lunes, 21 de diciembre de 2009

"No creo en choques de civilizaciones sino en un choque entre la civilización y la barbarie"


Entrevista a Pilar Rahola

La Gaceta Literaria



LiberPress- La Gaceta de Tucumán-
La reconocida periodista española critica duramente el coqueteo de Cristina Fernández de Kirchner con el chavismo y cuestiona la hipocresía y las contradicciones de la izquierda. A la vez, advierte sobre los peligros que enfrenta el mundo con un país como Irán, que está desembarcando en América latina y que está a punto de construir la bomba atómica.
Una niña abandonada el día en que nació en Siberia, enferma con neumonía, sarna y salmonelosis, fue adoptada por una mujer española con un corazón sensible que convive dentro de un mismo cuerpo con un cerebro increíblemente ágil y unas agallas hipertrofiadas. Esa mujer es Pilar Rahola, una cronista de guerra que vive acostumbrada a las amenazas, una pensadora políticamente incorregible. Es de izquierda pero anticastrista y antichavista; critica a Saramago y defiende a Israel. Un oxímoron para los cánones que se aplican habitualmente. El ganador del premio Pulitzer Andrés Oppenheimer la define como una de las periodistas más valientes del mundo. Recién llegada a Buenos Aires, este miércoles fue entrevistada por LA GACETA Literaria.

Argentina, América, la izquierda
- "A Argentina le pesa tanto el pasado, que a veces parece que habita en él, como si la realidad no fuera más que su derivada", escribió en el diario El País, de Madrid, a raíz de un viaje que hizo a nuestro país en 2007. La Argentina acaba de celebrar elecciones legislativas que han cambiado su mapa político. ¿Qué percibió durante estos días en que estuvo en Buenos Aires?

- Argentina empieza a ser mi segunda patria; me ocupa y me preocupa. Estoy tratando de tomarle el pulso a la Argentina porque creo que es el termómetro del continente. El país tiene una sociedad civil muy activa pero, a veces, parece dormida. Por momentos, la Argentina parece bipolar porque del pensamiento crítico más feroz se pasa a permitir los abusos políticos más extraordinarios. A la Argentina el pasado parece pesarle mucho, y el futuro preocuparle poco, mientras vive en un presente demasiado traumatizado. Creo que al pasado hay que recordarlo pero sin descuidar ni dejar de pensar en el presente ni en el futuro. En la actualidad, lo que percibo es que está atravesando uno de los momentos políticos más desconcertantes de los últimos años, con unos gobernantes que parecen autistas, desconectados de la gente y sus problemas. No cometen más errores porque no se entrenan y los argentinos están perdiendo la oportunidad de ser un país muy importante. No es posible que un pequeño país como Chile tenga más peso geopolítico que la Argentina, ni que tenga una presidente con el 74% de aceptación pública, que es la contratara de su vecina. La derrota en las elecciones indica que se han cometido todos los errores de manual. Cristina Kirchner, la mujer comprometida socialmente, que hablaba de cambiar el rumbo, se ha convertido en una esperanza rota.

- Julio María Sanguinetti, en una entrevista publicada en LA GACETA Literaria el domingo pasado, afirmó que la izquierda en general no es democrática. El ex presidente uruguayo prologó su último libro y dijo que usted era auténticamente de izquierda. ¿Cómo se lleva con la democracia?

