EL DISCURSO DEL PRESIDENTE DE IRAN EN LA ONU Y LAS CONEXIONES DE SU GOBIERNO CON EL ATENTADO A LA AMIA
Por Julián Schvindlerman (*)
BUENOS AIRES, set 22 (DyN).- La presencia del presidente de Irán, Mahmud Ahmadinejad y el discurso que pronunciará el jueves en la Asamblea General de la ONU mueven a la reflexión sobre si se lo debe considerar persona grata o no grata en ese foro mundial, en el que estará presente la presidenta argentina.
Cuatro factores sirven de sustento a esta apreciación:
1) El programa nuclear: Si bien todavía no ha sido admitido públicamente por Teherán, el propósito de su mentado programa nuclear parece tener una clara finalidad militar.
Dos factores emergen como centrales:
a) Creencias religiosas. Los ayatollahs ven a su país nuclearmente armado como un instrumento de Alá para imponer el Islam sobre el resto del mundo. Esto podrá lucir extraño para los occidentales, pero dista de ser inconcebible desde una óptica iraní
b) Planes estratégicos. Cuatro metas posibles: adquirir hegemonía regional, promover al chiísmo por sobre el sunismo, contener la presencia estadounidense en el Medio Oriente, y eliminar al estado de Israel.
2) Retórica extrema anti-israelí: En octubre de 2005, el presidente iraní llamó a "borrar a Israel del mapa", frase que ha repetido en varias ocasiones desde entonces.
En junio de 2007, él anunció que la cuenta regresiva para la destrucción de Israel había comenzado y en febrero de 2008, tildó al estado judío de "sucio microbio" y "bestia salvaje".
En mayo de aquél año se refirió a Israel como un "cadáver maloliente", una "rata muerta", y como un país "camino a la aniquilación".
En junio, afirmó que el "régimen sionista ha llegado a su fin"; cosa que repitió en agosto.
Durante la guerra entre Hamas e Israel a comienzos del 2009, el ayatollah Alí Khameini llamó a Israel un "guerrero infiel".
Así, setenta mil iraníes respondieron al llamado del gobierno para sumarse a una unidad de combatientes suicidas (ishtihadi) y cientos de ellos hicieron una sentada en el aeropuerto de Teherán, demandando ser enviados a Gaza.
"Confrontar al régimen sionista es una obligación religiosa y nacional" aseveró Ahmadinejad en vísperas de este Año Nuevo judío.
3) Negación del Holocausto: En la actualidad, la República Islámica de Irán es la nación líder en el mundo musulmán en este campo. La negación le es psicológicamente necesaria y políticamente útil.
Desde el punto de vista iraní, la creación del Estado de Israel se debió a los acontecimientos del Holocausto judío. Al negar la veracidad de este hecho creen poner en tela de juicio la legitimidad de la secuela indeseada.
En palabras del ministro de relaciones exteriores iraní, Manoujehr Mottaki: "Si la versión oficial del Holocausto es puesta en duda, entonces la identidad y naturaleza de Israel será puesta en duda".
4) Otras muestras de radicalismo: En agosto del corriente año, Ahmadinejad designó a Ahmad Vahidi como ministro de Defensa y al poco tiempo el congreso respaldó, por aclamación y unanimidad, la decisión.
Vahidi es un comandante de las Guardias Revolucionarias Iraníes señalado por la justicia argentina como uno de los planificadores de la masacre de la AMIA. El futuro ministro fue recibido en el congreso al grito de "muerte a Israel".
Alrededor de 475 personas se postularon al cargo de presidente en las pasadas elecciones en la República Islámica de Irán, pero solamente cuatro de ellos fueron aprobados por el Consejo Guardián. Entre ellos, Mohsen Rezaie, ex comandante de las Guardias Revolucionarias, sujeto a una orden de arresto emitida por el gobierno argentino por su vinculación con el atentado contra la AMIA.
(*) JULIAN SCHVINDLERMAN es analista político internacional.
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