George Will
Fue una célebre victoria de la diplomacia cuando, en 1991 en Madrid, israelíes y palestinos, puestos de acuerdo por Estados Unidos, participaron en negociaciones directas. Casi una generación más tarde, el criterio estadounidense parece haber logrado disuadir a los palestinos de su reciente insistencia en mantener "conversaciones indirectas" - en las que se han dirigido a los israelíes a través de intermediarios estadounidenses - en favor de las negociaciones directas. ¿Pero sobre qué?
Las habladurías acerca de un "estado binacional" han desaparecido hace mucho tiempo. Hasta dejando a un lado el reciente destino de los estados multinacionales -- por ejemplo la antigua Unión Soviética, la antigua Yugoslavia, la antigua Checoslovaquia -- el binacionalismo es imposible si Israel va a seguir siendo el estado judío del pueblo judío. Ningún electorado israelí significativo discrepa con el Primer Ministro Binyamin Netanyahu: "el problema del refugiado palestino se resolverá fuera de las fronteras de Israel".
Los discursos de una "solución de dos estados" son socialmente obligados. Ello también es delirante, habida cuenta de dos corrosivas experiencias recientes.
El único sitio para un estado palestino es la Margen Occidental, que Israel ha ocupado -- legalmente según el derecho internacional -- desde que repelió la agresión emprendida desde allí en 1967. La Margen Occidental sigue siendo una porción del Mandato de Palestina sin fronteras establecidas, la disposición final de la cual ha de cerrarse a través de las negociaciones. Pero con franqueza constructiva - por lo realista sin contemplaciones - Michael Oren, embajador de Israel en Estados Unidos, aparcaba la ambigüedad diplomática:
"No hay ningún liderazgo israelí que parezca dispuesto o capaz de expulsar a 100.000 israelíes de sus casas de Cisjordania -- el mínimo imprescindible para despejar el terreno a un estado palestino viable hasta con la anexión por parte de Israel de sus tres principales bloques de asentamientos. (Esos bloques en la práctica hacen las veces de suburbios de Jerusalén). La evacuación de apenas 8.100 israelíes de Gaza en 2005 exigió 55.000 efectivos regulares de las IDF (Fuerzas de Defensa de Israel) -- la mayor operación militar israelí desde la guerra de Yom Kippur en 1973 -- y fue fuertemente traumática".
Se desmantelaron 21 asentamientos israelíes; hasta los cadáveres de los israelíes enterrados en Gaza fueron exhumados. Tras unas elecciones acusadamente irregulares en 2006 alentadas por Estados Unidos, se produjo en 2007 esencialmente un golpe de estado en Gaza por parte de la organización terrorista Hamás. De forma que ahora Israel tiene en su frontera occidental, a 44 millas de Tel Aviv, una entidad dedicada a la destrucción de Israel, colaboradora de Irán y poseedora de un enorme arsenal de proyectiles balísticos.
Los ataques con proyectiles lanzados desde Gaza se incrementaron de forma dramática después de que Israel se retirara. ¿Cifra de resoluciones de las Naciones Unidas que condenan esto? Cero. El precedente más reciente que existe de ese bombardeo fueron los ataques con proyectiles Nazis sobre Londres, que fueron respondidos mediante la destrucción de Hamburgo y Dresden, entre otras ciudades germanas. Cuando Israel tomó represalias contra Hamás, la "comunidad internacional" se mostró teatralmente consternada.
Un alto funcionario del gabinete -- Moshe Yaalón, ministro de asuntos estratégicos y probable primer ministro futuro -- dice que "nuestras retiradas reforzaron al islam yihadista", añadiendo, "Nosotros tenemos la segunda república islámica de Oriente Medio -- la primera en Irán, la segunda en Gaza: Hamastán".
Las retiradas de Israel incluyen la que consolidó al satélite iraní ubicado en la frontera norte de Israel, al sur del Líbano. Desde la guerra de 2006 provocada por el incesante bombardeo de mortero del norte de Israel por parte de Hezbolá, Hezbolá se ha rearmado y dispone de hasta 60.000 misiles. Hoy, dice Netanyahu, el problema de Israel no es tanto la frontera Israel-Líbano como la frontera Líbano-Siria: Hezbolá ha recibido de Siria -- que los recibe de Irán -- misiles Scud capaces de golpear Jerusalén y Tel Aviv. Un líder de Hezbolá dice, "Si todos los judíos se concentran en Israel, nos ahorrarán el problemón de darles caza en todo el mundo".
Dado que más de un millón de inmigrantes han desembarcado procedentes de la antigua Unión Soviética, la sexta parte de los israelíes habla hoy ruso. Israel tiene prensa en ruso y canales de televisión en ruso. Los israelíes de origen ruso son en gran medida responsables de que Avigdor Lieberman sea ministro de exteriores. Yoram Peri, profesor de estudios israelíes de la Universidad de Maryland, dice que estos inmigrantes "no entienden que un estado que es posible cruzar en media hora de coche vaya a estar dispuesto o a hablar al menos de ceder territorios a sus enemigos aparentemente perpetuos". Estos inmigrantes saben que la ventaja estratégica de Rusia -- el tamaño -- derrotó a Napoleón y a Hitler.
Netanyahu, que no es el miembro más conservador de la coalición del gobierno que encabeza, apoya una solución de dos estados pero dice que cualquier estado palestino cisjordano tiene que ser desmilitarizado y debe impedirse que alcance acuerdos con Hezbolá e Irán y similares. Para impedir la importación de misiles entre otro armamento, Israel necesitaría, dice Netanyahu, una presencia militar en la frontera oriental de Cisjordania con Jordania. De lo contrario, habrá una tercera república islámica, y la segunda contigua a Israel.
De forma que, una vez más: ¿Negociaciones de qué? ¿Y con quiénes?
Fuente: The Washington Post
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