miércoles, 9 de septiembre de 2009

Las desgracias auto-infligidas de Israel‏


Daniel Mandel

Cuando aumenta la presion extranjera sobre Israel, los israelies, aun un pueblo batallado, tienden correctamente a criticar a aquellos que aplican la presion. Pero ellos a menudo descuidan su propio papel en estimular un clima de presion extranjera.
El proceso de Oslo aumento enormemente este ruinoso patron.
Hoy, Israel esta bajo presion desde la administracion Obama para congelar toda la construccion de asentamientos en Cisjordania y Jerusalem este, y para proceder con la creacion de un estado palestino. Mas siniestramente, los augurios son que los EEUU haran de poco a nada para frenar a Iran de obtener armas nucleares si Israel no coopera con las ordenes de este tipo. Tal presion, equivocada y hostil como es, tiene origen en los propios errores de Israel. A cambio por haber legitimizado a Yasser Arafat y su movimiento Fatah en 1993, la logica y prudencia dictaban que Israel obtendria estricta adherencia palestina a los acuerdos de Oslo, protestarian las violaciones si estas ocurrian y aun la ruptura de negociaciones si el cumplimiento no ocurria.
Pero las grandes apuestas a menudo llevan a posteriores apuestas y los temas suceden en forma muy diferente. Aunque el fallecido Yitzhak Rabin hablo de revertir la autoridad palestina si esta violaba la confianza que Israel habia colocado en ella, esta probo ser una resolucion vacia. Una vez que Oslo habia sido firmado, los gobiernos israelies prefirieron no darse cuenta del hecho que la Autoridad Palestina estaba levantando milicias terroristas y radicalizando al publico palestino para la jihad. Simplemente señalar esto era ganarse la ofensa oficial como un oponente a la paz.
La verdad, por supuesto, era diametralmente opuesta: La unica posibilidad de paz residia con los palestinos cumpliendo sus acuerdos, no ignorando sus violaciones a los mismos.
Los partidarios de Oslo a menudo discutieron que mejoraria la posicion de Israel en el mundo. Lo opuesto resulto cierto. Aun antes del colapso de Oslo en el 2000, los gobiernos occidentales terminaron aceptando la logica implicita en tratar con la autoridad palestina controlada por Arafat: que los palestinos deben ser buscar solo fines como el estado junto a Israel, no la eliminacion de Israel, y que esas concesiones de Israel fueron por lo tanto la clave para la paz.
Como resultado, mas que condenar al ostracismo a la Autoridad Palestina en el 2000 por recurrir a la guerra despues que rechazo las propuestas de paz del presidente Bill Clinton, gran parte del mundo simplemente concluyo que Israel no habia ofrecido lo suficiente. Los boicots anti-Israel y campañas de desviacion se volvieron un lugar comun, especialmente en las universidades donde surgen los lideres de mañana. La actividad antisemita en Europa ha crecido abruptamente desde 1993, de acuerdo a todos los datos estadisticos.
Ariel Sharon fue electo en 2001 despues que Oslo habia devenido en un derramamiento de sangre y produjo una nueva ola de terrorismo palestino. El hablo frecuentemente de la Autoridad Palestina como no garantizando las concesiones israelies debido a su continua promocion del terrorismo y la incitacion.
Pero el tambien termino reiniciando las conversaciones con Mahmoud Abbas y acordando con el mapa de ruta de 2003, sin que la Autoridad Palestina haya hecho nada para justificar esos enormes pasos.
Previamente, el cumplimiento palestino habia sido teoricamente necesario pero practicamente ignorado: Cada nuevo acuerdo simplemente reiteraba las obligaciones palestinas que habian sido deshonradas desde la ultima ceremonia de firma.
Ahora el mapa de ruta descartaba hasta la necesidad de la aparicion del cumplimiento. Pedia grandes concesiones israelies por adelantado de un cumplimiento palestino de los acuerdos pasados-
Israel aepto el mapa de ruta con 14 reservas relacionadas, entro otras cosas, a las obligaciones no cumplidas de los palestinos, pero los EEUU nunca tomaron seriamente nota de estas. Nuevamente, la conclusion fue trazada: Si Israel estaba preparada para negociar con la Autoridad Palestina, debia hacer mas concesiones. En otras palabras, las negociaciones continuas recortaron la capacidad de Israel de insistir en el cumplimiento palestino.
El pionero de Paz Ahora, Amos Oz habia una vez profetizado que Oslo haria a Israel justificablemente duro sobre todas las violaciones palestinos. Esto fue tambien un engaño: Los atlas y libros de textos de la Autoridad Palestina continuan pretendiendo que Israel no existe, y la constitucion de Fatah continua sin cambiar en su pedido para la destruccion de Israel y el uso del terrorismo. Terroristas como George Habash y Samir Kuntar fueron personalmente elogiados por Abbas; y los actos terroristas como la matanza de ocho estudiantes en un seminario en Jerusalem en marzo de 2008 fueron considerados actos de martirologio, los perpetradores alabados en las publicaciones de Abbas.
El resultado de ignorar la mala fe palestina ha sido que hoy, la no reconstruida Autoridad Palestina continua obteniendo fondos de la comunidad internacional (mas de $900 millones este año solo desde los EEUU), mientras que Israel esta bajo despiadada presion para hacer concesiones en Cisjordania y Jerusalem.

Los palestinos observan esto como una alegre division de tareas: Recientemente Abbas dijo al The Washington Post que "Yo esperare que Israel congele los asentamientos... Hasta entonces, en Cisjordania nosotros tenemos una buena realidad... la gente esta viviendo una vida normal." Que gran parte del mundo, incluyendo la administracion Obama, ignore la incitacion, el terrorismo y el rechazo palestinos a Israel mientras que acusan a los judios viviendo en Cisjordania y Jerusalem como la causa del punto muerto no fue inevitable. Oslo- al que nadie impuso sobre Israel- asfalto el camino.
El autor es profesor de historia en la Universidad Melbourne, director del Centro para Politica de Medio Oriente de la Organizacion Sionista de America y el autor de H.V. Evatt y el Establecimiento de Israel: El Sionista Encubierto (Londres: Routledge, 2004).
Fuente: The Jerusalem Post

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