Fernando Onega
Pobre Moratinos. Tiene fama de gran persona, correcto diplomático y defendible ministro de Exteriores. Visto el nivel del Gobierno, está en la parte alta: todo ministro puede ser bueno… según con quien se le compare. Pero no hay en Europa un titular de Exteriores con más frentes abiertos. Cuando logra cerrar uno de piratas, se le abre otro secuestro. Cuando está en este, se le abre el frente marroquí. Pasó medio mandato en África, y África le reclama la otra mitad. Y no torea mal del todo, si es que esta palabra se puede usar todavía en Catalunya.
La gran noticia de su gestión durante los últimos treinta días ha sido la huelga de hambre de Aminatu Haidar, y no ha quedado bien. Su primer error ha sido dejarse llevar por la buena fe o por su sentido humanitario y permitirle la entrada en España. No
supo prever el conflicto que se le venía encima y creyó ingenuamente que a esa activista se le podía atender como refugiada. Yo lo disculpo, porque, como diría Rubalcaba, si se hubiera negado a recibirla, le acusarían de lo contrario: de negar la acogida a una luchadora de los derechos civiles perseguida por el régimen de Mohamed VI.
Menos comprensible es el error siguiente: callar durante un mes que había sido informado por su colega marroquí. Dado el momento en que lo reveló (el jueves), produjo dos impresiones a cual más funesta: o que no hubo coordinación dentro del equipo gobernante, o que ha sido presionado por las autoridades marroquíes, como parte de las condiciones impuestas para dar el pasaporte a la señora Haidar. Ambas posibilidades pueden ser falsas o forzadas, pero serán algunos de los aprietos en que le pondrá el PP.
Después hay un error de imagen, no imputable solamente a Moratinos: ¿a quién se le ocurre promover una proposición parlamentaria sobre Aminatu y el Sáhara mientras Zapatero reclama prudencia y discreción al resto de la humanidad? ¿Qué sentido de la oportunidad les orienta cuando, después de tantos años de esconder la cabeza, se invoca la autodeterminación justo cuando el problema es justamente una activista de esa misma causa?
Pero esas son anécdotas al lado del fondo de la cuestión. Lo que ha revelado el desenlace de la crisis es la escasa dimensión de la fortaleza de España. Lo mejor de la gestión de Moratinos ha sido lograr que Estados Unidos y Francia intervengan. Lo más penoso es por qué han tenido que intervenir. La clave la dio el presidente Zapatero cuando invocó los intereses nacionales. Traducido a nuestro idioma: no nos podemos permitir el lujo de incomodar a Marruecos. Dicho de forma más brusca: dependemos demasiado de las llaves que tiene Marruecos, que empiezan en Ceuta y Melilla, pasan por el control de pateras y otras formas de inmigración, y desembocan en la supuesta, pero invocada, contención del terrorismo islamista. Esas tres llaves nos condicionan tanto, y el régimen de Mohamed VI las maneja con tal habilidad, que desprendemos un inevitable aroma de dependencia. ¿O habrá que decir de sumisión?
Fuente: La Vanguardia-España
*Desde este blog le decimos al canciller Moratinos que en vez de declarar que cuando proximament España detente la presidencia de la Union Europea, se encargara como prioridad de crear un estado palestino, se preocupe y ocupe en devolver las colonias españolas en territorio africano.
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