Hoy es domingo, volviendo de mi compleja jornada laboral y sumergiendome en la desconexión necesaria que me ofrece mi computadora me encuentro con una noticia reparadora de esa especie de "crimen contra el sionismo", de esa injusta negativa del gobierno de Israel de negarse a traer a los 8.000 etíopes falashmura remanentes que vienen reclamando desde hace tantos años, ellos como sus familiares de Israel.
Por fin el gobierno aprobó por unanimidad la absorción de estos etíopes de ascendencia judía y de piel oscura llamados "falashmuras", que se encuentran esperando en un campamento en la región de Gondar al noreste de Etiopía. "Se trata de descendientes del pueblo de Israel, hombres mujeres y niños que se encuentran en estos momentos en condiciones humanitarias muy deficientes". Primer Ministro Biniamín Netanyahu.
Estamos hablando de judíos convertidos por coerción al cristianismo a principios del siglo XX y cuyos descendientes desean fervientemente emigrar a Israel como lo hicieron el resto de sus familiares que no se habían convertido.
Entre los innumerables comentarios que asiduamente recibo sobre mis trabajos surge a menudo la cuestión racial, esto me despierta la necesidad de incursionar en una temática como esta, tan cargada de prejuicios, leyendas y de grandes sufrimientos humanos.
Cuando yo era un niño de escuela primaria la cuestión racial despertaba en mi emociones y pensamientos de repulsión y rechazo, tanto la visión de la ilustración de la cabaña del tío Tom de Harriet Beecher Stowe, donde el amo blanco castigaba impunemente a su esclavo negro hasta las espantosas fotografías de montañas de cadáveres de judíos asesinados en el holocausto por el monstruo nazi.
Un 21 de febrero de 1965 cae asesinado un luchador por los derechos de emancipación de los negros: Malcolm X, converso al Islam, en 1953 cambió su nombre de Malcolm Little a Malcolm X, "Al adoptar la ''X' anuncia lo que has sido y lo que serás: ex-esclavo". La 'X' también corresponde al apellido desconocido de los esclavos de los que Malcolm X descendía, en lugar de seguir usando un nombre que seguramente fue escogido por un dueño de esclavos. Historia que a pesar de crear en mi reparos de tipo ético y moral, por contener ciertas connotaciones de prejuicios y odios hacia los blancos, aun así despertaban en mi gran admiración y simpatía, como gesta emancipadora, como paradigmas de dignidad, tal vez influido por el recuerdo de los veinte siglos de exilio, persecuciones y sufrimientos de mi pueblo judío.
Durante mi adolescencia soñadora e idealista, me conmovió de rechazo y espanto, ese 4 de abril de 1968, donde un activista del Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos para los negros americanos y Premio Nóbel de la Paz, Martin Luther King fue asesinado salvajemente por el motivo de dejar plantado una valiosa semilla de paz y convivencia entre los seres humanos.
Hoy, es un verdadero emblema esperanzador para la humanidad la trayectoria de Barack Obama, desde sus raíces africanas, desde su padre alguna vez pastor de cabras e inmigrante negro a los Estados Unidos. Una abuela orgullosa de 86 años, Sara Obama: "Nunca imaginé que alguien de nuestra familia pudiera llegar tan lejos alguna vez". "Fue bello y triste, porque vino para ver la tumba de su padre". Un padre que recorrió un largo camino desde la pequeña aldea en el oeste de Kenia, hasta una universidad estadounidense en la que conoció a su mujer y nació su hijo que luego de 45 años logra posicionarse ante excelentes posibilidades de llegar a una Casa Blanca, gobernada desde siempre por blancos e intentar liderar así al país mas poderoso del planeta. Por eso afirmo que el sueño de Martin Luther King esta dando sus frutos:"Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos".
Cuando llegué a Israel con mi familia tuve mi primer grato y atípico contacto con nuestros judíos negros, los falashas. Un jueves a las once de la noche nuestro transporte que nos conducía desde el aeropuerto Ben Gurion llegaba a destino: el centro de absorción de la Agencia Judía en Kiriat Iam; mi hijo mayor que venia dormitando, despierta y ve la gran comitiva que nos estaba esperando para darnos la bienvenida: las blancas figuras de los voluntarios del proyecto Bialik y un numeroso grupo de jóvenes inmigrantes de Etiopía que residían en el lugar. El entonces exclamó asombrado: papá, no llegamos a Israel, nos equivocamos, estamos en África. Al día siguiente mi hijo jugaba al fútbol con ellos. El domingo a la noche su comunidad festejaba Simja Tora bailando con los rollos de la Tora al son de los tambores africanos.
Estos falashas fueron "descubiertos" en 1860 por misioneros británicos que fueron los primeros occidentales en encontrarse con ellos y poco después el investigador Joseph Ha Levy decidió ir a conocerlos personalmente, luego de un recibimiento pleno de recelo, desconfianza y curiosidad le preguntaron: "¿Usted se dice judío? ¿Cómo pretende ser judío, si usted es blanco?"
En mis posteriores contactos los fui descubriendo como gente muy noble y sencilla que consideran a Israel como su única patria y la de sus ancestros, vivenciando un proceso de adaptación lento y difícil, ya que su cultura de origen dista muchísimo del moderno, sofisticado y competitivo Israel de hoy.
Tuve la triste experiencia de vivenciar repugnantes actos de discriminación hacia ellos por el pecado de su piel mas oscura que la nuestra, detestables e ignorantes personajes de piel blanca que manifiestan a viva voz en los medios de transporte publico, no aceptar que estos verdaderos hermanos, vayan sentados en el mismo asiento que ellos porque son negros, entonces sentí brotar de mi a borbotones mi cariño y mi solidaridad hacia mis hermanos negros, como si yo fuera también un verdadero falasha blanco.
"... Por primera vez en la historia, millares de negros están siendo llevados a un país, no en cadenas, sino con dignidad; no como esclavos, sino como ciudadanos". William Safire durante la operación Moisés.
Hoy el Gobierno de Israel, aprobó por unanimidad la absorción de estos etíopes de ascendencia judía y de piel oscura llamados "falashmuras". Noticias como esta me hacen sentir orgulloso, hoy mas que nunca, de ser un ciudadano israelí y deseo exclamar libremente a todos los vientos de este misterioso medio oriente :
“Bienvenido hermano negro”
Guido Maisuls
Kiriat Bialik, Israel, IL
Si no soy yo ¿quién?, si no es ahora ¿cuando?
si es solo para mí, ¿de que sirve?
(Hillel)
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