domingo, 6 de septiembre de 2009
El ex gueto de Roma seduce a la burguesía bohemia
El antiguo recinto donde los papas recluyeron a los judíos durante tres siglos se ha convertido en un barrio de moda, visitado por turistas y en el que viven actores y políticos en pisos carísimos | Quedan muy pocos residentes judíos de toda la vida | Cerca de donde los nazis reunieron a mil judíos para enviarlos a Auschwitz hay ahora restaurantes 'kosher'
Cuando en 1555 el papa Pablo IV decidió recluir en un gueto a los judíos del Estado Pontificio, eligió el barrio más pobre e insalubre de Roma, una porción de casas arracimadas en la margen izquierda del río Tíber. Cinco siglos después, tras muchas y dolorosas vicisitudes históricas, incluida la infamia nazi, los judíos romanos sienten que el alma hebrea del ex gueto se les escapa, por mucho que sigan ahí los restaurantes y cafeterías kosher,y se alce airosa la gran sinagoga.
Aquella céntrica zona de sólo tres hectáreas, antaño menospreciada, se ha puesto tan de moda que los precios de los pisos se han disparado (mil euros por metro cuadrado), y residentes judíos cuyas familias habían vivido aquí durante generaciones se ven impelidos a marcharse.
En Roma viven actualmente unos 13.500 judíos, pero en el ex gueto quedan apenas 200 vecinos de esa religión, cuando eran 6.000 al terminar la Segunda Guerra Mundial. "Esto se ha convertido en un mundo de jet set,ahora viven aquí actores, políticos, y estrellas de la tele", suspira Laura Supino, de 79 años, guía del museo hebreo ubicado en la imponente sinagoga. "Incluso si viven en otros barrios, los judíos de Roma vienen al gueto de vez en cuando, la gente necesita ver a sus viejos amigos", replica confiado Angelo Sermoneta, presidente del club I Ragazzi del 48.
Con su cúpula cuadrada, la sinagoga fue construida en 1904 en estilo ecléctico, de aire asirio-babilonio, cuando la comunidad judía de Roma se sentía ebria de libertades y esperanzas. Tras tres siglos encerrada en ese barrio, la unificación de Italia en 1870 y el fin del Estado papal supusieron la abolición del gueto y el reconocimiento de los derechos civiles de los judíos. La mayoría de los actuales edificios de la zona se construyeron en esa época, pues los del gueto estaban en tan mal estado que fueron demolidos.
El fascismo arruinó esos y otros avances con las leyes raciales de 1938, y la ocupación nazi asestó a la comunidad un golpe terrible. El 16 de octubre de 1943, los alemanes llevaron a cabo una razzia de judíos. Los 1.023 detenidos fueron concentrados en el antiguo gueto y deportados a Auschwitz, de dónde sólo 16 lograron regresar. "Me acuerdo bien de todo eso, lo viví, yo era entonces una adolescente - dice la guía Laura Supino-.Los nazis tuvieron que buscar por toda la ciudad, porque ya entonces había muchos judíos que no vivían en la zona del gueto. Desde la unificación de Italia, eran libres de residir donde quisieran."
Una placa señala el lugar donde ese millar de personas fueron congregadas para ser enviadas a la muerte, muy cerca de las actuales tiendas de souvenirs. Es un espacio alargado frente al pórtico de Octavia - así llamado por el emperador Augusto en honor de su hermana-,junto a la iglesia de San Angelo in Pescheria, sede de las prédicas católicas a las que los judíos eran forzados a asistir en el siglo XVI. Pocos se bautizaron.
La antiquísima comunidad judía romana data del siglo II a. C., por lo que en origen no era sefardí ni askenazí, las dos ramas del judaísmo surgidas después de la diáspora. Luego, con la expulsión de los judíos de España en 1492, llegaron a Roma hebreos catalanes y castellanos, que dejaron huella. Así, junto a la sinagoga se halla la vía Catalana. Sometidos a humillaciones y prohibiciones, y autorizados a trabajar sólo como prestamistas o vendedores de ropa usada, los judíos del gueto vivieron en durísimas condiciones.
Pese a las trabas, se las arreglaron para contribuir a la cultura romana, incluida su cocina tradicional, a la que legaron las deliciosas alcachofas fritas alla giudia.Ahora se las comen encantados los turistas, mientras los viejos judíos del lugar temen que el espíritu del ex gueto sucumba no sólo a la especulación inmobiliaria, sino también al turismo de postal.
Fuente: La Vanguardia-España
Foto: Clientes en restaurantes judíos en el ex gueto. Al fondo, el pórtico levantado por el emperador Augusto / Andrew Medichini / AP
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