domingo, 27 de septiembre de 2009

Mensaje Iom Kipur 5770‏

Hoy estamos en Iom Hakipurím, el día que Di_s nos otorgó para pedir perdón porque, como somos seres humanos, somos propensos a cometer errores. La gente dice: "El error es humano y el perdón es Divino".
Según la perspectiva de la Torá, "el error es humano" en eso estamos de acuerdo, en lo que no coincidimos es, en que el perdón es solamente Divino. El perdón también es humano. La halajá establece que debemos dispensar, para que nuestro compañero sea liberado de la falta que cometió para con nosotros.
Ocurrió en Eretz Israel, que entre la gente que esperaba para solicitar una Berajá del Rab Iaacob Kanievski Z"L, se encontraba un niño. El Rab le gritó, aparentemente sin que el niño sea culpable de nada. En ese momento, el Rab le pidió los datos al chico, le preguntó la fecha de nacimiento.
Pasó el tiempo y el niño creció y cumplió su Bar Mitzvá, cuando lo estaban festejando, sorpresivamente, el Rab Iaacob Kanievski se hizo presente parándose en la puerta del salón, solicitando que llamen al niño. Al .acercarse el joven el Rab le dijo: Vengo a pedirte perdón por haberte gritado erróneamente. Seguramente te preguntarás ¿por qué ahora y no antes? La respuesta es: "Un niño no perdona", un niño no tiene la capacidad de perdonar, por tal motivo, esperé que fueras adulto para pedirte disculpas. Cuanto más grande es el ser humano, su verdadero nivel espiritual, se nota en su humildad. Perdonar significa, no ser soberbios. Perdonar significa, 'imitar a Di_s. A todo aquel que tiene estas características, lo absuelven. ¡Pero atentos!, perdonar no es solamente dar perdón, es sentirlo, es hacer sentir al otro, que lo ocurrido se borró de nuestra mente. Esto es precisamente lo que pretendemos lograr, que Di_s borre nuestras faltas, a través de nuestra teshubá.
Iom Hakipurím es un día, que aparte de ayunar, no untarnos, no calzar zapatos de cuero, etc, sentimos alegría por saber que a través de esta conducta, más nuestra teshubá, lograremos nuestro cometido. Vivimos en épocas de mucha confusión, sólo aquellos que tienen la Torá como guía de sus vidas, encuentran una luz en el camino tan oscuro y esta luz viene a disiparnos las dudas, a mostrarnos la ruta correcta, esta luz de la Torá, ilumina nuestra existencia en este mundo.
La teshubá, está llegando a todos tipos de iehudím, simples y profesionales. Veamos lo que provocó el retorno de un joven.
"Un joven paracaidista volvió en teshubá, tomó otro rumbo en la vida. El padre estuvo en desacuerdo con su decisión y se alejó completamente de su hijo. Los años fueron transcurriendo, la madre se contactaba con él por teléfono.
Cierta vez, la madre vio un cartel, donde se anunciaba una charla que un paracaidista que volvió en teshubá, Disertaría. Esta señora, descubrió que se trataba de su hijo y quería que el marido hablara con él y juntos fueron a escucharlo. Esto ocurrió en Januká , luego de la disertación del hijo paracaidista, su padre, laico, pidió la palabra y dijo con voz emocionada: "En 1942 cuando en la guerra, Alemania y la Unión Soviética se combatían con todas sus fuerzas, el gobierno soviético decidió trasladar a los montes Urales los armamentos que estaban en el campo de combate. Fuimos enviados 30.000 soldados del ejército rojo como obreros, para construir una fábrica para la reconstrucción de tanques.
Las condiciones de vida eran duras para poder sobrellevarla. De la mañana hasta a la noche realizábamos tareas que nos destrozaban, la vida del hombre no tenía valor. El jefe del campamento, era una persona con mucho poder y nuestra vida estaba en sus manos.
Un día, fui llamado a su oficina, me asusté, no sabía qué querían de mí pero no tenía otra opción, más que acatar la orden. Mis rodillas temblaban, mientras me dirigía a la oficina del encargado. Éste que según lo que parecía, era iehudí, me sacó afuera, puso su mano en mi hombro y me dijo- "Había un manzanero con frutas muy lindas, jugosas y maduras, llamaban la Atención de todos los transeúntes,éstos no se cansaban de elogiar a las hermosas manzanas. Escucharon sus raíces y dijeron- "nosotras estamos hundidas en la tierra, de día y dé noche absorbemos el agua y alimentamos al árbol y ninguna persona nos elogia. Vamos a revertir esta situación, nosotras subiremos, estaremos arriba y al árbol, sus frutos, ramas y hojas los hundiremos abajo, entonces, todos nos verán y nos elogiarán". Así lo hicieron y colocaron el árbol al revés. Transcurrieron pocos días,el sol lo quemó,las aguas no llegaban a las raíces, éstas se secaron y marchitaron, el árbol se perdió por completo pero, una semilla de una de las manzanas que se hundieron en la tierra, comenzó a germinar. Brotó un manzanero nuevo con sus raíces abajo y sus frutos arriba."- así me contó con voz triste el jefe de campamento. Yo, sólo entendí la primer parte del ejemplo, la destrucción del pueblo que quiso invertir su manera de existir: "Un mundo viejo lo destruimos desde la base". Así nos quedamos, sin darnos cuenta que, destruimos aquel mundo nuevo que quisimos levantar" Ahora, -terminó diciendo el padre, con mucha emoción- comprendo el final del relato, medito acerca de mis hijos y sus compañeros y distingo que de las semillas
Que cayeron de nosotros, brota un árbol maravilloso como aquél, antes de darlo vuelta."
El lahadut, sufre una gran asimilación por aquellos idealistas que, con sus ideas de avanzada hicieron estragos en nuestro pueblo. Hoy es el día del perdón, mucho perdón debemos solicitar de Di_s, por no saber seguir su Torá, por haber inducido a nuestros hijos y alumnos, a beber de aguas contaminadas.
Decimos, en la confesión de nuestros pecados, "dimos malos consejos". Lo correcto sería no simular con nuestros labios palabras de arrepentimiento mientras, que en nuestro corazón, están latentes, las ganas de seguir con nuestra rebeldía.
Está escrito, que los pecados que hay entre el hombre y Di_s, se perdonan en lom Hakipurím, pero aquellos pecados que hay entre el individuo y su prójimo, para conseguir la dispensa, debemos solicitársela.
Hoy debemos implorar el perdón de nuestros padres, por no haberlos honrado como corresponde. También debemos pedir perdón a nuestras familias, por no haberlas educado en un marco de Torá pero, por sobre todo, no nos quedemos tranquilos solicitando perdón, tratemos de llevar a cabo una vida de paz. Volvamos a nuestra comunidad y todos unidos, expresemos ante Di_s: "Haznos retornar con teshubá completa ante Ti"
kaalov (info@kaalov.org.

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