Jana Beris
Para LA NACiON
JERUSALEN.- Es uno de los grandes símbolos de Israel, parte importante de su imagen en el exterior y elemento crucial en la vida de su sociedad. El kibutz -que deriva de kvutzá , que en hebreo significa "grupo"- festeja su primer centenario.
"El kibutz fue la mayor experiencia de la sociedad humana en el siglo XX, no sólo en Israel, de cómo permitir que la gente viva en igualdad", dijo a LA NACION Shlomo Bargil, historiador y educador, que llegó desde Uruguay en 1957 y vive, desde entonces, en el kibutz Ramot Menashe.
"El éxito fue tremendo porque fue el único socialismo aplicado en el mundo por plena voluntad. Fue la contribución más grande de Israel a Occidente, por ser una sociedad que se creó y vivió en igualdad y ayuda mutua", opinó Bargil.
Los puntos clave en el kibutz son la ayuda mutua, la vida en comunidad, la administración democrática y la responsabilidad, así como la propiedad conjunta de los medios de producción y consumo. Eso se mantiene también hoy, a pesar de los cambios estructurales que hubo.
Ezra Rabin tiene 83 años y es uno de los israelíes de origen argentino que está radicado en el país desde 1949 y fundó el kibutz Gaash. "En el kibutz se aplicó la teoría sobre cómo tiene que ser el sistema de vida en una comunidad solidaria que trata de crear una sociedad más justa y equitativa, no exenta de problemas, pero diferente de la sociedad que existía", resumió Rabin.
En todo este emprendimiento, los latinoamericanos tuvieron un papel importante y, entre ellos, los argentinos fueron el grupo más numeroso.
Según Batia Siebzehner, socióloga de la Universidad Hebrea de Jerusalén, entre un 8 y 10% de todos los inmigrantes latinoamericanos en Israel, desde los años 40, se instalaron en algún kibutz. "Hasta fines de los años 80, cerca de 10.000 latinoamericanos llegaron a los kibutz", explicó. "Luego no hubo grandes grupos organizados, sino instalaciones individuales", dijo. La socióloga estimó que hoy debe haber unos 4000 argentinos dispersos en 120 kibutz.
El primer kibutz fue establecido en 1910, en Degania, sobre las orillas del lago Kinneret, en el mar de Galilea. Desde entonces se crearon 273 kibutzim en todo Israel.
Los kibutz se consideraron desde el comienzo la vanguardia del trabajo en Israel y cumplieron, antes de la creación del Estado, roles de orden nacional como la capacitación de inmigrantes, el aporte a la seguridad nacional y la educación.
Privatización y cambio
Pero la crisis económica de los 80 desencadenó una revolución. "Si no hacíamos cambios, corríamos el riesgo de desaparecer -explicó Aviv Leshem, vocero del Movimiento Kibutziano-. La economía de muchos se estaba desmoronando y fue inevitable comenzar un proceso de privatización".
El igualitarismo absoluto desapareció de la mayoría de los kibutz. De los 273 existentes, 188 adoptaron el "nuevo modelo", que incluye salario diferencial según el trabajo de cada uno. Además, servicios que antes todos los miembros recibían sin pagar fueron privatizados. Otro paso fue permitir la propiedad privada, como la compra de un auto particular, antes impensable. Las casas no son todas iguales, ya que cada uno tiene derecho a hacer lo que desee con su sueldo.
Por eso hoy hay tres tipos de kibutz. En el 72% se aplica el modelo "renovado", que incluye salario diferencial, en el 25% hay "kibutz comunitario" -que mantiene la igualdad plena y casi total colectivismo- y en el resto hay un sistema combinado.
Pero en todos se mantiene vigente el principio de la mutua responsabilidad, que garantiza un mínimo decoroso de ingreso también para aquellos miembros que no pueden trabajar. Leshem aseguró que "aún con los sueldos no igualitarios las diferencias son mucho menores que en la sociedad de afuera".
Para muchos hoy hay una búsqueda de un nuevo equilibrio. "El kibutz tiene que mostrar que no es un laboratorio sino que puede funcionar en condiciones normales de mercado competitivo y de sociedad abierta", afirmó Dov Avital, hasta hace muy poco mazkir (secretario) del kibutz Metzer.
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