sherit HaPleta
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