Bernard-Henry Levy
Hemos sido invitados el año pasado a "Bastardos Sin Gloria" de Quentin Tarantino una pelicula donde Hitler no murio en Berlin por su propia mano sino en Paris, en el incendio de un cine. Los combatientes por la libertad judios americanos arrancaron el cuero cabelludo de los nazis que capturaron. Ellos grababan una cruz gamada en la frente de aquellos que dejaban ir. El sargento Donnie Donowitz, alias « el Oso judio », jugaba al baseball con el craneo de sus victimas.
Hitler mismo se volvio una suerte de Gran Productor habiendo extendido a Alemania y Europa las fronteras de su estudio.
Tarantino, cuando la revista francesa Cahiers du Cinema le pidio que explicara sobre el significado final de su pelicula, no tuvo miedo de explicar que para estos angeles exterminadores antinazis cuyas "abuelas" europeas continuaban siendo "impotentes" cuando llegamos por primera "a golpear a su puerta", el tiempo habia pasado y "habia sonado" la hora de la venganza. Tarantino, por supuesto, seguia siendo Tarantino. El autor de « Pulp Fiction » y «Perros de la Calle », gracias al Cielo, no ha perdido su arte. Pero fue dificil no preguntarse lo que retendria de su pelicula un adolescente medianamente informado de California, Minnesota o incluso, de la vieja Europa. Y fue imposible no ver el tipo de "temblor" en el orden de la verdad que, a pesar, o en realidad debido a su talento, esta obra debe inevitablemente engendrar: el antinazismo, realmente, como respuesta de los nietos a la humillacion de sus abuelas? la guerra de 1939 como replica, dicho de otra forma, de aquella de 1914? y quien sabia, despues de todo, en que condiciones murio Adolf Hitler ? Quien sabe si el no ha muerto de una sobredosis de esta pelicula y puesto en el abismo por la misma? los hechos se convierten, a medida que avanza la narracion y su puesta en escena, esta materia bruta que traga, escupe y termina por borrar el gran espectaculo tarantiniano, porque la muerte sin imagenes en el oscuro bunker berlines no terminaria por ceder el lugar a esta muerte puesta en imagenes, orquestada, producida, dentro de una obra de genio? Tenemos miedo de pronunciar la palabra, tanto puede parecer cargada de correccion politica. Y sin embargo... En las alegres pero macabras bromas de "Bastardos Sin Gloria", habia un riesgo real de révisionismo.
Hoy, es el turno de otro gigante del cine americano, Martin Scorsese, de capturar este material altamente inflamable que es la historia del nazismo- y del hecho, me temo, de asumir una responsabilidad del mismo tipo. El talento, no esta en cuestion. Ni la trama de esta « Shutter Island » que mezcla con un virtuosismo asombroso, las referencias a Hitchcock, à Samuel Fuller, à Vincent Minnelli o a la muy desconocida « Isla de los muertos » de Val Lewton y Mark Robson. Pero que hay, una vez mas, de la identificacion implicita de Guantanamo en los campos de la muerte? Que hay de esta isla del Diablo, situada en el corazon de los Estados Unidos, donce la administracion se supone haber reciblado, luego de la guerra a los antiguos criminales nazis? Y Dachau ? Que decir de estas imagenes de un Dachau alegremente confundido con Ausch-witz haciendo figurar en su fronton la celebre « Arbeit macht frei » ? Que pensar de estas fosas comunes donde los muertos coloridos nos observan con ojos de muñecos de cera o de plastico y regresan durante toda la pelicula, como un terrible leitmotiv acosando el cerebro de los heroes? Y como no sobresaltarse, por ultimo, al momento del plano de la camara de gas vacia cuando Leonardo DiCaprio, en su deambular por los subsuelos del hospital psiquiatrico donde se supone debe llevar a cabo su investigacion, abre inadvertidamente la puerta y entreve las duchas para descanso? El desafortunado Gillo Pontecorvo, por un viaje apenas mas insistente sobre la mano suspendida de Emmanuelle Riva, muerta electrocutada en los alambres de pua del campo donde ella intenta escapar, ha atraido, ya hace mas de cincuenta años, "el mas profundo desprecio" de Jacques Rivette en un articulo de des Cahiers du cinéma que lo ha perseguido hasta su muerte. Ha sido condenado al ostracismo, casi maldecido, por un plano, uno solo, este famoso « desplazamiento de camara de “Kapo” », cuya estetica fue juzgada « obscena » por todos los que, antes y despues de Rivette, han creido en el famoso aforismo de Godard, tambien incluido por Luc Moullet, sobre los "temas morales" de los desplazamientos de camara. Y nosotros dejamos pasar, sin reaccionar, estas pilas de cadaveres acidulados, fotoshopeados, estirados que parecen salidos de una puesta en el espacio de Jeff Koons ? Y dejaremos crecer este abismo de no tiempo donde incluso nosotros sabemos, despues de los comentarios de Claude Lanzmann sobre « La lista de Schindler », que no hay imagen posible que se vea edulcorada, adulterada, con efectos especiales y computarizada?
La verdad es que el nazismo esta en tren de convertirse en una suerte de nuevo terreno de juego donde se divierten los chicos malos de un Hollywood en el que los magnates, semejantes al Dios de Berkeley renuevan a cada minuto su Creacion, habiendo decidido que son responsables de decretar, a todo instante, lo que es real y lo que no lo es. Mejor: es uno de estos Servicios-Libres, ni mas ni menos tabues que los de otros, donde se basan aquellos que han elegido pensar que, la fabula que lidera el mundo, lo real no deberia ser mas que una de las modalidades de la ficcion. El arte encuentra su cuenta. Sin memoria. Ni, mucho menos, esta moral que debe ser una nueva "nueva ola" para que nosotros recordemos que ella es aun, y mas que nunca, un tema del cine.
Bernard-Henry Levy es un filosofo frances
Fuente: The Wall Street Journal
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