jueves, 25 de febrero de 2010

Purím: La segunda aceptación de la Tora

Purím: La segunda aceptación de la
Torá

Hay cosas que hacemos sólo porque sentimos la obligación de hacerlas; sin embargo, cuando nos
demos cuenta que esta tarea que realizamos únicamente por obligación, es para nuestro bien y el de nuestra familia, no sólo la vamos a poner en práctica por ser un imperativo Divino sino, por una aceptación de amor.
Cuando los iehudím recibieron la Torá, por un lado está escrito que dijeron: "La haremos y la estudiaremos" y por otro lado, dice el pasuk(versículo) en Shemot 19:17:
"Y se pararon debajo del monte", ¿Por qué está escrito debajo del monte?, debería decir "junto al monte".
Sobre esto, está explicado en la Guemará Shabat 88a: "Se pararon debajo del monte", dijo Rab Abdimí, el hijo de Jamá, hijo de Jasá: Nos enseña que presionó sobre ellos el monte y les dijo: "Si van a recibir la Torá está bien, de lo contrario, allí será vuestra sepultura".
Dijo Rab Ajá, hijo de laakob: De aquí se desprende algo muy importante, que los iehudím podrían argumentar, "fuimos presionados". Explica el Maharal, que la presión que sintieron, consistió, en ver con tanta claridad la Torá, que comprendieron que debían cumplirla; explica el Rab Dessler, debido a esa presión, se sentían obligados y eso provocaba la falta de voluntad para ponerla en práctica.

La Guemará(un tomo del Talmud de Babilonia) , continúa diciendo: Rabá explicó, "Volvieron a recibirla en los días de Ajashverosh(Asuero, Rey de Babilonia) pues está escrito "Cumplieron y aceptaron", cumplieron lo ya aceptado. Cuando uno cumple por convicción, tiene voluntad.
En todas las épocas nos sentirnos a prueba de diferentes maneras.
Hoy en día, mucha gente se siente como atraída por la corrupción reinante y tienen dudas por qué camino optar. En esa época, los iehudím dudaban si aceptar la convocatoria que hizo el rey Ajashverosh, de asistir a un banquete donde no estaban obligados a comer o tomar lo que no fuera de su voluntad. Gran parte de nuestro pueblo asistió al banquete, desobedeciendo así la orden de nuestros sabios.
ía de Shushán(Ciudad amurallada de Babilonia) estaba en la incertidumbre. Fueron invitados a participar del gran banquete que ofrecía el rey Ajashverosh, no sabían qué obsequiarle.
Algunos dudaban si estaba permitido asistir por el vino y las comidas que se servirían, otros pensaban, ¿cuál es el problema?, mientras nadie nos obligue a beberlo, todo estará bien. La pregunta los perturbaba, decidieron ir a consultarle a Mordejai(Gran Rabino de esa generacion) para que les enseñe la halajá. Mordejai contestó: "Los judíos no deben asistir al banquete que ofrece el rey". Fue asombrosa la respuesta para ellos, no imaginaban que se les respondería de esta manera, La gente consideraba que este honorable rabino no conocía la psicología de los gobernantes, que él estaba abstraído en sus estudios.


¿Puede ser, que los judíos sean, el único pueblo que rechazará la invitación real'? ¡Rab, usted está poniendo en peligro a toda la comunidad!
Decían algunos iehudím, "Mordejai, es un Rab muy importante, si él dice que no debemos asistir, tendremos que cumplir lo que está escrito en la Torá", en Debarim 5:29:

"Cuidarán para hacer lo que les ordenó Hashem, su D»s, a ustedes, no se desviarán de lo que te indicarán ni a diestra ni a siniestra". Rashi en sus exégesis comenta, debes obedecer aunque te dijera que la izquierda es derecha y la derecha, izquierda.
Los iehudím tuvieron nueve años de tranquilidad. Cuando Ajashverosh encumbró a Hamán(Primer ministro de Ajashverosh), ordenó que "todos se inclinaran ante él", los iehudím averiguaron si estaba permitido por la halajá y los rabinos respondieron que no había ningún problema. Mordejai no se inclinaba ante Hamán, pese a la insistencia de los iehudím no quería inclinarse ante este Amalequita(Descendiente de Amalec).
Sucedió lo que todos temían: Hamán sentenció, con la aprobación del rey, exterminar a todos los iehudím. Mordejai les ordenó a todos que ayunasen y se arrepintiesen del pecado que habían cometido. Ellos obedecieron y sucedió el milagro de Purím.
Trasladando esto a nuestros días, supongamos que un presidente convoca a toda América a un gran banquete, quiere por supuesto, que también participen los iehudím y ante la duda le consultamos a un Gadol Hador(Gran Rabino de la generacion) y él nos indica que bajo ningún punto de vista se puede autorizar algo así. ¿Cómo reaccionaríamos?, ¿acaso no diríamos que es un cerrado, que lo único que sabe hacer es estudiar?. No entiende que con su dictamen ¡peligra el judaísmo!
El error consiste, en ponernos a la altura de los grandes jajamím, por nuestra falta de humildad y creernos que sin conocimientos podemos, igualmente, decidir lo conveniente para nuestro pueblo.
Un verdadero talmid jajam(Sabio), tiene la Torá incorporada en sus pensamientos, su opinión esta considerada como la opinión de la Torá.
¡Cuantos errores se evitarían si nos aconsejáramos con nuestro Rab!
Esta escrito en Pirke Abot:
"Haz para tí un Rab y apártate de la duda".
Vivimos en un entorno donde "todos somos iguales", ese es el punto de vista de la gente que emite opiniones no fundamentadas en la Torá.
Quien estudia la sabiduría de Hashem, sabe que a todos debemos respetar pero, no somos todos iguales. Cada uno puede opinar en lo que tiene el derecho de hablar, por haberse dedicado a indagar en el tema sobre el cual está opinando.
Son nuestros jajamím, quienes tienen que aconsejar e indicar el camino a seguir.
Tal vez, es hora que aprendamos que no todo lo que creemos correcto, lo es. Cumplamos el consejo de nuestros sabios: "Haz para ti un Rab y apártate del camino de la duda".
Sólo así, iremos por el buen camino.
info@kaalov.org.ar (

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