- Sanguinetti tiene razón en algo fundamental: ninguna ideología se escapa de los procesos autoritarios. Una parte de la izquierda hizo creer que solamente la derecha tiene monstruos en su interior. Monstruos que iban desde Pinochet y Videla hasta Hitler. La derecha tiene monstruos pero la izquierda también los posee, y van de Castro a Pol Pot o Stalin. Me llevo bien conmigo misma porque soy una librepensadora. Y eso significa que me mantengo en mi territorio de dudas y no entro al terreno de los dogmas de fe. Cuando una ideología entra dentro de ese territorio se convierte en perversa y reaccionaria. En la derecha ocurre ese fenómeno; en la izquierda también. Lo que ocurre es que la izquierda es la que hace más ruido, en las calles, con sus pancartas y consignas. La izquierda que grita más es, generalmente, la peor: es la que suele perder el sentido común, apoyando a gobiernos totalitarios, celebrando actos terroristas como los del 11 de setiembre, convirtiéndose en una verdadera caricatura. Lo que me repugna es que en nombre de la justicia social y de la libertad, de todo lo que yo defiendo, se aclame a hombres brutales que atentan contra esos ideales. Un ejemplo de estas contradicciones es el fenómeno de Hugo Chávez y de tantos "Chavitos", como los que pueden encontrarse en la Argentina. Chávez utiliza la democracia para destruir la democracia, desmantelando minuciosamente sus instituciones, y tiene un proyecto imperial con sus aliados de Corea del Norte, Libia e Irán. Que este hombre diga que es de izquierda, me molesta. Pero que apele a la libertad, me enfada profundamente. He militado en partidos de izquierda y peleo por conceptos de la izquierda pero no salgo del campo de juego. El campo de juego es el que delimitan la Carta de Derechos Humanos, la libertad y la democracia.

- En el programa de Mirtha Legrand, en el que estuvo este martes, dijo que muchos de los grandes intelectuales de izquierda están sobredimensionados, algo que no sucede con los de derecha. ¿Por qué ocurre esto?

- Por ejemplo, Samuel Huntington habla del choque de civilizaciones y se hunde. No es recomendado en ninguna cátedra universitaria ni es tenido en cuenta en casi ningún ámbito del mundo intelectual. Y eso ocurre porque es de derecha. En cambio, los intelectuales de izquierda que dicen las mayores barbaridades son siempre impunes. Un ejemplo claro es el premio Nobel José Saramago, que escribió a favor de Stalin y en contra de la caída del muro de Berlín, que sigue defendiendo a Castro y que integró las listas del jurásico partido comunista portugués en las últimas elecciones. ¿Cómo alguien puede equivocarse tanto y tener tanto prestigio? Eso ocurre porque se sobreentiende que un intelectual de izquierda es bueno. La izquierda monopoliza el prestigio intelectual. Hay que romper el mito que asocia a la izquierda con la pureza. Hay intelectuales de derecha que han ayudado a mejorar el mundo y otros de izquierda que han contribuido a empeorarlo y viceversa. Como yo no me caso con nadie puedo juzgar con libertad.

- El mundo ha condenado, en forma casi unánime, el golpe de Honduras, aglutinando a figuras que van desde Castro y Obama hasta Chávez y Uribe. Algunas voces aisladas como la del Wall Street Journal, o la de intelectuales como Carlos Alberto Montaner desde el Washington Post, justificaron el derrocamiento y plantearon que se está juzgando la situación con pautas extemporáneas. ¿Cuál es su opinión?

- Creo que cualquier golpe de Estado debe ser condenado. El actual gobierno de Honduras tomó el peor de los caminos; se equivocó. Pero de ahí a convertir a (Manuel) Zelaya en un santo hay un abismo. Pienso que se trató de un contragolpe a quien quebraba las leyes, gobernaba de espaldas a la sociedad e intentaba convertir a su país en un satélite de Chávez. Zelaya intentó un golpe de estado "blando": el que consiste en socavar la democracia desde la democracia, replicando lo que se hace en Venezuela y en Bolivia. Lo notable de Zelaya es que violó la Constitución y ahora apela a ella para volver a su cargo. Criticó a Estados Unidos y ahora va corriendo a ver a Hillary Clinton. Forma parte de la lógica, o la contradicción, populista. Lo que yo le preguntaría a Cristina Kirchner, que viaja en el avión con Correa a denunciar el golpe, es dónde estaba antes. ¿Dónde estaba Cristina cuando Zelaya desmantelaba la libertad en Honduras? ¿Por qué se paseaba de la mano de Castro? Argentina está cada vez más cerca de Chávez y cada vez más lejos del sentido común. Lula, Bachelet, Tabaré Vázquez no viajaron. Sí Cristina, y en medio de la pandemia que vive su país.

