nes 28 de febrero de 2011
Por Lior Haiat
Portavoz de la Embajada de Israel en España
“Cuéntame quiénes son tus amigos y te diré quién eres” (refrán israelí)
Hace alrededor de dos años, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU invitó al juez sudafricano Richard Goldstone a escribir un informe sobre la operación militar israelí contra Hamás, conocida como “Plomo Fundido”. Mucho se ha escrito desde entonces sobre ese informe, en el que el juez eligió aceptar la versión de una organización terrorista, en el que ignoraba los años de ataques contra la población civil israelí y en el que mantenía el punto de vista de una de las partes sin considerar siquiera el de la otra.
En este punto, uno se podría preguntar por qué menciono ahora este informe, que probablemente está perdiendo poco a poco su relevancia en la agenda internacional y que como otros similares acabará en el cubo de basura de la historia. Lo hago porque durante los últimos días el Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha vuelto a los titulares de actualidad, mientras que el juez Goldstone no lo ha hecho. Él se ha quedado en casa. No se le escucha ni una sola palabra.
Pero ¿por qué ha regresado el Consejo de Derechos Humanos a la actualidad? Lo ha hecho porque por primera vez en su historia se ha discutido en su seno sobre los derechos humanos en uno de los países que es miembro permanente: Libia. Así es, aunque parezca increíble, hasta el día de hoy, es decir, cinco años después de la creación de este Consejo, no se ha discutido ni una vez los derechos humanos en Libia, ¡¡¡ni una sola vez!!!
Es más, no sólo no se ha tratado la situación de los derechos humanos en Libia, sino que cada vez que surgía la intención o la ocasión de hablar de este tema, una coalición de países no democráticos, que controlan este Consejo, se unían para evitar dicho asunto. Así sucedió también en el caso de la enfermera búlgara torturada en Libia cuyo vídeo podéis ver aquí.
De este modo, la organización que supuestamente tiene que defender los derechos humanos en el mundo, está controlada por países que no tienen nada qué ver con el respeto a los derechos humanos, nada. Pero sí tienen un chivo expiatorio, Israel, que constituye el objetivo de más del 85% de las discusiones en este Consejo.
Se trata pues de un doble delito: por un lado, el de acosar a Israel, la única democracia de Oriente Medio y, por otro, el de ignorar sistemáticamente los derechos humanos en una enorme parte del mundo. Así es como los países no democráticos utilizan cínicamente la democracia en las organizaciones internacionales.
El mundo ha abandonado a Libia y a su población. Y no sólo lo han hecho las organizaciones internacionales como el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, sino también las organizaciones no gubernamentales que, por otra parte, se erigen en abanderadas de los derechos humanos en el mundo. También éstas han abandonado a la población libia (más información sobre este caso en uno de mis próximos post).
Y ahora regresemos al juez Goldstone, que permanece en su casa. Desde su punto de vista, no hay nada qué investigar, porque Gadafi es para él el ejemplo personificado del respeto a los derechos humanos. Gadafi es quien nos enseña el camino adecuado. Además ¿cómo puede Goldstone investigar a su jefe?
Fuente: Off the record
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