viernes, 16 de septiembre de 2011

Perasha Ki-Tabó‏

18:30 Hs. - Motzaei Shabat 17/Sep/11 19:23 Hs.
Perasha Ki-Tabó

BS"D

LA MITZVÁ DE BICURÍM:
UNA DECLARACIÓN DE EMUNÁ



En esta Perashá se menciona la Mitzvá (el Precepto) de Bicurim. Ésta, que tenía vigencia en la época del Bet Hamikdash (Templo Sagrado
Judío) consistía en llevar anualmente los primeros frutos del árbol a Ierushalaim, para agradecer a HaShem por las bondades de la tierra. Cada Iehudíllegaba al Bet Hamikdashcon su canasta llena de frutas y manifestaba verbalmente su alegría por haber podido cumplir una vez más con la Mitzvá.
En el Midrash (Libro Sagrado complementario de la Tora) está escrito que HaShem dijo que sólo por esta Mitzvá, el cielo y la tierra tienen razón de ,ser creados. Resulta extraño: ¿Qué importancia reviste la Mitzvá de Bicurím, que por sí sola justifica la creación del Cielo y de la tierra?
La explicación es la siguiente: Para saber que HaShem es el Creador del universo no se precisa tanta sabiduría ni inteligencia. Cualquier persona con un poco de raciocinio se da cuenta que todo lo que nos rodea no pudo haber surgido por sí solo; sin Creador ni Conductor. Lo que a veces resulta difícil de asimilar es que las cosas que la persona hace con sus propias manos, también obedecen a la Voluntad Divina, y sin ella, nada de lo que la persona se propone hacer vería la luz. El hombre suele equivocarse y pensar que gracias a su fuerza e influencia consiguió lo que tiene, pero definitiva­mente no es así. Todos los días le decimos a HaShem en la Tefilá: "...porque Tú le das vida a todo". Y por eso, a cada momento y momento agradecemos a Él, y por cada respiración que sale de nuestra boca, lo alabamos. El cuerpo del hombre es inerte, de no ser porque HaShem determina que viva. Si HaShem no lo quiere, ni un solo miembro de nuestro organismo podríamos mover; ni un solo órgano funcionaría.
En una Perashá anterior le irnos: "Cuando salgas a la guerra en contra de tu enemigo, y te lo entregará HaShem, Tu D-os, en tu mano..." El valiente que sale a la guerra, va provisto de armas y estrategia militar. Sin embargo, no son las armas ni las tácticas lo que llevan a la persona a la victoria, sino "...te lo entregará HaShem, Tu D-os, en tu mano", porque HaShem es quien gana la guerra. Todo lo hace HaShem, y ése es el fundamento de la Emana (la Fe).
Ese fundamento queda enraizado en el corazón de la persona cuando cumple la Mitzvá de Bicurím. Pues cuando después de que esta persona aró; sembró y cosechó, y luego !levó sus primeros frutos al Set Hamikdash para agradecerle a HaShem, demuestra que toda su fuerza e influencia no es nada frente al poder del Creador del mundo, al que atribuye todo lo que tiene.
En la Guemará (Maséjet Rosh Hashaná 16.) está escrito que en Rosh Hashaná se menciona que HaShem es el Rey, "para que lo consagren como Rey dentro de ustedes". Esta expresión alude a que no es suficiente que la persona sepa que HaShem es el Creador del mundo, sino también que lo sigue conduciendo general e individualmente, y que Su Voluntad incide sobre cada persona y persona; sobre cada miembro y miembro de la persona. Por eso está escrito: "...Rey dentro de ustedes". Mediante la Mitzvá de Bicurim, el Iehudí siente que HaShem reina dentro de sí, y esa inquebrantable Ernuná le permite servirlo de todo corazón...
(Darké Musar - Ki Tabó)





