Canada se ha distinguido en los ultimos años como un firme partidario de Israel bajo el Primer Ministro Stephen Harper, quien reafirmo el ultimo mes que el esta preparado para sufrir cualquier reaccion contraria politica.
La postura de Harper por Israel se convirtio en un tema de acalorado debate nacional a mediados de octubre, luego que estados miembros de la Asamblea General de ONU humillaron a Canada rechazando apoyar su candidatura para una de las dos bancas "occidentales" entre las bancas rotativas en el Consejo de Seguridad- un lugar con el que Canada ha sido galardonado en seis oportunidades anteriores desde 1948. La banca fue en cambio a Portugal, un firme partidario de los puntos de vista "imparciales" de la Union Europea sobre el Medio Oriente, y un estado endeudado con la Comunidad Europea por su reciente rescate del masivo deficit presupuestario.
Canada fue derrotado en la votacion en la Asamblea General a pesar de haber recibido promesas escritas de apoyo de 135 paises. Un funcionario islamico de alto nivel explico a The Ottawa Citizen que la Conferencia Islamica de 57 miembros se habia "sentido desairada luego que Canada no siguio el ejemplo de Portugal encarando al bloque cada vez mas influyente como un grupo."
Inmediatamente luego del rechazo de ONU, el Ministro de Relaciones Exteriores, Lawrence Cannon, admitio que fue una retribucion politica, pero aseguro, "Nosotros no nos retractaremos de nuestros principios, y continuaremos buscandolos en la escena internacional. Algunos incluso dicen que, debido a nuestro apego a estos valores, hemos perdido una banca en el consejo. Si ese es el caso, que asi sea."
Entre los expertos convocados por las redes de television canadienses para explicar este incomodo suceso estaba un ex embajador canadiense ante la ONU, Paul Heinbecker, quien ahora dirige a un grupo de expertos consultores en politica exterior. Heinbecker ha denunciado al gobierno de Harper por toda decision politica respecto a Medio Oriente, comenzando con la primera- la del no reconocimiento de un gobierno de Hamas en la Autoridad Palestina en marzo de 2006.
Entrevistado por CTV News, Heinbecker afirmo que Canada habia tenido negado su lugar en la mesa debido a que el gobierno de Harper esta "vendiendo politicas con las que la comunidad internacional no es simpatica... (entre las cuales hay) politicas que son francamente y abiertamente en apoyo del gobierno de Israel. ... Y nuevamente lo que sea que usted piense de los meritos de la politica, ella no consigue votos. Hay 57 votos en la comunidad arabe e islamica."
El mismo dia, Michael Ignatieff, lider del partido Liberal de oposicion en el Parlamento, lamento la caida del prestigio de Canada, diciendo a la prensa que con este resultado el gobierno de Harper "habia pagado el precio" por correr la politica exterior de Canada lejos de las tradiciones largamente establecidas- entre las cuales estaba la busqueda de la politica equilibrada hacia Israel y los palestinos.
Los grupos en Canada que suelen hablar por los intereses arabes y musulmanes vieron el episodio de la ONU con la misma luz. Antes de la votacion, Khaled Moummar, lider de la Federacion Canadiense Arabe, dijo al National Post que su electorado "temia que si Canada obtenia una banca en el Consejo de Seguridad de la ONU, podria ser usado contra los arabes y musulmanes alrededor del mundo."
El Vice Presidente Ejecutivo de B'nai B'rith Canada, Frank Dimant respondio que, "a pesar de pretender ser defensores de los valores canadienses, la Federacion Canadiense Arabe presiono activamente contra su propio pais, de esa manera intentando avergonzar y dividir a Canada."
Los periodistas y academicos canadienses estan de acuerdo al unisono que la resistencia del gobierno de Harper al "educado" consenso internacional respecto a Israel se debe a su cautiverio por parte del Sionismo cristiano. El Partido Conservador, dicen, representa a las pequeñas ciudades y campo, donde (a falta de cosas mas excitantes para hacer) se asiste mas regularmente a la iglesia que en lugares mejor iluminados; ellos hablan con conocimiento de estas legiones como la "Derecha Cristiana."
