martes, 8 de septiembre de 2009

EL CAMINO A LA IIª GUERRA MUNDIAL (Parte 3 de 5)‏


Parte 3: Portavoz de las Masas Nacionalistas

El ardiente apoyo entre el publico aleman fue otro factor contribuyente al exito de Hitler. Lejos de ser un despota impopular, Hitler era el "portavoz de las masas nacionalistas", como el biografo Ian Kershaw escribe, y el dictador estaba intoxicado por el entusiasmo que generaba entre los alemanes. Efectivamente el orgullo desmedido que finalmente llevo a su desaparicion fue solo hecha posible por la interaccion entre el Führer y el pueblo.
Esta conclusion no es debilitada por la ausencia de escenas de celebracion en las calles y las estaciones de ferrocarril al comienzo de la guerra. Nosotros ahora sabemos que la moda se corrio rapidamente despues de las primeras victorias. A pesar de los millones muertos en la Iª Guerra Mundial, los alemanes no se habian vuelto pacifistas radicales. En cambio, ellos simplemente quisieron evitar una espiral abiertamente de altas muertes.
El 20 de septiembre, el periodista americano William Shirer escribio en Berlin: "Yo tengo que encontrar aun un aleman, incluso entre aquellos que no quieren al regimen, que vea algo equivocado en la destruccion alemana de Polonia." Mientras no haya perdidas significativas, Shirer escribio, "esta no sera una guerra impopular." Fue un pronostico oportuno.
Finalmente, las consecuencias a largo plazo de la Iª Guerra Mundial prepararon el terreno para la catastrofe. Varias fuerzas dispuestas a revisar el orden posguerra y la verdadera anarquia pronto prevalecieron. Los fascistas de Italia, los lideres militares japoneses, la Union Sovietica de Stalin, hasta el regimen militar en Polonia-- todas estas fuerzas aspiraban a construir zonas de influencia o imperios, y para hacer eso ellas cooperaron en uno u otro momento, con los nazis. Aun los democratas en Gran Bretaña y Francia apaciguaron al dictador aleman por mucho tiempo, aunque principalmente por una honorable razon: para salvar la paz.

Aislados
Por supuesto, todo comenzo con los alemanes. Cuando Hitler se volvio canciller del Reich en 1933, habia sido menos de una generacion desde el final de la Iª Guerra Mundial, y aun el propio papel de esa guerra continua sin ser examinado. Desilusionados por la derrota y el resentimiento por las provisiones del Tratado de Versalles, los alemanes de todas las clases y franjas politicas ansiaban corregir estas provisiones que percibian como erradas. El revisionismo, como el historiador aleman Rolf-Dieter Müller destaca, era "la fuerza mas poderosa" en el pais.
En este momento, el Tercer Reich estaba aislado internacionalmente. Los democratas en Londres, Paris y Praga mantenian su distancia, como lo hicieron la Italia fascista y la Union Sovietica. Inicialmente Hitler hasta temio que los paises vecinos pudieran lanzar una guerra preventiva contra Alemania.
Pero sus preocupaciones eran exageradas. Pronto se volvio claro cuan fragil era el orden de la posguerra. Ironicamente, la junta militar en Polonia, un pais que sufriria mas que ningun otro durante la IIª Guerra Mundial, entro en lo que el historiador germano-polaco Frank Golczewski llama una "sociedad junior" con Hitler. En 1934, Varsovia y Berlin firmaron un pacto de no agresion, abriendo las opciones de Hitler en el Este. El regimen polaco, por su parte, tomo ventajas del acuerdo para ejercer presion en paises vecinos.
Hitler, al principio, se encontro en la situacion no familiar de tener que gobernar en el Ministerio del Exterior y a los oficiales militares. Sus generales querian una construccion militar mas rapida y mas extensiva que el dictador sintio que era oportuna desde el punto de vista de la politica exterior.
En este contexto, los contemporaneos fueron desconcertados por la rapidez sin aliento con la cual el Tercer Reich echo por tierra las restricciones de Versalles. El 10 de marzo de 1935, el Ministro de Aviacion Hermann Göring hizo saber que estaba al mando de una fuerza aerea, y menos de una semana mas tarde Hitler anuncio la introduccion del servicio militar obligatorio para aumentar el tamaño de la Wehrmacht a 550,000 hombres. Ambas acciones fueron claras violaciones del Tratado de Versalles, el que habia estipulado un desarme extensivo de Alemania.
Los europeos victoriosos en la Iª Guerra Mundial-- Gran Bretaña, Francia e Italia-- habian reconocido largamente que los terminos de Versalles estaban en el camino de una paz duradera. Quien sabe como hubiese progresado la vida del siglo XX si los aliados hubiesen concedido todas las cosas a la impopular Republica de Weimar que ellos luego aceptarian a regañadientes cuando Hitler simplemente se ayudo.

Restringir a Hitler
En la primavera de 1935, Mussolini invito al Primer Ministro britanico Ramsay MacDonald y al presidente frances Pierre-Étienne Flandin para conversaciones en el elegante Grand Hotel en Stresa, sobre el Lago Maggiore en Italia. Tomando ventaja del valor de la propaganda de la cumbre, el vanidoso Mussolini llego en bote al edificio Art Nouveau, localizado directamente en la costa del magnifico lago. Para el final de la reunion, el maestro de escuela italiano, el pacifista escoces y el bigotudo frances se comprometieron a "tomar todos los pasos apropiados" para castigar las futuras usurpaciones de Hitler.
Il Duce estaba particularmente indignado por los intentos de los nazis austriacos por asumir el poder en Viena. El llamo a una "expedicion punitiva" contra Berlin. "Todos los que estan reunidos aqui saben que Alemania intenta conquistar todo desde aqui hasta Bagdad," dijo.
Pero Mussolini tenia sus propias aspiraciones, las que incluian su sueño de revivir el imperio romano que era incluir Abisinia, o la Etiopia de hoy dia. Unos pocos meses despues de Stresa, el ataco el reino africano, un acto que daño permanentemente sus relaciones con otros paises, particularmente Gran Bretaña.
Hitler dio vuelta la situacion para su beneficio con habilidad diabolica. El suministro secretamente armas a los africanos para evitar una temprana victoria italiana. Al mismo tiempo, el ofrecio a Mussolini, aislado internacionalmente, asistencia economica y militar.
A principios de 1936, el Führer tenia a los italianos donde los queria. Mussolini, ansioso por asegurarse el respaldo de Alemania, declara al llamado Frente de Stresa "muerto y enterrado de una vez por todas" y dio a entender a Hitler que el no pondria objeciones a que Austria se volviera satelite de Alemania. Pronto despues, Mussolini comenzo a referirse al Eje Roma-Berlin.
Sin proteccion italiana, Austria estaba a merced de la presion del Tercer Reich. Una vez que Austria cayo en la esfera de influencia de Alemania, la situacion estrategica de Checoslovaquia se deterioro. Y una vez que Hitler hubo tomado a su cargo Praga y Bratislava, se volvio casi imposible defender exitosamente Polonia, con o sin pacto de no agresion.
"El Führer esta complacido," dijo Goebbels.

Fuente: Der Spiegel
Foto: Adolf Hitler y el Primer Ministro britanico Neville Chamberlain estrechan sus manos el 30 de septiembre de 1939-- el dia que ellos firmaron el Acuerdo de Munich, sellando el destino de Checoslovaquia

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