DAR PODER A LOS ISLAMISTAS

2/12/10

By SHIRAZ MAHER
La mezquita de East London esta entre las más extremistas instituciones islámicas de Gran Bretaña. Construida con la ayuda financiera de Arabia Saudita, la planta en expansión es hogar del Centro Musulman de Londres donde predicadores incendiarios son regularmente bienvenidos. El lunes, la mezquita de East London recibizó a un tipo muy diferente de visitante- el embajador de EE.UU. en el Reino Unido, Louis Susman. Urgido por el presidente Barack Obama a relacionarse con los musulmanes británicos, el Sr. Susman habló de su "gran admiración" por la mezquita y su entusiasmo por conocer a su personal.
Para cualquier medida la mezquita de East London es una institución problematica. El año pasado, por ejemplo, se organizó un evento titulado "El Fin de los Tiempos: Un Nuevo Comienzo", donde se distribuyeron folletos que muestran Manhattan derrumbandose bajo un apocalipsis hadeano de meteoros, que rompió en pedazos la Estatua de la Libertad y prendió fuego a la ciudad. Uno de los oradores invitados, Khalid Yasin, describió las creencias de cristianos y judios como "suciedad". En forma más preocupante, el evento también contó con una sesion en video en vivo de preguntas y respuestas con Anwar Al Awlaki, el predicador nacido en Estados Unidos alineado con Al Qaeda.
Las credenciales terroristas de Awlaki rivalizan con aquellas de Osama bin Laden y Ayman al-Zawahiri. Dos de los terroristas del 11/S, así como el Mayor Nidal Hasan, quien asesinó a 13 soldados de EE.UU. en Fort Hood, el año pasado, asistieron a sus sermones en Washington. Desde su nueva base en Yemen, Awlaki llamó a Hasan un "héroe" y se jactó de haber dirigido al "bombardero de los calzoncillos", Omar Faruk Abdulmutallab, en su intento por hacer estallar un vuelo de Delta Airlines la pasada Navidad.
El año pasado no fue la primera vez que el veneno de al Awlaki resonó a través de la mezquita de East London. En 2003 la mezquita lo invitó para un evento sobre vigilancia donde el dijo al publico que "Un musulmán es hermano de un musulmán, el no lo oprime, el no lo traiciona y no lo entrega ... Tu no entregas a un musulman a los enemigos." Los enemigos en este contexto era la Policía.
Un administrador de la mezquita de East London, Azad Ali, ha sido muy explícito acerca de sus sentimientos al respecto. "Realmente me encanta [Awlaki] por el bien de Alá, el tiene una manera prodigiosa de explicar las cosas a la gente la cual es entrañable" dijo Azad Ali, antes de pasar a apoyar la matanza de las tropas británicas y de EE.UU. en Irak.
La visita del Sr. Susman ilustra las metidas de pata que a menudo hacen los politicos occidentales acercandose a los socios musulmanes de "dialogo" equivocados. El embajador de EE.UU. podría fácilmente haberse enterado de las simpatías de la mezquita por el islamismo reaccionario, consultando al gobierno británico. Un informe publicado el año pasado por el Departamento para Comunidades y Gobierno Local en la comunidad musulmana pakistani en Inglaterra declara que "la mezquita de East London [es] la institución clave para el ala de Bangladesh de la AC [Jamaat-e Islami] en el Reino Unido."
Jamaat-e Islami es el Partido Radical del sur de Asia creado por Syed Abulala Maududi, que tiene como objetivo crear una teocracia islamista. El gobierno de Bangladesh está actualmente investigando a decenas de miembros de Jamaat por presuntos crímenes de guerra durante la guerra de independencia de Pakistan en 1971.
Nada de esto debería ser una sorpresa para el señor Susman. Informes del Congreso de fechas tan lejanas como 1993, han advertido de los vínculos de Jamaat con el terrorismo, particularmente en Cachemira.
Irónicamente, hace dos años Jamaat fue eliminado prácticamente como una fuerza política en Bangladesh, ganando sólo dos de los 300 escaños. Por el contrario, sus aliados en Gran Bretaña todavía afirman hablar en nombre de los musulmanes británicos, mientras que su "partido matriz" ha sido rechazado de manera decisiva en las urnas.
En contraste con la determinación del pueblo de Bangladesh para rechazar la política extremista, el Sr. Susman ha envalentonado a sus contrapartes británicas. Esta visita llega como un duro golpe a los musulmanes laicos y genuinamente progresistas en el este de Londres, que han estado presionando la espalda contra el extremismo de la mezquita. La visita del Sr. Susman a la mezquita de este de Londres envalentono a los reaccionarios a expensas de sus contrapartes más moderadas.
Las repercusiones de la decisión del embajador de asistir y alabar a la mezquita del Este de Londres ya están reverberando a través de Westminster. El primer ministro, David Cameron, ha pedido a Lord Carlile, revisor independiente del gobierno de las leyes contra el terrorismo, supervisar una revisión exhaustiva de su programa de "Prevención del extremismo violento", incluida la manera en que los socios comunitarios son seleccionados. No hay ninguna sugerencia, sin embargo, que el gobierno británico recomendó la mezquita del Este de Londres a los estadounidenses.
Esperanzadamente, el examen va a rechazar la tesis peligrosa que los islamistas políticos que dicen ser no-violentos deben ser reforzados en un intento por desviar la ira de los jóvenes musulmanes lejos del terrorismo. Esta es la premisa sobre la cual gran parte de la estrategia de "prevenir" de Gran Bretaña ha funcionado hasta la fecha. Previamente habia buscado a grupos reaccionarios creyendo que sólo ellos poseen la credibilidad necesaria para "entregar" a la gente de la violencia. A veces, esto ha incluido volver un ojo nelsoniano a los predicadores del odio tales como el famoso ex imán de la mezquita de Finsbury Park, Abu Hamza, mas conocido por su distintivo parche en el ojo y gancho.
Mientras Gran Bretaña se da cuenta poco a poco que dar poder a los islamistas- aun si ellos afirman rechazar la violencia- es contraproducente, EEUU debe aprender de aquellos errores en vez de repetirlos.

El Sr. Maher es un alto miembro del Centro Internacional para el Estudio de la Radicalización y Violencia Política, del Kings College de Londres.
Fuente: The Wall Street Journal