jueves, 19 de agosto de 2010

Una reinvención del klezmer‏


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Una reinvención del klezmer
11/08/10

Crítica Alef Bet Lerner-Moguilevsky dan su particular versión de la música judía.


PorFederico Monjeau


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RICA INSTRUMENTACION UNA “COMUNIDAD ORQUESTAL” A BASE DE CLARINETES, CLARÓN, FLAUTA CONTRALTO, ACORDEÓN, PIANO, ARMÓNICA Y PERCUSIÓN. SORPRENDEN LA VOZ Y EL SILBIDO DE MOGUILEVSKY.
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DiscosE el nuevo disco de Marcelo Moguilevsky y César Lerner, Alef Bet , parece en cierta forma más fuertemente ligado a la tradición del klezmer que otros trabajos anteriores, no sólo por la proporción de temas tradicionales que aquí se incluyen ( Zhok , Gipsy Hora , Khosidl y La Serena ), sino también por algunas composiciones propias como Cohen (Lerner) o Beth (Moguilevsky), sobre formas rítmicas muy apoyadas y más bien simples, como es propio de la tradición musical judía.

Podría hablarse tal vez de un klezmer menos “en el aire” respecto de otro disco del dúo como Shtil - para citar el ejemplo que viene más rápidamente a la cabeza-, pero no por ello menos sorprendente y original. Es evidente que, para Lerner y Moguilevsky, el klezmer no es una etiqueta más o menos oportuna, sino el punto de partida de un auténtico viaje musical; pero en este caso tiene más la forma de un viaje para adentro. Todo lo que se oye está intensamente mediado por el klezmer; uno casi imagina escenas, interiores, coreografías, aunque es cierto que esos interiores se vislumbran por momentos como algo bastante oscuro y desolado: no hay el menor atisbo de una celebración familiar y bullanguera en este disco.

Es un klezmer “cerrado”, unificado, pero no en el sentido de una tradición estilística sino de una forma instrumental muy homogénea y equilibrada: clarinetes, clarón, flauta contralto, acordeón, piano y armónica, además de una percusión acotadísima a dos temas, de la voz de Moguilvesky (también en dos temas: La Serena y la bellísima Libe , sobre un texto en yiddish de Eliahu Toker), y del instrumento tal vez más maravilloso de todo el disco: el silbido de Moguilevsky.

El silbido de Moguilevsky es una especie de metáfora del concepto instrumental de todo el disco, en el sentido de la intimidad de la orquestación general. No es un klezmer arreglado, revestido, sino un klezmer reinventado nota a nota; y una de las razones por las cuales esta música tan mediada por las convenciones del género nos resulta al mismo tiempo tan renovada y necesaria, es su extraordinario efecto de precisión instrumental: sólo podrían ser esos sonidos y no otros.

Tal vez no haya un ejemplo más hermoso y conmovedor de la perfecta y rarísima comunidad orquestal que forman Marcelo Moguilevsky y César Lerner que la última pieza de este álbum, Part of Me , compuesta por la dupla y tocada en piano a cuatro manos, junto con el clarinete bajo y ese virtuosísimo silbido que las teclas doblan con una feliz y desarmante sencillez.
Clarin.com

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