or Ronen Bergman
Tel Aviv, Israel-
Hablando recientemente a los jefes de los medios noticiosos más importantes de su pais, el Primer Ministro israelí Benjamin Netanyahu no pudo contener su alegría por las revelaciones de los ultimos documentos de WikiLeaks (una reacción que obtuvo una protesta privada de la Embajada americana en Tel Aviv).
La razón principal para la satisfacción del Sr. Netanyahu fue que los documentos altamente clasificados del Departamento de Estado presentan una imagen de un mundo árabe que desprecia a Hamas, cree que Hezbollah es un peligro para el Líbano, y teme a Irán. Los
líderes árabes toman la última cuestión tan en serio que incluso parecen estar haciendo su mejor esfuerzo para convencer a los Estados Unidos de atacar las instalaciones nucleares de Irán.
El presidente de Egipto, Hosni Mubarak, por ejemplo, "odia a Hamas, y lo considera lo mismo que la propia Hermandad Musulmana de Egipto, a la que ve como su propia amenaza política más peligrosa", dice un memorando de febrero de 2009 a la Secretaria de Estado Hillary Clinton. Otra nota, de fecha julio de 2008, informa que el Sr. Mubarak informó el senador John Kerry que los iraníes "son grandes y gordos mentirosos y justifican sus mentiras porque creen que es para un propósito más elevado."
Según este informe, el Sr. Mubarak considera a Irán como el principal desafío a largo plazo que enfrenta Egipto. Omar Suleiman, jefe de inteligencia y mano derecha de Mubarak, dijo al general David Petraeus en julio de 2009 que Irán está manejando agentes dentro de Egipto en un intento por subvertir al régimen egipcio en connivencia con miembros de la Hermandad Musulmana.
El tenor de estas declaraciones confidenciales repite las preocupaciones que los líderes israelíes han planteado largamente sobre Irán. Así que el Sr. Netanyahu y otros israelíes están contentos de señalar a los documentos como prueba que las preocupaciones existenciales de Israel son compartidas por muchos de sus vecinos. Y con Irán percibido como un peligro claro tanto para Israel como para numerosos gobiernos árabes, se podría esperar que los árabes e Israel unan sus fuerzas para enfrentar a su enemigo común.
Una mirada más cercana a los documentos, sin embargo, presenta una realidad política que es mucho más compleja. Wikileaks revela que el enemigo de mi enemigo no es necesariamente mi amigo.
Las transcripciones de las reuniones entre los líderes árabes del Golfo y los funcionarios de EE.UU. muestran que aun cuando el odio y temor árabes a Irán son considerables, la hostilidad hacia Israel es igual de grande. Además, debido a que el problema palestino no ha sido resuelto, la cooperación abierta entre árabes e israelíes es un imposible. Los documentos confirman la existencia de contactos de inteligencia encubierta entre Israel y algunos estados árabes, incluyendo a Arabia Saudita, pero las relaciones son tenues y la cooperación es estrictamente ad hoc.
Para que tales vínculos tengan algún impacto político, tendrían que ser abiertos, y esto simplemente no está a punto de suceder. Mubarak puede despreciar a Hamas, pero señala a sus interlocutores estadounidenses que no pueden actuar contra Hamas en Gaza por temor a parecer que colaboran con Israel.
Tanto los egipcios como los jordanos declaran que temen a Irán y quisieran ver sanciones económicas en contra de el hasta que su proyecto nuclear sea desechado. Pero en el mismo aliento funcionarios de ambos países declaran que ningún Estado árabe podría unirse abiertamente a las sanciones, por temor a ser visto como una traición a la nación islámica. Huelga decir que nadie está dispuesto a salir públicamente en apoyo de acciones militares contra Irán, ni siquiera por parte de Estados Unidos, por no hablar de Israel.
Lo que debe preocupar a Israel aún más, sin embargo, son los contornos de la política exterior de Estados Unidos que surgen de Wikileaks. Los líderes políticos israelíes actúan como si creyeran que hay un alto grado de confluencia entre los objetivos estratégicos israelíes y estadounidenses en Medio Oriente. Cualquiera que lea los documentos WikiLeaks descubre lo contrario.
Estados Unidos enfrenta serias dificultades en Irak, Afganistán, Pakistán y el Golfo. Israel tiene muy poco que ofrecer a EE.UU. en la solución de estos problemas. Por el contrario, algunos de los adversarios de Israel lo hacen, sobre todo Arabia Saudita. No es sorprendente que los cables de los representantes estadounidenses en el mundo árabe revelen una lista de prioridades en la que Israel no figura alta, si es que figura.
La conclusión es la siguiente: Tener un enemigo común- o incluso más de uno, no es suficiente para convertir a los enemigos de larga data en amigos. La historia nos enseña que es imposible llevar a cabo una campaña eficaz contra estados canallas sin una coalición de pared a pared de los socios responsables que son conscientes de su papel en la preservación de la seguridad de la familia de las naciones. A menos que los estados preocupados del Medio Oriente cambien drásticamente la forma en que colaboran (con EEUU en calidad de mediador), la campaña para impedir que Irán obtenga la bomba se perderá.
Ronen Bergman es un militar de alto rango y analista de inteligencia para Yedioth Ahronot, un diario israelí. Actualmente está trabajando en un libro sobre el Mossad y el arte del asesinato.
Fuente: The Wall Street Journal- Este artículo fue traducido especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba.
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