La organización Amnesty hizo un llamado a Israel a "poner final al sitio a Gaza". El problema radica en que la palabra "Egipto" falta. Según Amnesty, Gaza carece de salida al mundo a excepción desde Israel. La sincronización de la campaña no es casual: "La línea Mubarak" (que sigue y se localiza en la frontera Gaza-Egipto), constituye una excelente oportunidad para endilgar, otra vez, la responsabilidad por todas las carencias de la población de Gaza a Israel.
¿Acaso tiene Israel una política sobre aquello que acontece en Gaza? La política toma en cuenta los intereses de largo plazo del estado, incluido su imagen en el mundo. Hace cinco años, Israel desalojó a sus ciudadanos y a su ejército, dejando a los pobladores de Gaza una infraestructura económica y agrícola desarrollada. Desde la Desconexión, la "política israelí" hacia Gaza quedó representada en una serie de decisiones simbólicas y ocasionales, contradictorias en gran parte. La falta de decisión - sobre la posición de Israel en Gaza- se expresa en la ausencia de respuesta a la simple pregunta: ¿Es Israel la "fuerza ocupante" en la Franja? La ausencia de una política clara permitió al Juez Goldstone endilgarle a Israel la responsabilidad, como "fuerza ocupante", de atender las carencias de los habitantes de la Franja. En contraposición a Israel, Egipto conduce una política clara, que lenta - pero consecuentemente- la lleva hacia la obtención de sus objetivos.
"La línea Mubarak" no está destinada a servir a los intereses de Israel ni a evitar el tráfico de misiles hacia Gaza, tal como lo explicó a los turcos (que se quejaron por las dificultades en el traslado de ayuda a Gaza, a través de Egipto) el embajador egipcio Al Hadidi: "Nuestro objetivo es impedir la desconexión de Gaza de Cisjordania. Gaza debe permanecer en la condición de territorio ocupado por Israel y, desde ahí, debe llegar la ayuda humanitaria; no desde Egipto. El reconocimiento de Gaza, como entidad independiente, golpeará la unidad palestina y reducirá el tema palestino del orden del día mundial".
El embajador egipcio sabe bien de qué habla: Cuando hace dos semanas fue bloqueada la "caravana de suministro" de la izquierda mundial en camino hacia Gaza, la cuestión no generó notas de ira en los medios del mundo a pesar de la protesta mundial, interrumpida, por el modo en el que Israel impone el "sitio". Las diferencias de opinión - entre los gobiernos de Egipto y Hamas- es un tema interno árabe. Uno entre decenas de conflictos locales que no son parte de la agenda de los medios mundiales y eso es lo que teme Egipto: que las diferencias entre el gobierno de Hamas en Gaza y el gobierno de Fatah en Cisjordania permita a Israel endilgar a Egipto la responsabilidad por la suerte de Gaza ya que, si los egipcios revisaran con profundidad, descubrirían que el tema de la Desconexión civil de Gaza fue relegado al margen y no fue llevado a la agenda del día de su gobierno.
Arroz sí, pasta no
Si bien Israel está orgulloso que, la magnitud de ayuda a Gaza, aumentó; en los medios mundiales e, incluso, en el Senado norteamericano se quejan por la decisión de permitir la entrada de arroz e impedir el traslado de pasta a Gaza. Así, la prensa mundial, tiene algo sobre qué escribir en cuanto al "sitio israelí".
En respuesta a la crítica, Israel abre ahora los pasos a la exportación de frutillas de Gaza (importación que aportará dividendos al gobierno de Hamas). Al mismo tiempo, intereses económicos israelíes continúan ganando algunos shekalim por la venta de manzanas y combustible al mercado de Gaza.
Mubarak y Abu Gheit pueden restar una preocupación de sus corazones: la política de Israel se ubica en el intento de imaginar que somos el "gran hermano" de Gaza, "mostrar a Hamas" y al mundo entero que todavía la controlamos a pesar que, en esa declaración, "me parece" no hay ningún interés político para Israel.
Por ese motivo, Israel continúa ocupándose "sobre los impuestos" conjuntos (Gaza y el Banco de Israel), pero se preocupa por evitar la caída de los bancos en el Hamastán.
Hamas, movimiento hermano de los Hermanos Musulmanes
El trazado de la "Línea Mubarak" está destinada a servir a otro interés adicional: en su interior, el presidente sabe cómo controlar a los Hermanos Musulmanes (Amnesty no se concentra en la pregunta referida a cómo trata Egipto a la oposición interna), pero no a Hamas en Gaza. Por eso, Egipto pone en funcionamiento un control desde el exterior.
La línea Mubarak pone en sus manos el uso del método del palo y la zanahoria, a través del control en la cantidad de tráfico. Cuando la política de Hamas no le gusta a Egipto, de inmediato, la policía egipcia conduce operativos de secuestro de mercadería y, el público de Gaza, entra en pánico. La presión pasa solo cuando Hamas entiende la señal. Se encolumna de acuerdo a la política egipcia y, entonces, se le abre una parte del tráfico.
De un modo parecido, el régimen egipcio actúa hacia la apertura del Cruce de Rafiah: con la excusa que, en el cruce, pueden establecerse las fuerzas del "Presidente Abu Mazen", Egipto se niega - desde hace tres años- a abrirlo. Por eso están los que extienden su dedo acusador hacia Israel. Pero, para controlar la Franja, los egipcios abren el cruce "por única vez" algunas veces a la semana. La consecuencia es que, miles de pobladores de Gaza, pasan por allí cada mes, pero solo cuando Egipto lo coordina - "de modo excepcional"- con el Ministerio del Interior de Hamas y permite el paso: o sea, a su voluntad, el cruce se abre y, a su voluntad, se cierra.
¿Cómo llaman en el idioma de Amnesty a ese fenómeno que se reitera cada semana desde hace 36 meses?
"El sitio israelí a Gaza".
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