domingo, 4 de septiembre de 2011

Israel -y los palestinos- bajo ataque

Israel -y los palestinos- bajo ataque

Israel -y los palestinos- bajo ataque



Por Julián Schvindlerman

Comunidades - 31/8/11



Los bríos que muchos cronistas suelen poner en sus reportes de prensa para suavizar la agresión palestina contra Israel son legendarios. Pero el modo en que la última respuesta militar del ejército israelí fue retratada por varias agencias de noticias internacionales merece una distinción especial en la categoría de distorsión periodística. Un compendio de AP, Reuters, EFE y DPA publicado por un diario argentino decía así:



“Un primer ataque contra el barrio de Zeitun, en el este de la ciudad de Gaza, dejó un muerto, Mohammed Enaya, y un herido, indicó Adham Abu Salmiya, de los servicios de urgencia de Hamas, en el poder en la Franja de Gaza. Al anochecer, otro palestino, Saber Abed, de 25 años, murió en un ataque aéreo en el norte del territorio palestino, según Salmiya. La tercera víctima murió unas dos horas antes en otro ataque similar en la localidad de Bet Lahiye, cuando circulaba en una moto. Según trascendió, dos de las víctimas, entre ellas Saber Abed, eran miembros de los Comités de Resistencia Popular (CRP), un grupo radical de Gaza”.



Dado que la fuente de la noticia era el propio Hamas, es sorprendente que el dato de que “dos de las víctimas” eran terroristas haya sido incorporado al reporte en primer lugar. Al fin de cuentas, parece que Israel no ha hecho de la caza aérea de motociclistas gazatíes un deporte militar después de todo.



Ésta fue la reacción militar inicial a atentados terroristas múltiples acontecidos en Israel en un lapso breve que dejó ocho muertos y más de cuarenta heridos. Terroristas se infiltraron al país, ametrallaron a un micro de línea, lanzaron misiles antitanque contra dos automóviles privados, explotaron con una mina un jeep militar y se tirotearon con soldado israelíes. A esto se sumó fuego de mortero desde Gaza, el que se extendió por días. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas permaneció mudo. Quien habló fue la Autoridad Palestina… para reprochar a Israel. El presidente Mahmmoud Abbas pidió a la ONU que “detenga la agresión israelí” y el principal negociador palestino Saeb Erakat advirtió a las autoridades israelíes de no buscar un “pretexto para la agresión” o aplicar medidas de “castigo colectivo”. En cuanto a los atentados múltiples no provocados por acción militar israelí alguna, planeados desde un territorio autogobernado por los palestinos, perpetrados por extremistas surgidos desde una zona desocupada por Israel, ni una palabra.



Apenas días antes de estos hechos, unos diez mil palestinos fueron maltratados sin que ellos hubieran efectuado el menor ataque, sólo que por ser el malhechor un gobernante árabe el asunto no mereció gran consternación periodística, mucho menos una condena mundial importante. El fin de semana del 13-14 de agosto, Bashar al-Assad mandó tropas y buques de guerra a atacar el campamento de refugiados palestino próximo al puerto de Latakia provocando un éxodo, desaparición o muerte de unos diez mil residentes. La Autoridad Palestina exclamó que ello era “inaceptable”, la OLP dijo que eran “crímenes contra la humanidad” y los medios masivos de comunicación informaron al respecto. Pero no hubo ni punto de comparación entre la manera en que fue globalmente presentada o censurada la represión siria contra refugiados indefensos en Latakia y la respuesta defensiva israelí contra terroristas en Gaza.



Tal como cuando Kuwait y Arabia Saudita expulsaron en masa a cientos de miles de trabajadores palestinos a inicios de los años noventa en represalia por el apoyo que Yasser Arafat dio a Saddam Hussein durante la Guerra del Golfo de 1991, o como cuando cientos de palestinos resultaron muertos en los choques entre las fuerzas de Hamas y Fatah durante la toma de poder de la Franja de Gaza en el 2007 (miembros de Fatah fueron arrojados, maniatados, desde las azoteas de los edificios por hombres de Hamas), las agencias de noticias internacionales y los simpatizantes usuales de la penuria palestina estuvieron mayormente ausentes.



La doble vara moral ha retornado. No es que se hubiese marchado del todo previamente, pero con todos los líos de un mundo árabe encolerizado había decantado, momentáneamente al menos, la impresión de cierta baja en el nivel de obsesión global con las vicisitudes del conflicto palestino-israelí, y con ella surgido la tenue esperanza de que alguna proporción y sentido común finalmente emergerían. Fue apenas una ilusión. Tal como los incidentes de Latakia y Gaza han demostrado, las treguas que la prensa mundial da a Israel en la arena de la opinión pública son tan efímeras como las que Hamas da en el campo de batalla.

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