AL QUE HACA EL BIEN,
HASHEM LE HACE BIEN

En Nuestra Perashá figura una serie de bendiciones hacia el Pueblo de Israel. Inmediatamente después de estas bendiciones, dice el Pasuk.. "Y llegarán a ti todas las bendiciones éstas, y te perseguirán" (Debarim XXVIII 2). Rabenu Bajyé explica que cuando la persona lo merezca, no tendrá que ir a la búsqueda de las bendiciones, sino que éstas perseguirán a la persona.
En relación a esta expresión de la Torá, de que las bendiciones "persiguen" a la persona, relataremos el siguiente suceso:
Ocurrió en los días de la Gran Asamblea Judía a principios de siglo, en Viena, ciudad donde los más grandes Rabinos se dieron cita para participar en este importante evento. Entre ellos figuraba el más reconocido: El Jafetz Jaim, quien a pesar de su edad no se privó de asistir.
Uno de esos días, llega a la casa donde estaba alojado el Jafetz Jaim un importante dirigente comunitario de una lejana ciudad. Lo recibe el dueño de casa, y el hombre manifiesta su deseo de celebrar un encuentro con el Jafetz Jaim, pues necesitaba hacerle una consulta de suma trascendencia. El dueño de casa le dice que el Jafetz Jaim está terminando de comer, y le pide que lo espere sentado al lado de su mesa.
El hombre se acomoda donde se lo indicaron, y se queda observando al Jafetz Jaim, con la esperanza de que después de Bircat Hamazón (la Bendición Posterior a las Comidas), lo entrevis­tará.
El Jafetz Jaim, como era su costumbre, se pone a recitar el Mizmor (Salmo de Tehilim) "HaShem, Tú eres mi Pastor. Nada temeré..." Cuando acaba de pronunciar el último Pasuk que dice: "Sin embargo, el bien y el favor me perseguirá todos los días de mi vida, y habitaré en la Casa de HaShem por muchos años", se dirige al visitante y le dice:
- Llama la atención esta expresión de David Hamélej (El Rey de Israel, autor del Tehilim). ¿Qué quiso decir con que "el favor y el bien perseguirán a la persona"? ¿Acaso cosas tan buenas persiguen? Es sabido que los que persiguen a la persona son los criminales y los ladrones. ¿Sabe usted cuál es el significado?
El hombre negó tímidamente, y entonces el Jafetz Jaim proce­dió a explicarle: -A veces sucede que la persona cree que el bien y los favores
lo persiguen. Pero no el bien y los favores que le hacen, sino los que él hace a los demás. Porque cuando la persona hace el bien, puede llegar a descuidar sus actividades normales, y el mal instinto le hace ver que ese bien que está haciendo lo está persiguiendo y perjudican­do. Por eso, viene David Hamélej y te dice: Aunque sientas que ese bien y esos favores que tú prodigas, te están persiguiendo, no abandones tu magna tarea. Sigue en ese camino y pídele a HaShem que "el bien y el favor te persiga todos los días de tu vida". Al justo, nada malo le ocurre, y al final, dirás: "Habitaré en la casa de HaShem por muchos años..."
En el instante en que el Jafetz Jaim acabó con sus palabras de Torá, se levanta el visitante y saluda al dueño de la casa dispuesto a retirarse.
El dueño de la casa lo mira sorprendido y le dice:
- No lo entiendo a usted. Hace unos minutos llegó ansioso de hablar aunque sea un rato con el Jafetz Jaim para hacerle una consulta, y ahora lo veo que quiere irse sin haber cruzado con él palabra alguna.
- Es que con lo que escuché, ya tengo la respuesta que necesitaba.
El silencio del dueño de la casa exigía una explicación, y el hombre se la dio:
-Tengo el honor de haber fundado en mi ciudad, un Talmud Torá y una Institución de Beneficencia. Desde hace muchos años vengo desempeñándome como directivo, y lo hago con mucho gusto. Última­mente, mi esposa me reclamó que ya no me estoy dedicando a mis negocios como debiera, todo por culpa de mi actividad comunitaria, y me sugirió que ceda mi lugar a otra persona. Al principio me negué, pero como su idea sonaba bastante lógica, decidimos luego que yo vaya a consultar con el Jafetz Jaim al respecto, aprovechando su estadía en Viena. Cuando escuché sus palabras, ya no necesité preguntarle nada más, porque estaba describiendo exactamente mi situación. Ahora sé que cuando la persona crea que el bien y los favores que hace lo están "persiguiendo" para perjudicarlo, no hay que dejar de hacerlo. Al contrario: debe fortalecerse aún más, y pedirle a HaShem que le dé fuerzas para seguir "en Su Casa" por muchos años, y esa ayuda del Cielo, sin dudas, vendrá. ¡Voy ahora mismo a darle la noticia a mi esposa..!

(Maasay Larnélej - Ki Tabó)



(“HAMAOR”; Tomo 2; Kolel MAOR ABRAHAM-KÉTER TORÁ; Ediciones HAMAOR-MÉXICO;

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