Este es el tema de un reciente libro mejor vendido, El Factor Armageddon: El Ascenso del Nacionalismo Cristiano en Canada (Random House, 2010). El autor Marc McDonald explica que la politica del gobierno conservador hacia Israel es impulsada por una fuerza subterranea- el entusiasmo "Dispensacionalista" de muchas figuras claves en el gobierno de Harper.
McDonald explica: "Harper ha apoyado a Israel con tal fervor que los veteranos estudiosos y diplomaticos lo ubican somo el cambio mas dramatico en la historia de la posguerra de la politica exterior canadiense." Ella concuerda con Heinbecker en que esto es un acontecimiento malo, que deja a Canada parado solo contra la conciencia de la humanidad como es expresada en las resoluciones de la ONU.
Ademas, dice, Harper esta "ignorando abiertamente tanto el consejo del Departamento de Asuntos Exteriores como las consecuencias politicas de su relacion con la proliferante poblacion musulmana de este pais."
Entre "las influencias extranjeras y alarmantes" que McDonald teme estan "ganando terreno en el gobierno de Harper" esta la especulacion del Fin de los Tiempos "estilo americano", la cual toma expresion, ella afirma, en el "producto de la sociedad entre los evangelicos canadienses y los judios conservadores forjada casi una decada atras con la politica de Medio Oriente en mente." La politica conspirativa de McDonald ha sido adoptada por muchos periodistas.
Harper es el primer Primer Ministro protestante en casi medio siglo- si se pasa por alto las pocas semanas del mandato de Kim Campbell en 1993. Por otra parte, Harper representa un rincon del pais (Alberta) con una excepcionalmente grande representacion de evangelicos y pentecostales.
Hay una profunda logica politica en funcionamiento con el gobierno conservador de Harper, desde su llegada al cargo en 2006, busca una politica mucho mas amistosa hacia Israel que cualquier gobierno liberal del pasado. El factor mas importante en esta ecuacion, no obstante, es el hecho que la mayoria de los miembros del parlamento canadiense estan dispuestos a dar a Israel el beneficio de la duda en tiempos de crisis. Detras de este hecho que se avecina hay uno aun mas grande: como las encuestas muestran constantemente, la mayoria de los votantes canadienses prefieren la causa de Israel.
A pesar de los menosprecios de la prensa y estudiosos liberales, muchos amigos de Israel en Canada fueron reasegurados cuando Harper dijo a una conferencia mundial sobre antisemitismo llevada a cabo en Ottawa en noviembre que aunque Israel es receptiva a las criticas justas, Canada esta moralmente obligado a posicionarse por su aliado en lo que respecta a ataques sesgados por parte de otros.
"No solo porque es lo correcto, sino porque la historia nos muestra- y la ideologia de la mafia anti-Israel nos dice muy bien- que aquellos que amenazan la existencia del pueblo judio son en el largo plazo una amenaza para todos nosotros", declaro Harper.
"Y yo se, dicho sea de paso, porque tengo los moretones para mostrar, que sea en la ONU o en cualquier otro foro internacional, la cosa mas facil para hacer es simplemente es juntarse e ir junto con esta retorica anti-Israel, fingir que se trata solo de ser imparcial, y excusarse con la etiqueta de intermediario honesto."
"Hay, despues de todo, muchos mas votos- muchos mas- en ser anti-israeli.... Pero en tanto yo sea primer ministro... Canada tomara esa posicion, cualquiera sea el costo."
Con la campaña mundial para deslegitimizar a Israel ganando terreno, la postura de principios del gobierno de Harper es refrescantemente valiente. Pero entonces nuevamente, como uno de los ministros de Clement Attlee una vez dijo: 'La unica cosa peor que decir que mi pais esta en lo correcto o equivocado es decir que las Naciones Unidas estan en lo correcto o equivocado.' Tener principios es simplemente una virtud, y como tal tiene sus propias recompensas.
Merkley es un conocido autor y Profesor Emerito en Historia en la Universidad Carleton de Ottawa. Actualmente esta trabajando en un nuevo libro sobre conservadores canadienses e Israel.
Fuente: The Jerusalem Post
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