lunes, 12 de septiembre de 2011

Terrorismo otra vez, sobre la ciudad

El atentado múltiple en el sur de Israel constituye una fase nueva en la saga del terrorismo palestino, es una secuela de la revolución egipcia y eleva signos de pregunta sobre lo que pasará en tan solo un mes.

Por un lado, como lo dijo la líder de la oposición, Tzipi Livni, la frontera con Egipto ha dejado de ser la frontera de la paz. Por alguna misteriosa razón, Israel decidió no construir una frontera física, llámese cerca, en la frontera entre el Néguev y el Sinaí durante todos los años de “paz fría” con Egipto. Treinta años después, y con el status quo cambiado, ya es tarde. La larguísima frontera con Egipto se ha convertido en un paraíso para contrabandistas, y para “Sinaí Tours”, como llaman la Jihad Islámica y el Hamás las posibilidades ilimitadas abiertas ante sí.

Operativamente, un atentado combinado, con por lo menos quince terroristas con un estupendo entrenamiento militar, incluyendo uniformes, armas largas, cinturones explosivos, disciplina de desplazamiento y emboscada, comunicación sofisticada, y ejecución de una operación militar compleja, son la muestra de que el paradigma Hezbollah, con el knowhow iraní, han bajado hacia el sur.

Políticamente preocupa más todavía el silencio de Mahmud Abbas y Salam Fayad, presidente y primer ministro respectivamente de la Autoridad Nacional Palestina, que controlan Cisjordania. Tal como lo señala Avi Dichter, ex jefe del Shin Bet, en una columna en el sitio Ynet, la pregunta es con qué cara se presentarán ahora ante la ONU dentro de exactamente un mes, para reclamar el reconocimiento de un estado palestino normalizado, unificado políticamente y en paz con sus vecinos. Lo menos que cabría esperar es que condenaran la acción de una formación terrorista satélite de Hamás o tolerada por esta organización, y que garantizaran que sobre los responsables recaería todo el peso de la ley palestina.

Pero el moderado partido Fatah se ha llamado por ahora a silencio. Tal vez es mejor, piensan, esperar hasta que pase la tormenta. Porque lo cierto es que el atentado múltiple perpetrado entre ayer y hoy puede ser leído como un intento de Hamás por torpedear esa jugada diplomática pergeñada por Fatah, a espaldas del Hamás.

Así ha ocurrido, desde los albores del proceso de paz con los palestinos. Ante cada avance por la senda de la paz sobre la base del reconocimiento mutuo, los terroristas, en especial su vertiente fundamentalista, ha buscado torpedear la maniobra por medio de una ola de terrorismo. La primera vez fue en 1996, con la ola de atentados suicidas que acabó dándole la victoria electoral al intransigente Biniamín Netanyahu. Entonces la ola paró, o más bien amainó: Bibi garantizaba que el proceso de paz cesaría si el terrorismo actuaba a fuego lento. No importa si Bibi entendió o no la dinámica, pero ella le sirvió para adjudicarse el éxito en la lucha contra el terrorismo frente a la mano blanda de sus antecesores.

Tampoco importa ahora si el establishment israelí ve en la maniobra de septiembre en la ONU un crimen de lesa diplomacia palestina contra Israel. El Hamás la ve también con ojos negativos, como una nueva traición del Fatah contra los dictados de Allah. Pues, a no olvidarlo, la creación de “un estado palestino en las fronteras de 1967 con intercambio de territorios”, como en la fórmula oficial de Obama que tanto escandalizó a la derecha israelí, implica también el definitivo reconocimiento palestino e internacional de la existencia de Israel en todo el resto de la Tierra de Israel, lo que ellos llaman “Palestín”. Y eso, para el jihadismo fanático, es una traición al dogma teológico islámico, y su pena es la muerte.

Una contracara de esta lectura, que explicaría también la connivencia del Fatah de Mahmud Abbas, es el intento palestino de arrastrar a Israel a una nueva vuelta de violencia en Gaza, lo que proporcionaría carne de cañón, literalmente hablando, al esfuerzo diplomático palestino en la ONU. La jugada es de un cinismo monumental, pues coloca nuevamente a los propios civiles palestinos otra vez en la mira de los cañones israelíes, para que las víctimas sirvan como irrebatible argumento propagandístico en pos de una votación favorable en la Asamblea General. Hasta ahora han utilizado la técnica con sumo éxito, e Israel ha caído una y otra vez en la misma trampa mortal.

Los próximos días y semanas dirán. Pero si estas lecturas son correctas, el terrorismo y sus represalias, con vistas al 20 de septiembre en la ONU, sólo han comenzado.

El blog de Marcelo Kisilevski

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