martes, 11 de enero de 2011

CASTIGUEN A LOS ABUSADORES DE DERECHOS HUMANOS DE IRAN

Emanuele Ottolenghi



En septiembre la administración Obama sancionó a ocho funcionarios iraníes por su rol en la reciente ola de represión dentro del país. Mientras tanto, la Unión Europea todavía está discutiendo las sanciones de derechos humanos - pero nada ha visto la luz del día todavía.
Rectificar esta situación debe ser central en la cooperación transatlántica, y no sólo porque Europa y los EE.UU., como sociedades abiertas, deben poner los principios antes que la conveniencia cuando se trata de derechos humanos. Igualmente importante es que en el enfrentamiento con Irán por su programa de armas nucleares, Occidente sólo puede ganar socavando la legitimidad del régimen.
Si las democracias occidentales fueran a apuntar a la República Islámica por sus abusos de derechos humanos, fomentaran la oposición interna del país, y hablaran directamente al pueblo iraní sobre las cabezas de sus opresores, causarían un daño significativo a Teherán. Esto es particularmente importante ya que en el actual clima internacional más sanciones de Naciones Unidas son poco probables.
Una prioridad para los responsables políticos deben aumentar los recursos para la difusión de la información libre en Irán y para ayudar a iraníes comunes y corrientes organizar contra el régimen. Una alta prioridad para los politicos sería incrementar los recursos para la diseminación de información libre dentro de Iran y ayudar a los iraníes comunes a organizarse contra el régimen. Una forma de hacerlo sería que los países de la UE reforzaran sus propios servicios de difusión persa, como los de la BBC y Deutsche Welle, y contrarresten los esfuerzos del régimen por arruinar las transmisiones por satélite y censurar Internet. Una estrategia eficaz de baja tecnología sería impulsar la radiodifusión de onda corta. Teherán tendría que confiscar todas las radios de transistores en el país para impedir que las noticias no censuradas lleguen a los hogares iraníes.
Pero el apoyo de nuestros gobiernos para la transmisión de radio, televisión e Internet no debe parar en el financiamiento. Los líderes del mundo libre deben ingresar ellos mismos en las ondas de radio y empezar a explicar las políticas occidentales al tiempo que condenan los abusos de derechos humanos del régimen. Imaginen el impacto en las calles y bazares de Teheran y más allá si David Cameron o Angela Merkel hablan directamente al pueblo iraní y expresan su apoyo a la libertad y la democracia en Iran.
Además, EEUU y la Union Europea deben ir trás los incondicionales del regimen, prohibirles viajar a Occidente, y congelar sus bienes. Los ocho nombres en la actualidad en la lista de EE.UU. podrían fácilmente convertirse en 800 o más si Washington y Bruselas fuesen realmente tras todos los carceleros, torturadores y asesinos del régimen. Una vez que los jueces y fiscales de los juicios políticos sean incluídos, los jefes de centros de detención de presos políticos se sumen, los comandantes locales de la Guardia Revolucionaria y los Basij se cuenten, y funcionarios de inteligencia y del ministerio del Interior sean tenidos en cuenta, el régimen estará encallado en casa. Lo menos que los gobiernos amantes de la libertad pueden hacer es comenzar a derrumbar los privilegios de los funcionarios con sangre en sus manos, quienes todavía pueden viajar hacia Occidente para compras, entretenimiento y educación.
Mientras van detrás de los peores abusadores de derechos humanos de Irán, las democracias occidentales también deberían dar voz a sus víctimas. Cada día, el régimen arroja a iraníes inocentes en la cárcel o los ejecuta a causa de sus opiniones, religión o estilo de vida. Sus nombres, su difícil situación y su destino no debería pasar sin al menos una palabra de condena de los que representan, en nuestras democracias, la voz del pueblo.
Tengamos, todos los días, a un miembro del Congreso estadounidense o del Parlamento europeo gastando sólo 30 segundos contando la historia de un disidente iraní, o una víctima de la represión de Irán, y abogando por su libertad. Su sufrimiento y su lucha se convertirían en un recordatorio diario para el mundo libre de lo que está en juego, y sería una fuente constante de humillación para sus opresores.
Durante demasiado tiempo, las democracias occidentales han hablado con el régimen como si representara legítimamente al pueblo iraní, y como si el sufrimiento de esa gente no nos importara. Ha llegado el momento de dar voz al pueblo de Irán y de prometerles que sus derechos humanos serán nuestra causa también.

El Sr. Ottolenghi es un investigador senior de la Fundación para la Defensa de las Democracias y el autor de "Irán: La crisis en Ciernes" (Profile Books 2010).
Fuente: The Wall Street Journal- Este artículo de opinión fue traducido por Marcela Lubczanski especialmente para el blog de OSA Filial Córdoba.

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