Mensaje del Rab Isaac Ruben Yacar‏

El Gran Dirigente

Cuando Moshé Rabenu subió a recibir la Torá, los hijos de Israel hicieron el becerro de oro. El Satán confundió al Pueblo de Israel, mostrando la cama de Moshé Rabenu y ellos pensaron que había fallecido, por eso hicieron el becerro. Cuando Moshé Rabenu desciende, ve al pueblo festejar. Ellos tendrían que haber estado de duelo, llorar y lamentarse por la muerte de su conductor y rabino y no alegrarse con danzas e instrumentos musicales. En el momento que Hashem le dice a Moshé: dejame, los exterminaré en un instante “Y ahora dejame que encienda MI ira, los consumiré y hare de ti una gran nación” (Shemot 32:10).
Moshé tendría que haber estado de acuerdo, ya que no se comportaron como un pueblo correcto y educado que festeja la muerte de su conductor y dirigente. Con todo esto Moshé cedió su honor, y rezó por el pueblo y divulgó “Que mueran mil como Moshé y no se toque ni una uña del pueblo de Israel”.

Acá vemos el ejemplo de la responsabilidad y la entrega total del conductor de Israel por sus dirigidos. La preocupación de los grandes rabinos y dirigentes es por todo el pueblo de Israel con una anulación hacia sí mismos, por el amor a cada uno de los integrantes del pueblo de Israel, como un padre a su hijo. Solo un padre puede dar todo lo que tiene, inclusive dar la vida por su hijo. El padre y solo él siente en forma más cercana lo que le falta a su hijo. Así son nuestros conductores verdaderos.
Cuando Eliahu Ha Navi se elevó hacia el cielo, su alumno Elisha, exclamó: “Mi padre, mi padre, carruaje de Israel y jinete”. De acá aprendemos de la misma forma que los alumnos se llaman hijos, el Rab se llama padre. La relación entre Talmide Jajamim, dirigentes de la generación, e Israel, es la relación de padres a hijos.

Moshé Rabenu fue el dirigente espiritual más importante que tuvimos, es el ejemplo que tenemos que imitar. Y QUE NUNCA SE TOQUE NI UNA UÑA DEL PUEBLO DE ISRAEL.




SHABAT SHALOM