By MICHAEL FREUND
18/03/2010 07:04
En medio de la batahola por la construccin planeada de Israel en Jerusalem, un gran tema de atencion se ha centrado en los actores claves en este drama en desarrollo.
Figuras tales como el Primer Minitro Binyamin Netanyahu, el Vice Presidente americano Joe Biden y el Ministro del Interior Eli Yishai, tanto como otros, todos han sido puestos bajo intenso escrutinio mediatico por sus respectivos roles en lo que esta siendo nombrado como una seria crisis en las relaciones americano israelies.
En los ultimos dias, los observadores han pensado seriamente en los comentarios hechos por diferentes altos funcionarios americanos en respuesta al movimiento israeli, analizando cuidadosamente su eleccion de palabras e intentando destilar los motivos subyacentes detras de las criticas dirigidas contra el estado judio.
Pero en medio de la especulacion acerca de adonde esta dirigido todo esto, hay un actor clave que ha sido cualquier cosa menos pasado por alto.
DE HECHO, A PESAR del paso de mas de cinco años desde su muerte, Yasser Arafat y su dudoso legado de violencia, amenazas e intimidacion, continuan siendo parte pivotal en nuestro predicamento actual.
Y es precisamente la herencia de odio legada por el lider terrorista palestino que subyace en la raiz de la incertidumbre y malestar que ahora amenaza con engullir a la region.
Como para subrayar este punto, uno necesita solo haber observado al telon de fondo de la conferencia de prensa del 10 de marzo de Biden con el Presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas en Ramallah.
Por sobre el podio, un enorme cartel cubria la pared, con la cara de un sonriente Arafat cerniendose justo sobre el vicepresidente mientras el condenaba el plan de Israel para construir en Jerusalem.
Las decisiones del gobierno de Netanyahu, dijo Biden, “minan esa misma confianza que debemos comenzar ahora", mientras el pedia por la creacion de una Palestina independiente. "Los EEUU", el agrego, "estan comprometidos con sus esfuerzos para establecer un estado palestino estable y viable."
Arafat mismo no pudo haber dicho nada mejor. Quizas sin darse cuenta, Biden estuvo canalizando el fantasma de Arafat, parloteando el desagradable habito del fallecido lider palestino de acusar al estado judio por dañar los proyectos de paz.
De igual manera, a pesar de la promesa de Biden en el mismo foro de "hacer responsables a ambas partes por cualquier declaracion o accion que inflame las tensiones o perjudique el resultado de las conversaciones", el no ofrecio una sola palabra de condena para otro de los pasatiempos favoritos de Arafat: la incitacion anti-Israel.
Ironicamente suficiente, en el dia despues de la conferencia de prensa, la Autoridad Palestina continuo con sus planes de nombrar a una gran plaza publica en Ramallah con el nombre de Dalal Mughrabi, quien llevo a cabo la Masacre de la Ruta Costera en 1978 que mato a mas de tres docenas de israelies, incluyendo 12 chicos.
Ese ataque, por supuesto, fue planeado y perpetrado por la faccion Fatah de la OLP de Arafat, y la decision de conmemorarlo subraya la extension en la que los aparentes socios para la paz de Israel continuan comprometidos en glorificar e idolatrar la violencia y derramamiento de sangre que Arafat tan lujuriosamente predico.
La influencia de Arafat estuvo tambien en exhibicion en los dias previos al "Dia de Furia" que los palestinos llevaron a cabo en Jerusalem el martes, mientras el liderazgo palestino inundaba las radios con feroces difamaciones anti-Israel.
Reciclando algunas de las lineas favoritas de Arafat, los funcionarios palestinos buscaron inflamar al publico acusando a Israel de planear demoler las mezquitas musulmanas en el Monte del Templo.
El funcionario de Fatah, Abdel Khader, por ejemplo, pidio a los palestinos "converger en Al-Aksa para salvarla” de lo que el describio como “intentos israelies por destruir la mezquita y reemplazarla con el Templo."
Esta fue exactamente la difamatoria acusacion que Arafat estuvo dispuesto a arrojar contra el estado judio en una campaña para generar tension y alimentar el odio.
Entonces a pesar de lo mucho que los principales medios han estado contandonos, no es la decision de Israel para emprender un proyecto inmobiliario en un barrio judio en Jerusalem el que esta amenazando con borrar todo el proceso de paz de Medio Oriente. Mas bien es el legado de odio continuo de Arafat que sigue envenenando la atmosfera, tanto como su adopcion por parte del actual liderazgo palestino.
Es un pensamiento que ve a Israel cargando unica responsabilidad por todo lo que sale mal, y uno que tiene por objetivo infundir interminable descontento en aun otra generacion de palestinos.
POR LO TANTO, TODA la presion que la administracion Obama esta trayendo para cargar sobre Jerusalem esta completamente y minuciosamente mal colocada. Si Washington esta realmente interesado en forjar un camino hacia adelante, el primer paso debe ser exorcisar el fantasma de Arafat del cuerpo politico palestino, e impulsar a los lideres palestinos a reconocer la permanencia de Israel como un estado judio en la region.
Los palestinos deben ser responsabilizados por la violencia que predican, el odio que enseñan y las desvergonzadas mentiras que difunden con loco descuido. El fracado en hacer eso solo permitira que el fantasma de Palestina continua proyectando una sombra sobre la region, acosando cualquier esfuerzo de reconciliacion.
Dicho simplemente, es hora de llevar al fantasma y legado de Arafat lejos de la escena. Es una tarea intimidante, pero debe ser hecha. Entonces paren de enfocarse en los trabajos de construccion en Jerusalem, y comiencen a concentrarse en las palabras de destruccion que estan emanando desde Ramallah. Alli reside la clave para prevenir la proxima conflagracion.
Fuente: The Jerusalem Post
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