- En un artículo publicado esta semana en el diario La Vanguardia usted denuncia un proceso colonizador del gobierno iraní y de miembros del Hezbollah en América latina, con el apoyo de Chávez y Castro. ¿En qué consiste ese "proceso" y cuán grave es?

- Chávez ha construido la "pista de aterrizaje" para Irán en Latinoamérica. Hay contratos económicos y militares entre iraníes y países del ALBA, pueblos islamizados, fábricas montadas, alta presencia de miembros del Hezbollah. Hay fuentes que indican que el 50% de la financiación de Hezbollah viene de la Triple frontera. La penetración iraní en América latina es muy preocupante. Es lo único que le falta al continente; que se plante la bandera del chiismo radical.

El peligro iraní

- ¿Cómo cree que evolucionará la situación en Irán?

- Las elecciones iraníes son una gran mentira: solamente se presentan los candidatos permitidos por el consejo de los ayatollas. Irán tiene un régimen brutal y enormemente rico. Pero también es el país que tiene la sociedad civil más organizada, capaz de quebrar al régimen, aunque eso implique muchas muertes. Irán, por su gobierno, es el país más temible del mundo islámico en Medio Oriente; pero también, por sus ciudadanos, es el que genera más esperanzas. El problema es que toda Europa está seducida con los petrodólares iraníes. ¿Por qué no convertimos a Irán en la nueva Sudáfrica? El mundo condenó el apartheid contra los negros. ¿Por qué entonces permitimos el apartheid contra las mujeres, los estudiantes y los que aman la libertad?

- ¿Cree que Obama aplica un doble standard en la situación de Irán respecto de la de Honduras?

- Pienso que Obama está tan preocupado por gustar que le dice a cada uno lo que quiere oír.

- Usted dijo que él era un populista en un artículo reciente.

- Sí, creo que tiene una tendencia al populismo. A pesar de eso, valoro sus esfuerzos por poner palabras donde antes había armas. Sin dudas ese es el camino. Pero Obama no tiene mucho tiempo. Puede hacerse el simpático unos meses más pero, a partir de diciembre, el proceso nuclear iraní no tendrá marcha atrás. Al mundo le queda muy poco tiempo para parar el surgimiento de un nuevo régimen totalitario con armas nucleares. La administración norteamericana lo sabe bien, como también que en algún momento debe plantarse, dejando de lado la política de "buenos amigos". Y no me refiero a hacer la guerra, que sería una barbaridad que no solucionaría nada. Me refiero a un boicot económico y político que haga daño al gobierno de los ayatollas. Eso es lo que pide a gritos la ciudadanía iraní: que Estados Unidos rectifique la pasividad actual.

- ¿Piensa que si EE.UU. no la rectifica, Israel bombardeará Irán?

- Hay una frase en la Biblia: "si tu enemigo dice que quiere destruirte, debes creerlo". ¿Por qué no habríamos de creerle a Irán cuando dice que hay que borrar a Israel de la faz de la Tierra? Los fundamentalistas no mienten: cumplen todas sus amenazas. Cuando Bin Laden, después del 11 de setiembre, señaló a España diciendo "ahora Al-Andaluz", era evidente que sufriríamos un atentado terrorista. Irán es un país que hizo atentados en otros países, como lo saben bien los argentinos por sufrirlo en carne propia. Cuando Hitler dijo que iba a hacer desaparecer a los judíos de Europa, había que creerle. Casi lo consigue al convertir en humo a dos tercios de los judíos europeos. Si Irán llega a tener capacidad nuclear, el mundo tendrá un riesgo enorme.

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