domingo, 4 de octubre de 2009

Ahmadinejad en la ONU, otra vez

Ahmadinejad en la ONU, otra vez

Julián Schvindlerman
Analista político internacional
GUYSEN INTERNATIONAL NEWS (FRANCIA) - 22/9/09

La presencia del dictador de Teherán en el recinto de las Naciones Unidas no será otra cosa sino la más reciente expresión del zigzag occidental en su actitud ante Irán. Tres instancias previas dan cuenta de ello.
Ahamadinejad en la Universidad de Columbia. La controversial invitación que extendiera la Universidad de Columbia al líder iraní en septiembre del 2007 echó luz sobre la ambivalencia occidental hacia el régimen ayatollah. La universidad defendió su decisión de invitar al presidente de un país enemigo que niega el Holocausto, llama abiertamente a la destrucción de Israel, promueve terrorismo regional e internacionalmente, desarrolla un programa nuclear ilegal, reprime domésticamente a su propio pueblo, y que incluso encarceló a un graduado de la propia Universidad de Columbia, apelando a los “poderes del diálogo y la razón” y a la “libertad de expresión como un valor central de nuestra sociedad”. El presidente iraní empleó la ocasión para afirmar que el Holocausto era una teoría histórica, no un hecho factual. En un discurso repleto de referencias coránicas afirmó que Irán era amistoso con el pueblo judío y negó que hubiera homosexuales en su patria. Lo más grave del incidente fue la afirmación implícita de la universidad, que, al invitar a un incitador al aniquilamiento de Israel, ha involuntariamente anunciado que apoyar u oponerse al genocidio contra el pueblo judío es un tópico legítimo de debate, tal como ha observado Caroline Glick del Jerusalem Post.
Una orquesta alemana en Teherán. Cuando la Orquesta Sinfónica de Osnabruck tocó la Obertura Leonore de Beethoven, el Concierto No. 3 de Elgar, y la Cuarta Sinfonía de Brahms a fines de agosto del 2008 en Teherán, sus músicos quebraron un tabú impuesto por los revolucionarios khomeinistas y llevaron música clásica occidental -por primera vez en 28 años, aparentemente- a la tierra en la que los ayatollhas la habían declarado ilegal. Mahmoud Ahmadinejad no asistió al concierto, pero sí lo hicieron 900 selectos invitados entre los cuáles se encontraba el Ministro de Cultura y hubo una excitada recepción popular De integración cultural o intercambio musical ciertamente no se trató: el servicio secreto impidió a los músicos iraníes entablar contacto con ninguno de sus sesenta pares alemanes. En momentos en que en el recinto de las Naciones Unidas se estudiaban nuevas sanciones y la imposición de embargos militares contra Irán, músicos alemanes fueron a maquillar políticamente a Teherán y a camuflar la imagen internacional de un estado hostil detrás de la cortina de un acontecimiento cultural.
Ahmadinejad en Ginebra. En abril de 2009, Mahmoud Ahmadinejad asistió a la sede de la ONU en Ginebra para dar un discurso en el marco de la Conferencia Mundial de la ONU contra el Racismo, la Discriminación Racial, la Xenofobia e Intolerancia Relacionada. El espectáculo de un tirano racista negador del Holocausto dando un discurso en el marco de una cumbre de la ONU contra el racismo marcó un precedente memorable. Este evento dividió a los países del mundo en dos categorías: aquellos que decidieron boicotearlo y aquellos que decidieron participar del mismo. En el primer grupo se destacó Canadá, la primera nación en hacer pública su no-participación. Le siguieron Israel, y después, Estados Unidos. Se sumaron Italia, Polonia, Australia, Nueva Zelanda, y Alemania. La República Checa se retiró de toda la conferencia luego del discurso del líder iraní. Entre quienes permanecieron en la conferencia quedaron subdivididos en dos grupos a su vez: aquellas naciones que se retiraron de la sala ante la diatriba de Ahmadinejad, y aquellas que optaron por quedarse en el recinto. Muchos países europeos pertenecen al primer subgrupo; las naciones latinoamericanas, africanas, árabes y musulmanas -junto con el Vaticano- se encontraron en el segundo.
Ante la ausencia de una actitud internacional más decidida, debemos prepararnos para nuevos espectáculos discursivos del líder iraní en ciudades del mundo libre.

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