y DANIEL PIPES
12/14/2010 23:42
De todas las revelaciones de WikiLeaks, la mas cautivante puede ser enterarnos que muchos lideres arabes han presionado al gobierno de EEUU para atacar las instalaciones nucleares iranies. Mas notoriamente, el Rey Abdullah de Arabia Saudita pidio a Washington "cortar la cabeza de la serpiente."
De acuerdo al consenso casi universal, estas declaraciones desenmascaran los sentimientos reales de los politicos sauditas y de otras partes.
Pero es eso necesariamente asi? Hay dos razones para la duda.
Primero, como Lee Smith astutamente destaca, los arabes podrian simplemente estar diciendo a los americanos lo que ellos piensan que estos quisieran escuchar: "Nosotros sabemos lo que los arabes dicen a los diplomaticos y periodistas acerca de Iran", escribe el, "pero no sabemos lo que ellos realmente piensan acerca de su vecino persa."
Sus pedidos podrian ser parte de un proceso de diplomacia que involucra reflejar los miedos y deseos de los aliados de uno.
Asi, cuando los sauditas afirman que los iranies son sus enemigos mortales, los americanos tienden a aceptar en forma no critica esta aparente comunidad de intereses. Smith sostiene, sin embargo, que “las palabras que los sauditas pronuncian a los diplomaticos americnos no tienen intencion de darnos una ventana hacia el pensamiento real, sino manipularnos para servir a los intereses de la Casa de Saud."
Como sabemos que ellos estan diciendo la verdad- solo debido a que nos gusta lo que estan diciendo? Segundo, como juzgamos la discrepancia entre lo que los lideres arabes dicen a los interlocutores occidentales en voz baja y lo que ellos braman a sus masas? OBSERVANDO LOS patrones desde los años 1930s en adelante, yo note en una encuesta de 1993 que los susurros interesan menos que los gritos: "Los pronunciamientos publicos cuentan mas que las comunicaciones privadas.
Ninguno proporciona una guia infalible porque los politicos mienten tanto en publico como en privado, pero los primeros predicen las acciones mejor que las ultimas."
El conflicto arabe-israeli, por ejemplo, hubiese terminado hace mucho si uno cree las confidencias dichas a los occidentales.
Tomemos el ejemplo de Gamal Abdel Nasser, el caudillo de Egipto de 1952 a 1970, y discutiblemente el politico que mas hizo a Israel en la obsesion constante de la politica de Medio Oriente.
De acuerdo a Miles Copeland, un agente de la CIA que se contacto con Nasser, el ultimo consideraba al tema palestino "sin importancia."
En publico, sin embargo, Nasser promovia incansablemente una agenda antisionista, manejandola para convertirse en el mas poderoso lider arabe de su epoca.
Sus confidencias a Copeland, en otras palabras, eran completamente engañosas.
El mismo patron se aplico a lo especifico. El hablo en privado con diplomaticos occidentales acerca de una disposicion para negociar con Israel, pero al dirigirse al mundo, el rechazo la existencia misma de un estado judio tanto como cualquier compromiso con el. Despues de la guerra de 1967, por ejemplo, Nasser señalo en forma secreta a los americanos una voluntad para firmar un acuerdo de no beligerancia con Israel "con todas sus consecuencias," mientras que publicamente rechazaba las negociaciones e insistia que "lo que fue tomado por la fuerza sera recuperado por la fuerza."
La declaracion publica, como siempre, definio sus politicas reales.
No solo los gritos de Nasser ofrecen una guia mucho mas adecuada que sus susurros, sino que el tacitamente lo admitio, diciendo a John F. Kennedy que "algunos politicos arabes estaban haciendo duras declaraciones respecto a Palestina publicamente, y luego contactando al gobierno americano para aliviar su dureza diciendo que sus declaraciones estaban destinadas al consumo arabe local."
Asi Nasser describio precisamente su propio comportamiento.
Contrariamente, cuando hablan privadamente a los suyos, los lideres arabes a veces revelan la verdad. Memorablemente, Yasser Arafat firmo publicamente los Acuerdos de Oslo de 1993 reconociendo a Israel, pero expreso sus reales intenciones cuando llamo a los musulmanes en una mezquita sudafricana "a venir y luchar y comenzar la jihad para liberar a Jerusalem.”
Es intuitivo privilegiar lo confidencial por sobre lo abierto y lo privado por sobre lo publico. No obstante, la politica de Medio Oriente repetidamente muestra que uno hace mejor leyendo declaraciones de prensa y escuchando los discursos que confiando en cables diplomaticos. Las opiniones confidenciales pueden ser mas sentidas, pero, como Dalia Dassa Kaye de la Corporacion Rand destaca: “Lo que los lideres arabes dicen a los funcionarios americanos y lo que ellos podrian hacer no siempre siguen la pista."
Las masas escuchan politicas; los occidentales de alto rango escuchan seduccion.
Esta regla empirica explica por que los observadores distantes a menudo ven lo que los diplomaticos y periodistas cercanos se pierden. Tambien plantea dudas acerca de la utilidad del derrame de datos de WikiLeaks. Al final, puede distraernos mas que clarificar las politicas arabes.
El autor es director del Foro de Medio Oriente y becario visitante distinguido Taube en la Institucion Hoover de la Universidad de Stanford
Fuente: The Jerusalem Post- Este articulo fue traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Cordoba
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