martes, 2 de marzo de 2010

Historias de sobrevivientes 2‏


Agnes Sassoon fue sacada de la escuela en Budapest un dia y enviada en su viaje a traves del sistema de campos de concentracion. Termino en Bergen-Belsen-- ella llego en una ambulancia despues que le dispararon en el camino desde Dachau.

SPIEGEL: Sra. Sassoon, como llego a ser separada de sus padres?

Agnes: En octubre de 1944 estaba asistiendo a la escuela judia en Budapest que era albergada por una sinagoga. Un dia cuando saliamos despues de las lecciones vimos un monton de grandes camiones parados frente a la escuela. Ellos pertenecian al Partido Cruz Flechada, que eran los nazis hungaros. Los hombres nos acomodaron en los camiones. Chicos en uno, jovenes mujeres, madres, y maestras en otro. Y entonces, de pronto, una mujer alta, bella, llamada Aranka, a quien yo no conocia, me tomo de la mano y me susurro que yo debia decir que le pertenecia. Asi es como termine con ella en el camion de adultos. Esa fue la ultima vez que alguien escucho de los chicos del otro camion.

SPIEGEL: Le dijeron a sus padres?

Agnes: Por supuesto que no. Fuimos obligados a marchar por semanas. A veces eramos transportados en vehiculos, otras veces eramos puestos en carretas de ganado. Era terrible y no habia baños. Era un milagro que no nos agarraramos tifus. Estaba helando y yo vi a los viejos y los debiles morir exactamente frente a mis ojos. Aranka tambien comenzo a verse mas y mas terrible y un dia fuimos separadas.

SPIEGEL: Puede recordar llegar a Dachau?

Agnes: Oh, si, si. Aun antes de ingresar nosotros vimos a un hombre que parecia tan miserable y hambreado que es imposible describirlo. Y estaban esos perros ladrando en todas partes, con hombres gritando:" vamos! vamos! vamos!" Fue terrible. Oh y entonces todo el procedimiento de entrada comenzo: fuimos desinfectados y nuestras cabezas afeitadas. Ellos me pusieron en una enorme bañera de madera llena de agua tibia. Todo el tiempo los guardias estaban golpeando al azar a los prisioneros. De algun modo entre en panico y gritando. Recien habia cumplido 11 años y no entendia lo que estaba pasando. Un muchacho alto, palido y de aspecto hambreado con grandes ojos vino y me dijo: "No debes gritar. Ellos te mataran." Entonces me tranquilice. Luego nos hicimos amigos. Su nombre era Alex. Los guardias se lo pasaban gritando todo el tiempo. Ellos se comportaban como animales.

SPIEGEL: Recuerda algun aleman que haya mostrado simpatia debido a lo que ustedes estaban pasando?

Agnes: No, mas bien lo contrario. Una vez yo estaba trabajando en un establo de cerdos en Bavaria. Un dia estaba observando a las gallinas siendo alimentadas y rapidamente puse unos pocos granos en mi boca. La mujer del granjero lo vio y directamente le dijo a los soldados. Un soldado abrio mi boca y realmente brutalmente intento sacar los granos fuera.

SPIEGEL: Eso fue en el invierno de 1944-1945. Donde estaba usted cuando la guerra termino?

Agnes: En Bergen-Belsen. Yo no recuerdo ya como y cuando fui llevada alli. Pienso que tuvimos que caminar todo el camino. Un dia, mientras estabamos marchando en linea, yo repentinamente cai exhausta. Un soldado se me acerco, pareciendo realmente amigable, y dijo: "Vamos pequeña. Sientate y descansa." Apenas me habia sentado al costado del camino por un minuto y el me disparo.

SPIEGEL: Le disparo, simplemente asi?

Agnes: Si. Quizas el penso que yo era muy debil. Pero yo simplemente no podia continuar. El siguiente grupo de marcha me descubrio. Eran prisioneros de guerra franceses. El soldado me habia disparado en la pierna y yo estaba sangrando. Los prisioneros franceses quisieron llevarme, pero en principio los alemanes no lo permitieron. Entonces se rindieron y fui llevada en una ambulancia y me dieron tratamiento de emergencia. Usted puede ver la herida aqui. Nunca fue tratada apropiadamente.

SPIEGEL: Entonces usted fue llevada a Bergen-Belsen en una ambulancia?

Agnes: Si, aunque esta todo muy confuso en mi memoria, ya que estaba sufriendo mucho por el dolor. Yo aun puedo recordar las pilas de cadaveres, el tufo y olor de los quemados. Todo estaba en el proceso de desintegrarse.

SPIEGEL: Como actuaban los guardias alemanes?

Agnes: Brutalmente. Una vez encontre una papa y quise cocinarla en las cenizas de un fuego. Una guardia mujer me vio y me dijo muy amablemente que pusiera mi mano mas cerca del fuego para que me pudiera calentar. Ella era muy impresionante. Una mujer alta, de ojos azules. Yo aun puedo ver sus bellos dientes blancos. Repentinamente ella puso su bota sobre mi mano y en el fuego. Mis dedos se estrujaron y toda la piel fue quemada. Un horrible dolor golpeo a traves de mi cuerpo. La gente me dijo despues que esta debe haber sido la infame Irma Grese. Yo no sabia que las mujeres podian ser tan crueles.

Fuente: Der Spiegel

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